miércoles, 23 de mayo de 2018

LA MUJER DE ARENA (NARRATIVA, CONTINUACIÓN) 14 y 15


LA MUJER DE ARENA (NARRATIVA, 
CONTINUACIÓN) 14 y 15
DUNIA SÁNCHEZ
Las mareas te lleven donde el retozar de manos gastadas emerjan en la lucidez de una nueva tierra.  Olvido en rebozar de las inclemencias de tormentas sobre tu cuerpo. La dejadez te abandonarán y no oscilarán ojos mediocres, sucios, grotescos en tus pisadas.  Las huellas se detienen y la embriaguez de otra tonada te hará crecer, creer en una vida mejor, en una liberación enaltecida de los castigos a navajazos del hombre ¡Culpable¡ ¡Culpable¡ Ellos son los culpables . Buscan donde nadie los distinguen y penetran en tu belleza con la bestialidad de sus martillos ¡Avanza¡ ¡Avanza¡ entre la tinieblas hallará cierta claridad, cierta escalada a la cumbre más alta dónde todo lo de atrás será rajado, desmemoriado.  Y después volverás…volverás con las ganas de seguir de otra manera en distintas aceras. Todo cambia. Todo se mueve en el sentido a favor de tu respiración. Inspirar y espirar, espirar e inspirar. Surcos  en el aire con tus alas doradas en el corazón. La mujer de arena la deja ahí donde rompe las olas y se fue suspirando. La inestabilidad, el desequilibrio hostigan, atosigan a esta simple y la vez complicado mundo ¿Por qué? Por qué se pregunta ella. No hay necesidad de ser mejores, peores solo pasar por esta vida con la condición de saber que algún día seremos alimento de gusanos, que seremos polvo …solo polvo.  Puedo que nuestro espíritu quede atrapado  en esta atmósfera y nuestro resonar sea fuente de nuevas vivencias y quizás recordemos, tomemos la precaución intuitivamente de lo malo, de lo nefasto.  Y viento retorno a su espacio en el infinito, la ciudad se despejó y los astros hablaron con la mujer de arena. Y la mujer contestó en su silencio, quisiera descansar. Si, lejos de esta rutina que me invade con una pena  innegable. Si, allí en el desierto donde esta mi hogar en la frondosidad  de sus piedras, de su arena. Aguardará en lo que dura la jornada en los brazos del sol, escondida, cobijada de cualquiera esencia en el camino.  Mis pensamientos girarán y girarán en torno a inflados mutismos y después resurgiré, erupcionaré como alma de vientos polvorientos donde  cuando la  luna en toda su maravilla me llevo a esos rincones donde el malestar, el desagravio, la templanza derruida y las lágrimas es pala que escava tumbas para ser enterrados vivos.

CAPITULO 15
Estática, intocable, precisa, nostálgica. Ella en el desierto, bajo el techo de un firmamento luminoso callado…muy callado. Ella erguida, continuando con sus pensamientos a la sombra de una tierra baldía, de una tierra erosionada a lo largo de los siglos.  Ve pasar caravanas de camellos cuya dirección desconoce solo el sentido de su errar como habitantes del desierto.  Se aleja de ellos, no quiere ser vista. Ella, mujer desnuda, con tez de canela y cuerpo de canela. Ojos deambulando los secretos de su yo. El ayer no vale, es falso. El hoy, un paso hacia las fronteras inexistentes en ese lugar. Ahí han caído, ¿Cuándo caerán las otras alambradas del poder? Luchamos por una esfera más justa, más armónico, donde los pianos sabores de las palabras nos haga sonreír o sino calmarnos. Sentarnos bajo alguna vieja vivencia y ser recorrido eviterno de la paz. Que una llovizna sutil nos emancipe de toda helada en nuestro corazón.  La caravana ya no es visible, hasta en el más hostil de los lugares existe vida. Y a esta cuestión ella misma se debate,  anuncia la duda ¿Estamos solos? No, nunca, es su respuesta. Minúsculas semillas andantes de un cosmos infinito, eterno ¿Cómo serán los otros? Más nobles, más bestiales, más nada. La incertidumbre la abate y cae en la cuenta que está en un planeta llamado tierra…tierra de mediocridad, de sarna que va tocando a cada uno de los que no pueden vivir en la libertad de sus derechos. No, no estamos solos. El universo es de extensión inacabable para atendernos a nosotros únicamente. Otras tierras similares o no, evolucionadas o no, pacíficas o no.  Ella imagina un planeta inesperado, lejano donde quizás se reúnan las almas que ha rescatado de la oscuridad.  Donde las exuberantes arboledas rindan homenaje a los ojos revividos de la muerte. Sí, la muerte. Ojos azocados por el afecto profundo de la igualdad. Donde la falsedad no tiene cavidad. Donde el diabólico mal humano no está, es inexistente.  Un sitio donde para todos hay cabida donde la fealdad de sus vidas anteriores solo sean  amagos ausentes del nuevo nacimiento.  Hijos de la tierra. Hijos abiertos  a condiciones paralelos como otros muchos. y, ¿si todo esto acabará? Yo solo voy y vengo, doy vueltas y vueltas remendando, tejiendo seres de brumas, seres empozados en lodazales impertinentes, soberbios.  Ella , la no vista, la no sentida,  aguardó hasta nueva noche, noche de sirocos que la llevarían , que la traerían en la más amargas de las vidas. La soledad y el silencio. El silencio y la soledad…
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Publicado por DUNIA para DUNIA SÁNCHEZ PADRÓN ©2007-2018
 

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