LA MUJER DE ARENA (NARRATIVA, CONTINUACIÓN)5
DUNIA SÁNCHEZ
Ella
mujer del viento transformada en mujer de arena le dio la mano a esa otra mujer
vagabunda del mundo, un mundo caído en la desgana. Con su magia la llevo por la vacía ciudad
hasta la costa. El rugir del oleaje se sentía en sus alas a través de la
ventolera.
- Ahora hija de la tierra toma vuelo a
igual que yo un día lo hice cuando era círculos y círculos de la nada. El castigo me llego hasta esta figura que soy, solo, mujer de arena que
algún día perecerá.
- Castigada..castigada. Por qué. No
llego a comprender si solo eres polvo.
- Polvo porque mi tumba fue el desierto
y en ese desierto te encontré a ti. Cuando quise ser libre sólo hallé cuchillas
avariciosas a mis cadenas rotas. Era
esclava ¡Sí esclava en los tiempos presentes. Esclava de una existencia malicienta. Me enjaularon hasta no más que ir
rajando pétalos y pétalos hasta consumirme en la tristeza y ser ojos blancos,
ojos rotos, ojos herméticos.
Ascendieron
donde el oleaje de aquella noche rompe mientras que Ann la vagabunda divagaba
en el equilibrio y penas de esa mujer.
La calima dejo de existir y ahí estaban ellas dos Ann la vagabunda y la
mujer de arena como vigías del horizonte. Una luna redonda y briosa nació. De
nuevo de la mano la observaron y cerraron los ojos.
- Si. Yo mujer encerrada por la ira de
un seres. Recuerdo caravanas de grilletes sangrientos por la arena del
desierto. Cuerpos cansados, desnudos, descalzos con el invierno dando descanso
aquellos, aquellas que reventaban, con el calor agobiante dando calma a las
almas abatidas por la sed, por el hambre. Cuerpos violados, rasgados, quebrados
, mutilados al son de la agonía, de la precariedad de haber nacido aquí. Aquí
en esta esfera que nos sostiene en el callar, en la nada...continuará
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