JM AIZPURUA
Ultraderecha,
extremadamente conservador, es una posición política que nada tiene que ver con
“facha español” que es un delirio nacional catolicista de quien no entiende la
historia, se inventa un relato que considera sagrado, no acepta el de los
demás, y trata de imponer lo suyo por la fuerza. Es un fascismo de pandereta,
de poca base intelectual, pero mortalmente peligroso y capaz de realizar la “matanza
de Atocha”. Da coartada de nobleza a posiciones políticas superadas por la
historia, no aceptando bases que en nuestro caso en el siglo XXI en la UE son
la democracia representativa, el constitucionalismo y la coordinación de
Estados.
El camino a la Democracia,
lo marca la tutela institucional de la UE, que sin ella hoy el contencioso
España-Cataluña estaría por la vía de invasión del ejercito. Un Estado
ficticio, (Revilla dice que “no nos amamos”), desvertebrado, pegado con Leyes
que a pocos representan, con ideologías de poseedores y desposeídos, con
territorios incomprendidos, con una colonia en la Macaronesia, es algo
ingobernable y que solo en instituciones de rango superior puede encontrar
algún equilibrio, pero siempre inestable. La UE es imprescindible para la
supervivencia de un Estado español.
La nostalgia
imperial, substrato de la posición ideológica facha, es un delirio del campo
sentimental que hoy choca con la razón y el sentido común:
Hay en territorio
estatal
·
Al menos 4 naciones y una colonia.
·
Al menos un tercio de población sin
futuro
·
Al menos un 10% que posee mas bienes
que el resto
Hacer con esa
realidad fraccionada una “unidad”, aunque la pretendan de “Destino en lo
Universal”, es quimera inalcanzable.
Si los fachas se
desprenden en este siglo de su violencia agresiva para el otro y asumen su
condición de patriotas castellanos y observan como iguales al catalán, al
vasco, al gallego, habrán dado un gran paso de integración. Si de paso se
instruyen, leen algo de Federación y Confederación; al fin entrarán por la
senda europeísta de la democracia del siglo XXI.
Si cuando gritan
¡¡Gibraltar español!! gritasen también ¡¡Ceuta y Melilla africanas! serían más
creíbles.
Eso ya les sacaría
del bucle intelectual fascista que los obnubila, y podrían desembarazarse del
relato “conquistador”, de su grandeza imperial donde no se ponía el sol, quizás
para que sus esclavos siguieran trabajando, y reconocieran que la Libertad y
los DDHH son un bien que llegó a nuestras vidas luchando contra ellos.
Y los mas
ilustrados de sus godos, aquellos que saben que Canarias no está al ladito de
Andalucía, y conocen su conquista genocida por la corona de Castilla, ahora que
ya no es posible la restitución a Beneharo el Mencey de Anaga, si es posible
sin embargo la retirada de cruces, símbolos (¡Ay el pajarraco!) y tropas, y la
dotación de recursos económicos y fiscales para que los grandes capitales
europeos de fondos de cohesión que se dieron en la entrada de la UE y que como
es evidente aquí no llegaron pues seguimos a la altura de Marruecos; lleguen
por fin.
Un Plan de
Desarrollo de Canarias aliviaría sus conciencias imperiales, señores fachas, y
aquí empezaríamos a parecernos a Europa.
España monárquica,
republicana, federal, confederal, con Cataluña o sin ella, son todas ellas
posibilidades, que en el siglo XXI dependen de la voluntad mayoritaria de la
ciudadanía. Los que lo entienden son demócratas; los otros fachas.
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