LA MUJER DE ARENA(NARRATIVA, CONTINUACIÓN)6 y 7
DUNIA
SÁNCHEZ
Adiós Ann , cuéntame lo que has visto cuando el viento sur
vuelvas. Eso sí, si quieres volver con tus alas plateadas de gaviota. Dime si
en tu viaje encontraste la felicidad, ese lugar donde el corazón reposa en el
bien, en la belleza de los sueños. Se parte de ellos con el susurro de los
sentidos-
Se despide la mujer de arena, deja sola a Ann la vagabunda con
sus plumas, con su canto, con sus tristezas y las alegrías por llegar. Y Ann
toma vuelo, se va lejos…muy lejos donde su fiero pasado no la atosigue, no la
moleste, no la haga caer otra vez en las calles eclipsadas de la ciudad. No
mira atrás, en cierto sentido le da lástima esa mujer, la mujer de arena. La
luna sigue ahí, intacta, impenetrable, fiel al comienzo de la vida para
aquellos de espíritu desastrada. La mujer de arena mira hasta que Ann
desaparece en el infinito océano, en un horizonte ya difícil de distinguir. Se
siente invadida por no sé cierta nostalgia pero sigue adelante. De nuevo el
viento, el viento. De nuevo la calima en esa isla donde todo parece en paz. Las
constelaciones se apagaron y el amarillento polvo perseguía cada hueco de sus
calles deshabitadas. Calles aplastada
por la ansiedad ante tanta brisa fuerte polvorienta. La visibilidad se agranda,
cuerpo de ella en la soledad de las almas. Cuerpo que sigilosamente avanza por
cada recoveco de una ciudad somnolienta, oscura, desconectada de la realidad de
sus habitantes. Habitantes capturados
por las tempestades del destino. Un destino agarrado al pensamiento difuminado
ante tanta y tanta hipocresía y violencia.
Su paso locuaz, ávido, integrante de toda ella se acercaron donde lo
pecaminoso, las sombras y las silbantes ratas corrían por las tapias de la
desidia. Y lo descubrió. Sí , descubrió en un muro apoyado a un chico con la
palidez de la fatiga, con su rostro lleno de lágrimas y con el letargo de la
mudez de sus ojos. No lo despertó en ese
estado de rota existencia solo lo
examinaba, buscaba y buscaba en sus sueños de derrota, de quejido, de frenético
vértigo. Algo lo había dañado, ese retraimiento
en la noche acusada de siroco…
CAPITULO
7
Te has olvidado de ti. Sí muchacho en la ausencia del amor.
Cristales rotos amputan tu pecho y has
engendrado granizo en tus sentidos. Si muchacho te has olvidado, ese olvido de
los años que pasan cuando ibas en su búsqueda. Ya no, te has dormido en
marmóreas atmósferas que te destiñen, que te alejan. Dónde…dónde está el calor
bajo un techo. Nunca , nunca el fuego de una hoguera ha encendido tus ojos,
ahora , impenetrables, asumiendo el derrumbe de tus vuelos. Ya sé que te
equivocaste, un tropiezo descomunal con tu fuga de las sensaciones, de las
emociones. Pero, me entiendes, todo pasa. El pasado no más que es un instante
efímero que a veces nos empeñados desmesuradamente en rescatar en la memoria.
Pero date cuenta que la memoria también puedes asesinarla en el cambio de tu
rumbo. La necedad, la negatividad te embarga ¡por qué¡ ¡por qué¡ No, jamás
piense que hubo una sola oportunidad los rieles siempre están ahí para que te
deslices y converses con una nueva existencia. Todo cambia, puede que te
señalen pero tú no reconoces, la desmemoria tejera un nuevo camino más
edificante, más brioso, más sutil en tus caídas porque siempre habrá alguna.
Una barca te espera, allá, en la orilla de la playa. Allí te llevaré y dejare
tu cuerpo cuasi inerte en el ronronear de las olas. Tal vez despiertes, quizás
no. Pero la mar te desnudará de todo mal, de toda ruptura con el ahora.
La mujer de arena lo recogió en sus brazos y lo llevo a la
orilla de playa. Allí estaba la barca solitaria, la barca blanca, la barca que
lo llevaría en la aventura del despertar, la que lo desposará de las grises
jornadas. Amanecía y de costa a costa
con el azul del océano era travesía de toda su vida. Aún dormido y en calma se
fue regenerando. Ahora la pesadilla del ayer no lo olisqueaba para azorarlo
sino para ser más vital, más cauto, más previsible en sus movimientos al
mañana, al despertar. Sería el, más gordo, más flaco, más alto, más bajo, más
el. Nunca más su verdad sería envuelta
en tangibles apisonadoras que lo depredaría.
Cuando vuelvas dime si encontraste la felicidad y tenlo presente en esta
existencia todo se puede menos la muerte, la muerte blanca, negra con huesos o
sin huesos, solo, con la fuerza de los sentidos. …continuará
Publicado
por DUNIA para DUNIA SÁNCHEZ PADRÓN ©2007-2018
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