sábado, 12 de mayo de 2018

LA AUDIENCIA NACIONAL EN CANARIAS


LA AUDIENCIA NACIONAL 
EN CANARIAS
ANGHEL MORALES
En la cálida tarde del día 27 de enero de 1981, se podía observar en las calles de Santa Cruz, el caminar inquieto y nerviosos de muchos nacionalistas hacia la sede de la Audiencia, una vez en la misma, se había formado una tupida a la entrada, muchos tuvieron que quedarse en la puerta, según palabras de la Policía Armada, la sala estaba repleta; los que entraron fueron previamente cacheados y anotado su nombre y número de carné de identidad en una lista abierta por la policía al efecto.
Por fin, a la hora prevista dio comienzo la vista, después de la lectura monótona  de lo actuado, a las preguntas tanto del Ministerio Público, como de la defensa, los inculpados contestaron con serenidad y presteza, los Magistrados en este momento, dejaron hablar libremente y a su aire a los acusados, que lo hicieron con el clásico acento de la tierra, era algo que llamaba la atención, denunciaban que su estancia en las dependencias de la Guardia Civil, no fue precisamente un "camino de rosas", porque al permanecer dos días esposados y atados a un hierro, el tener que soportar sus costillas los saltos de sus interrogadores encapuchados, para no ser reconocidos, el ser amenazados con dañar a sus esposas a las que le pasaban por delante de sus caras no era precisamente algo propio de un sistema que se denomina "democrático", y menos el aplicarle electrodos, el meterle la cabeza en un cubo de agua hasta dejarles sin sentido y otras barbaridades propias de regímenes fascistas, eran en resumidas cuentas el determinante de sus declaraciones ante la policía. Pero lo mas grave estaba, así lo entendíamos nosotros, en las manifestaciones de los inculpados, sino el hecho de que fue practicada una prueba concluyente, pues existían certificados médicos del hundimiento de costillas, de quemaduras en el labio producidas por electricidad, los múltiples moretones e incluso la intervención quirúrgica a la que tuvo que ser sometido uno de los jóvenes nacionalistas, puesto que le habían roto el menisco. Y si relacionamos todo esto con las irregularidades en las actas de declaración tomadas en las dependencias de la Guardia Civil, con declaraciones que no habían sido firmadas por los acusados, y con entradas en domicilios en la que aparecen requisadas una serie de cosas, que posteriormente no aparecen firmadas por los testigos presenciales, que manifiestan que no fueron encontrados ninguno de los elementos alegados por la policía, no existiendo, así mismo, la preceptiva autorización judicial para este tipo de acciones.

En este punto, nos gustaría hacer un poco de historia, puesto que la prensa de la época, como nos tiene acostumbrados, puso en las primeras páginas de los periódicos, fotografías con multitud de armas, banderas, escopetas, cables e incluso aletas de pesca submarina, no haya hecho lo mismo una vez recaída sentencia y haber la Audiencia absuelto de este delito a los inculpados.
El Ministerio Público dada la reiterada negativa de los inculpados a reconocer los hechos que se le imputan, se limitó posteriormente, a presentarle las respectivas actas de declaración ante el Juzgado para que se reconociera la firma, por ello, la defensa, con muy buen criterio, argumenta, con el respaldo de los acusados, que los mismos habían sido amenazados previamente, con ser llevados de nuevo a las dependencias de la Guardia Civil a continuar con sus métodos "indagatorios", en caso de no aceptar como validos lo que se les iba a leer en el Juzgado; la defensa llegó aún mas lejos, llegó a demostrar fehacientemente, que incluso hubo, posteriores, excarcelaciones por este motivo, cosa inédita e inadmisible en un régimen que se auto define como democrático.

Llegado el momento procesal de la prueba, el Ministerio Público no presentó ningún testigo, al contrario de la defensa, que a través de un rosario de testigos demostró la perfecta inserción en la sociedad de sus defendidos, su conducta moral y cívica intachable y su no vinculación y, menos aún subordinación a conocidos nacionalistas, que manifestaron no conocer con anterioridad a la entrada en la cárcel, a los acusados, en contra de la tesis policial.
Hay ocasiones que en el lento y monótono transcurrir de la historia, se dan hechos que coinciden con otros posteriores, si bien en principio no parecen tener ninguna relación.
Como decía el abogado de uno de los acusados, el señor Aguirre, existen tantas "irregularidades" en el sumario, que las detenciones que tuvieron lugar, no tenían otra explicación que el excesivo "celo" de la Guardia Civil ante la llegada a Canarias, unos días después, del flamante presidente de la UCD, el señor Suárez, se le quería brindar, costara lo que costara y hubiera que hacer lo que hubiera que hacer, como "ramo de flores" de bienvenida la presencia en la cárcel de un amplio número de nacionalistas, había que demostrar, una vez mas, que Canarias es una parte de la Península Ibérica y que las ideas nacionalistas no tenían otra cabida que en la cárcel.
Querían dejar constancia que aunque se hablaba de régimen democrático, cuya cabeza visible era el Mago de la Transición, el señor Suárez, aún existía mano firme, pues no había motivo para despreciar los viejos métodos del franquismo, alguien habló en aquellos momentos de la presencia en Canarias del super comisario Conesa, muy conocido en los círculos democráticos, por sus métodos "eficientes".
Pues fijense ustedes, unos días después de celebrarse el juicio, el Presidente Suárez, presentaba su dimisión irrevocable  y, en su discurso de despedida decía: "no quiero que el sistema democrático sea un paréntesis en la Historia de España", y parece ser que estaba, entre otras cosas, relacionado con la visita del monarca a Euzcadi y el anuncio de algunas medidas de gracia.
Unos días antes del juicio, la sorprendente noticia ya estaba en la calle, la Audiencia Nacional (el TOP de los tiempos democráticos), nos hacia el favor de visitarnos, su objetivo era juzgar a los jóvenes nacionalistas, Luis Miguel Ramos Lorenzo, Juan Antonio Acuña, Ramón Montesdeoca y Teodosio Pérez, para los que el fiscal y,  para alguno de ellos solicitaba penas superiores a los 30 años de cárcel, en el escrito de calificación provisional.
Dentro de los círculos nacionalistas se produjo el consiguiente revuelo, las opiniones eran diversas y encontradas, para algunos se trataba  de dar un nuevo escarmiento, así en las puertas de la Audiencia se oía con insistencia frases como esta: "han venido a humillarnos", para otros por el contrario, se trataba de poner un poco de vaselina a la cuestión nacionalista, el fiscal en su informe repitió hasta la insistencia "que no venían a juzgar ideas, se venía a juzgar hechos concretos, es decir explosiones que tuvieron lugar entre octubre de 1977 y abril de 1978".
La salsa picante al puchero, la pusieron algunos panfletos que bañaban nuestras calles y aceras, los argumentos de los mismos, eran fundamentalmente dos, por un lado se decía "que se trataba de una farsa con declaraciones tomadas por la Guardia Civil, utilizando todo tipo de torturas y vejaciones y que esta institución debía de ser la que se sentara en el banquillo", mientras que por otro lado PCU decía textualmente "mientras los canarios sufrimos la dominación política y económica de fuera que nos empuja al paro. Mientras los Caciques de las islas -verdaderos bandoleros organizados en la UCD- intentan una vez mas dividirnos y confundirnos con sus mezquinos pleitos, se juzga a luchadores nacionalistas con los que no podemos dejar de solidarizarnos. Y ello es claro y justo hasta que no se reconozca los derechos democráticos y nacionales del Pueblo Canario. Derecho al ejercicio de la autodeterminación y de la descolonización".
Ante la contundencia de la prueba y la poca solidez de las declaraciones ante la Guardia Civil, el Ministerio Fiscal redujo sensiblemente las penas solicitadas, que de 35 años que pedía para alguno, pasó a 16 para Juan Antonio Rodríguez Acuña, 12 para Luis Miguel Ramos, 4 para Ramón Montesdeoca y 1 para Teodosio Pérez Hernández.
La defensa, previo receso de 5 minutos, eleva a definitivas sus calificaciones provisionales y en consecuencia solicita la libre absolución para sus patrocinados.
Una vez toma la palabra por el Ministerio Público, hace especial incapié en lo que consideraba una perdida de tiempo innecesario,  es decir, la prueba testifical practicada por la defensa, y en resumidas cuentas, previa manifestación de que no juzga ideas, sino hechos concretos, como las explosiones que tuvieron lugar entre octubre de 1977 y abril de 1978, apoya sus penas solicitadas en las declaraciones prestadas por los inculpados en el Juzgado.
Por la defensa, de forma brillante, y con gran rigor jurídico, se manifiesta, que si bien en el proceso penal habrá de acreditarse fehacientemente la culpabilidad en el acto del juicio oral, para poder condenar a alguien, el Ministerio Público ni siquiera practicaba prueba al respecto, limitandose a apoyar su solicitud, en unas actas de declaración, que para la defensa carecían de todo valor, por la cantidad de irregularidades que las  rodean y por las coacciones a que fueron sometidos los inculpados para que las ratificaran en el Juzgado Penal, en resumidas cuentas lo único que quedaba por decir era en realidad a quien había que condenar, si a los inculpados o a los que utilizaron tantos y tan eficaces métodos indagatorios, puede que una cosa, había quedado clara en la mente de todos los asistentes, al menos eso nos parece a nosotros, los derechos humanos no se les reconocía a estos luchadores nacionalistas.
La sentencia no tarda en llegar, era lo realmente importante, las penas fueron las siguientes: para Juan A. Rodríguez Acuña, 5 años, para Luis Miguel Ramos, 30 meses, para Ramón Montesdeoca Perera, 1 año y la libre absolución para Teodosio Pérez Hernández, pero en realidad ninguno tendría que ir a la cárcel de nuevo, la pregunta se la formulo yo a hora a ustedes. La Audiencia Nacional de desplaza a nuestra tierra, para hacer cumplir la ley o para dar un escarmiento o por lo contrario para poner un poco de vaselina a la causa nacionalista, cada uno es libre de sacar la conclusión que estime oportuna, nosotros la tuvimos entonces y la seguimos teniendo ahora.

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