martes, 11 de diciembre de 2018

FACHA, NO-FACHA.


FACHA, NO-FACHA.
JM AIZPURUA
Ultraderecha, extremadamente conservador, es una posición política que nada tiene que ver con “facha español” que es un delirio nacional catolicista de quien no entiende la historia, se inventa un relato que considera sagrado, no acepta el de los demás, y trata de imponer lo suyo por la fuerza. Es un fascismo de pandereta, de poca base intelectual, pero mortalmente peligroso y capaz de realizar la “matanza de Atocha”. Da coartada de nobleza a posiciones políticas superadas por la historia, no aceptando bases que en nuestro caso en el siglo XXI en la UE son la democracia representativa, el constitucionalismo y la coordinación de Estados.
El camino a la Democracia, lo marca la tutela institucional de la UE, que sin ella hoy el contencioso España-Cataluña estaría por la vía de invasión del ejercito. Un Estado ficticio, (Revilla dice que “no nos amamos”), desvertebrado, pegado con Leyes que a pocos representan, con ideologías de poseedores y desposeídos, con territorios incomprendidos, con una colonia en la Macaronesia, es algo ingobernable y que solo en instituciones de rango superior puede encontrar algún equilibrio, pero siempre inestable. La UE es imprescindible para la supervivencia de un Estado español.
La nostalgia imperial, substrato de la posición ideológica facha, es un delirio del campo sentimental que hoy choca con la razón y el sentido común:
Hay en territorio estatal
·        Al menos 4 naciones y una colonia.
·        Al menos un tercio de población sin futuro
·        Al menos un 10% que posee mas bienes que el resto
Hacer con esa realidad fraccionada una “unidad”, aunque la pretendan de “Destino en lo Universal”, es quimera inalcanzable.
Si los fachas se desprenden en este siglo de su violencia agresiva para el otro y asumen su condición de patriotas castellanos y observan como iguales al catalán, al vasco, al gallego, habrán dado un gran paso de integración. Si de paso se instruyen, leen algo de Federación y Confederación; al fin entrarán por la senda europeísta de la democracia del siglo XXI.
Si cuando gritan ¡¡Gibraltar español!! gritasen también ¡¡Ceuta y Melilla africanas! serían más creíbles.
Eso ya les sacaría del bucle intelectual fascista que los obnubila, y podrían desembarazarse del relato “conquistador”, de su grandeza imperial donde no se ponía el sol, quizás para que sus esclavos siguieran trabajando, y reconocieran que la Libertad y los DDHH son un bien que llegó a nuestras vidas luchando contra ellos.
Y los mas ilustrados de sus godos, aquellos que saben que Canarias no está al ladito de Andalucía, y conocen su conquista genocida por la corona de Castilla, ahora que ya no es posible la restitución a Beneharo el Mencey de Anaga, si es posible sin embargo la retirada de cruces, símbolos (¡Ay el pajarraco!) y tropas, y la dotación de recursos económicos y fiscales para que los grandes capitales europeos de fondos de cohesión que se dieron en la entrada de la UE y que como es evidente aquí no llegaron pues seguimos a la altura de Marruecos; lleguen por fin.
Un Plan de Desarrollo de Canarias aliviaría sus conciencias imperiales, señores fachas, y aquí empezaríamos a parecernos a Europa.
España monárquica, republicana, federal, confederal, con Cataluña o sin ella, son todas ellas posibilidades, que en el siglo XXI dependen de la voluntad mayoritaria de la ciudadanía. Los que lo entienden son demócratas; los otros fachas.

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