LAS DESIGUALDAD NO EMPIEZA EN CATALUÑA,
SINO EN LOS SUPERMERCADOS
BENJAMÍN
PRADO
A vueltas con la amnistía que Feijóo le quiso ofrecer a Puigdemont a cambio de su investidura pero le parece catastrófico que se la ofrezca Pedro Sánchez ahora, hay intérpretes de la realidad y lectores de números que sostienen que la consulta realizada por el PSOE a sus bases es un escándalo, un birlibirloque de trileros o una charlotada; muchos insultan a quienes han participado en la consulta para decir que sí, gente que, según ellos, actúa manipulada o está a sueldo de la dirección y obligada a hacer lo que le manden; y, en general, desprecian y minimizan el apoyo de las y los militantes del partido de la calle Ferraz a la negociación en marcha, porque para algunos la democracia sólo es respetable cuando ganan. Claro que la oposición repite que lo han hecho, que la victoria debería ser suya porque fueron los más votados, aunque olvidan todas las veces que gobernaron o lo siguen haciendo en muchas comunidades autónomas en las que no vencieron, y que lo hacen, además, gracias al apoyo de la ultraderecha. Qué poca memoria o qué selectiva.
Por supuesto, igual
que se desautoriza a las y los afiliados socialistas que le dan un voto de
confianza a su secretario general, se ignora que el pacto de investidura con
Junts per Catalunya también lo secundan en bloque, aunque sea cada uno a su
manera, los socios de La Moncloa, desde el PNV al BNG, pasando por Sumar, ERC,
Podemos, EHBildu y quién sabe si Coalición Canaria, lo que supone muchos votos…
¿todos ellos de gente dispuesta a romper España y demás? No parece razonable
interpretarlo así, es demasiado despectivo para demasiadas personas.
El asunto de la
igualdad entre todas y todos los españoles, traído por la condonación a
Cataluña de una gran parte de su deuda, sí que es razonable, pero el caso es
que ya está recogido en el documento que firmaron PSOE y ERC. La pregunta es de
dónde va a salir tanto dinero y si no terminará haciéndolo, como tantas veces,
de los bolsillos de los trabajadores, que ya no dan para más. Como dato, tal
vez merezca la pena recordar que la carga fiscal debería ser solidaria, que
aporten más quienes más ganan, y que tanto la banca como las compañías
energéticas y empresas como las grandes superficies del sector de la
alimentación están obteniendo beneficios nunca vistos. Igual por ahí está el
camino de la justicia, aunque me temo que algunos nunca van a aceptar que la
patria también se rompe por los supermercados, que ahí empieza a formarse la
grieta que separa a los menos favorecidos de los más afortunados.
A mí no me gustan
las amnistías, me parecen una injerencia del poder ejecutivo en el judicial,
pero ni esta ni ninguna, tampoco la fiscal que se sacó de la manga el PP y de
la que se beneficiaron muchos dirigentes suyos que habían defraudado a Hacienda
Y luego están los
llamados barones, aunque no se sabe bien dónde exactamente, ni con quién. Por
ejemplo, la militancia del PSOE de Castilla-La Mancha ha avalado pactar con
Puigdemont y conceder la amnistía a los implicados en el intento secesionista
ilegal del año 2017, con el 78,5 % de los votos. Y la pregunta es: ¿Le dice
algo eso a su presidente regional, García Paje, o va tan por libre que se mueve
en dirección contraria a su partido y sus afiliados? Igual es más pepista que
el PP. A uno nunca le ha gustado eso de la disciplina de partido y respeta las
voces críticas y las disidencias, pero resulta extraño que un líder histórico
de la formación está siempre más de acuerdo con sus supuestos rivales
ideológicos que con sus compañeros de viaje.
A mí no me gustan
las amnistías, me parecen una injerencia del poder ejecutivo en el judicial,
pero ni esta ni ninguna, tampoco la fiscal que se sacó de la manga el Partido
Popular y de la que se beneficiaron muchos dirigentes suyos que habían
defraudado a Hacienda, entre otras cosas: Rato, Bárcenas, Granados… La patria
también se rompe por ahí, por los paraísos fiscales adonde se llevan lo que
roban y blanquean, montañas de dinero con las que se podrían hacer escuelas,
hospitales, obras públicas… De eso, algunas y algunos no dicen ni pío. A esos
mismos les damos la razón en que España es un gran país. Pero uno, no dos,
arriba el de quienes lo tienen todo y abajo el del resto. Así no.
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