RIVER-BOCA, NEGOCIO OFFSHORE DEL PRESIDENTE OFFSHORE DE LA ARGENTINA
OFFSHORE
JORGE FONSECA | @JORGEFONSECAUCM
Profesor de Economía Internacional
en la UCM y miembro
del Consejo Científico de ATTAC
Por los Panama
papers se supo que el presidente argentino Mauricio Macri era titular de
sociedades offshore, sociedades
domiciliadas en el exterior, normalmente
paraísos fiscales con el fin de evadir impuestos en el país de origen
del patrimonio. El ministro de Hacienda, Dujovne, enmudeció en Madrid ante la
pregunta de cómo esperaba que los inversores extranjeros confiaran en Argentina
si él y otros miembros del gobierno no confiaban en ella pues tenían más de la
mitad de su patrimonio en cuentas offshore en el exterior. Otro ministro llegó a justificarlas “porque
Argentina no es un país confiable”. Lo
dijo sin sonrojarse y obviando que gobiernan desde 2015, por lo que son
responsables de la falta de fiabilidad en el exterior.
Si cualquier
europeo consideraría aberrante que la final de la Champions europea se jugase
en América Latina o cualquier lugar fuera de Europa, el que la final de la Copa
Libertadores de América (liga de campeones de América) se juegue en Madrid, la
antigua metrópoli colonial contra la que lucharon por la independencia esos
libertadores, resulta simplemente esperpéntico, y para muchos latinoamericanos vergonzoso. El
pretexto usado ha sido el de seguridad, a causa
de que hinchas de River exaltados –el único detenido fue desvinculado de
la hinchada ultra- arrojaron piedras sobre el bus que transportaba a los
jugadores de Boca. Curiosamente el autocar había sido dirigido por la policía
del gobierno macrista de Buenos Aires hacia el lugar que estaban los hinchas de
River, incluidos barrasbravas (ultras). Los disparos de botes de gases y balas
de goma de la policía provocaron más daños personales que las piedras, pero
éstas sirvieron de excusa para quitarle a River la ventaja de campo e hinchada
(la visitante estaba prohibida para evitar enfrentamientos) en el decisivo
partido de vuelta (el de ida en cancha de Boca resultó empate a un gol).
Negocios de fútbol
y servicios públicos privatizados
La importancia del
negocio en juego –ser campeón de América implica ingentes ingresos posteriores
en la copa Intercontinental, derechos publicitarios y otros-, la
responsabilidad policial en el incidente, el hecho que Macri sea el auténtico
capo de Boca –fue presidente del club
durante 13 años y promovió al presidente actual-, y que el partido se juegue
finalmente en el estadio del Real Madrid con presencia también de hinchas de
Boca, generó la suspicacia que la
agresión hubiese sido organizada con el propósito de eliminar la legítima
ventaja de campo e hinchada que tenía River. Algunos –con mucha ironía- tampoco
descartan como objetivo posible que el gobierno quisiera evitar el bochorno que
supondría para el presidente Mauricio Macri la difusión mundial por televisión
de un estadio completo cantando el que es el hit del año en todos los estadios
argentinos (el insulto materno clásico expresado en el acrónimo MMLPQTP).
Pero hay quienes se
preguntan si detrás de este acuerdo, no
hay un negocio offshore en el que el patrimonio argentino se ha sacado del país
y se le ha dado un domicilio de conveniencia en Madrid, para beneficio de
intereses privados de dirigencias de todos los clubes implicados a costa de los
intereses de los ciudadanos argentinos y españoles. Patrimonio argentino por
una parte de carácter simbólico: la identificación popular con unos colores que
–más allá de su instrumentalización alienante por el poder- forman parte de
identidades colectivas. Les ha sido hurtado a sus legítimos dueños, el pueblo
llano, no solo privado de presenciar el partido en directo, sino también de
vivir la pasión de forma colectiva, y, en muchos casos de entonar el hit
popular del año que hubiera sonado hasta en el último rincón de Buenos Aires y
buena parte de Argentina. Al Bernabéu solo vinieron desde Argentina los hinchas
muy ricos que pueden gastarse miles de euros un fin de semana o los
barrasbravas financiados por los mismos dirigentes de los clubes, que también
viajaron con gastos pagados en hoteles de lujo.
Pero no solo
patrimonio simbólico es lo que fluye de Argentina a España, también el
económico financiero. Económico, por lo que supone para los socios que
sostienen los clubes y la pérdida de
ingresos para multitud de negocios y vendedores que viven del consumo generado
en torno a los partidos de fútbol. Por no hablar de las pérdidas de ingresos
del Estado, aunque éste se ahorra los gastos del despliegue policial que
generan los partidos. Beneficios y pérdidas que son trasladados a Madrid: se
estima en unos 40 millones de euros los ingresos generados al comercio local,
cientos de millones de ingresos para el Real Madrid, River y Boca por entradas
y derechos televisivos y entre 400 a 600 millones de euros de pérdidas para los
ciudadanos de Madrid que pagaremos por el despliegue policial, sin contar
destrozos.
Pero la parte del
león del partido offshore estaría en los beneficios financieros privados que se
intuyen detrás del acuerdo de que el partido se jugase en el estadio del Real
Madrid. Florentino Pérez, presidente de este club y amigo de Macri, vía ACS y con la constructora de Benetton
controla la empresa Albertis, que es antigua socia de Macri y su familia en el
negocio de autopistas, y actual beneficiaria de millonarios contratos públicos
en Argentina. En 2017, Macri decidió darle a la Albertis 247 millones de
dólares de dinero público para compensarle pérdidas por la pesificación de
tarifas y devaluación en la crisis de
2001/2002, “además de garantizarle una
renta en dólares hasta 2030, aumentos
abusivos en los peajes y la renuncia del Estado a reclamar por obras
incumplidas”, según reseñó Ari Lijalad. Dos días antes de anunciarse que el
River-Boca se jugaría en el Bernabéu, el
gobierno macrista publicó un decreto de
aumento de tarifas de peajes de las empresas concesionarias Autopistas del Sol
y Grupo Oeste -de Albertis- que les
garantiza alta rentabilidad frente a la caída de circulación y a la devaluación
del peso. Curiosamente la única promesa electoral cumplida por el gobierno es
el de la inversión en obra pública, de la que no solo se beneficia Albertis
sino también empresas de su familia y amigos íntimos.
El regalo a
Albertis por parte del gobierno, resulta especialmente chocante ya que por otra parte niega aumentos a los
maestros y empleados públicos que perdieron 50% del salario por la inflación
provocada por las recientes devaluaciones y cierra escuelas y hospitales para
reducir déficit. Los argentinos pagarán ahora mucho más en peajes, aumentos que
se suman a las brutales subidas de hasta 1.700% de las tarifas de servicios
públicos privatizados, que han provocado una fuerte pérdida de poder
adquisitivo (los servicios básicos como porcentaje del salario mínimo pasaron
de representar el 6% al 30%). El gobierno ya anunció que se vienen ajustes de
tarifas más fuertes que podrían provocar reacciones populares en una población
que demostró fuerte resistencia ante diversos embates del gobierno (reforma
previsional, intento de liberar genocidas presos por crímenes de lesa
humanidad, condena a muerte en abortos clandestinos a menores embarazadas,
licencia para matar por la espalda por parte de la policía, etc.) Si se
comprobase que estos aumentos son intercambios de favores privados de miembros
del gobierno a costa del dinero público, estaríamos en un caso abierto de
prevaricación y corrupción. Comprobación nada segura en un sistema judicial
argentino donde la corrupción y el control del gobierno garantizan impunidad.
En España, Florentino Pérez, que
reconoció haber pagado sobornos al Partido Popular, de momento solo ha sido
llamado a declarar.
El drama de
Argentina se refleja en este partido offshore y en su presidente offshore. Pero
se trata del reflejo de una terrible realidad que ha convertido a Argentina en
un país offshore, en el que la riqueza que se genera en el país se fuga hacia el exterior. Se fuga como
productos agrícolas y mineros que enriquecen a un reducido número de
latifundistas y exportadores. Se fuga en
forma de pago de intereses y beneficios a bancos y multinacionales, en forma de
capital especulativo que huye hacia refugios más seguros con la complicidad del
gobierno que para garantizar divisas para esta fuga al exterior (80 mil
millones de dólares durante el gobierno Macri) endeudó al país hasta llevarlo
al borde del default, solo evitado con un “rescate mortal” del FMI con un préstamo de 57.000 millones de
dólares a cambio de un brutal ajuste permanente y una sangría de dólares en
pagos durante muchos años. El default se mantiene latente, pero es improbable
que el FMI vuelva a repetir su política que llevó a la suspensión de pagos de
2001, al menos hasta después de las elecciones de 2019, en las que Macri o su
posible sucesora Vidal son los candidatos del Fondo y el establishment.
La fuga de
riqueza incluye la salida de valiosos
recursos humanos que al no encontrar futuro en el país emigran a buscar un
lugar en el mundo. Esta sangría de riquezas es la consecuencia de una política
de devastación económica –que ya analizamos en estas páginas- , política que para elevar los beneficios a
las grandes empresas además de rebajarles impuestos y cotizaciones abrió las importaciones y devaluó el peso un 60%. La apertura
importadora generó una fuerte salida de divisas para importar lo que ya no se
producía en el país, hasta que la recesión frenó esta sangría hundiendo las
importaciones (en septiembre cayeron 28%).
El resultado de la devaluación fue que el gobierno que prometió bajar la
inflación por debajo del 10%, la elevó al 44% en los últimos doce meses (140%
acumulada desde que asumió hace 3 años), lo que redujo brutalmente los salarios
reales, pensiones (el salario mínimo y las pensiones cayeron a la mitad), el
gasto público educativo y sanitario, a la vez que elevó las tarifas de los
servicios esenciales. La consecuente reducción del consumo provocó cierre de
empresas (cierran 25 pymes al día), desempleo y caída de recaudación de
impuestos que disparó el déficit público, generando un círculo vicioso de
recesión (en la industria la caída fue de 6,5% del PIB en seis meses) que según
el FMI continuará en 2019, y recurrentes recortes del gasto público social.
El impacto social
del cierre de empresas, aumento del desempleo y la caída de salarios y
pensiones ha sido muy fuerte: según UNICEF en el primer semestre de este
año la pobreza multidimensional
alcanzaba el 38% y la pobreza entre menores de 18 años 48% (6,3 millones). Uno
de cada cinco menores tiene privaciones severas, que incluyen no haber ido
nunca a la escuela entre los 7 y 17 años o vivir en torno a un basural. Tres millones de niños sufren pobreza no
monetaria (carencias de vivienda, hábitat seguro, educación, acceso a agua
potable, saneamiento básico o protección
social).
Si en el resultado
deportivo del River-Boca hay ganadores y perdedores en número similar, el
resultado extradeportivo del encuentro en el Bernabéu da ganador a unos pocos y
perdedores a muchos ciudadanos que de un lado y otro del charco debemos asumir
el pago de los altos beneficios de los que en sus discursos políticos denuestan
al Estado pero se enriquecen a su costa. Deberíamos negarnos a pagar y, sobre
todo, exigir que nos devuelvan el país que nos han robado.
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