CONSTITUCIONALISTAS
JM
AIZPURUA
Desde que allá por el S.XII
la nobleza castellana descubrió que el pueblo era ignorante y con cuatro perras
o cuatro porras se acallaba a los disidentes, hasta nuestros días han seguido
con la misma matraca de hacer ver lo contrario de la realidad.
Hoy se llaman
“constitucionalistas”.
Los herederos del faccioso
alzamiento contra una Constitución que destrozaron y la substituyeron por unos Principios
Fundamentales fascistas, hoy se pretenden “constitucionalistas” ante los que
históricamente defendieron la constitución, la república y la democracia. Los
recién llegados se pretenden catedráticos de algo que desconocen, que
interpretan mal y de lo que nunca estuvieron convencidos.
Lo que une a PPPSOE y Cs, no
es el constitucionalismo; es el inmovilismo.
Pero un inmovilismo que no
arranca en la Constitución 78, sino en una interpretación de la misma, sesgada,
sectaria, intransigente, torticera y contraria al espíritu de la Transición que
buscaba la superación de las eternas Dos Españas.
¿Debemos admitir el embutido
monárquico constitucional? ¿Debemos admitir que Canarias sea igual que Murcia o
Rioja a efectos constitucionales? ¿Debemos sacralizar una constitución que no
se adapta a la realidad territorial? ¿Debemos aceptar sumisos unas normas
constitucionales que permiten la miseria de zonas territoriales, familias de
pobreza endémica y trabajadores precarios de mísero salario que no alcanzan ni
a sostener a sus ancianos aplastados por sus pensiones indignas?
Los que se oponen a esta
componenda, son los auténticos constitucionalistas. Los que intentan plasmar
unas nuevas normas constitucionales inspiradas en el espíritu republicano y no
en el fascismo franquista camuflado de transición, fórmulas para superar las
eternas taras hispanas y no para mantener la actual situación injusta a todas
luces y alejada del horizonte de progreso europeo.
El cambio, la superación,
les aterra a los falsos “constitucionalistas”, no por el peligro para su patria
sino por el peligro para sus cargos y prebendas. Como las oscuras golondrinas,
volvieron los mismos apellidos del franquismo a las poltronas del poder.
Una constitución
democrática, con la comprensión y voto de la población, es una aspiración de
los que nos consideramos “oposición” sea cual sea nuestro pensamiento y lo es
por que deseamos dejarles a los siguientes, una auténtica constitución con
bases para desarrollar su futuro y desenmascarados a los farsantes
“constitucionalistas”.
Los constitucionalistas
somos nosotros y no debemos dejarnos arrebatar el título.
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