AYUSO Y LA FALTA DE LUCES
DAVID TORRES
La presidenta de la
Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el presidente del PP nacional,
Alberto Núñez Feijóo, en la clausura del XVII Congreso del PP de Madrid.
E.P./Carlos Luján
En su enésima rebelión contra el malvado gobierno de Pedro Sánchez, Ayuso vuelve a enarbolar la bandera de la libertad para marchar una vez más contra las recomendaciones de los climatólogos, los expertos en medioambiente, la normativa europea, el sentido de la vergüenza, el del ridículo y el común. Para esta mujer la libertad consiste en lo que a ella le dé la gana, ya sea cerrar centros de urgencias, regalar becas a niños millonarios o abrir botellines de cerveza a dentelladas; por eso uno de los últimos mensajes en la cuenta de Twitter de la Comunidad de Madrid mezcla el aire acondicionado con los chuletones censurados y los anuncios luminosos con el adoctrinamiento comunista en los libros de texto, una ofensiva esta última de la que Ayuso reculó en cuanto le dio por leer un libro de texto.
Hay quien dice que
Ayuso está poseída por el espíritu de Pecas -el malogrado perrito de Esperanza
Aguirre, al cual ponía voz antes de presidir la Comunidad de Madrid- y que
ahora es Pecas quien le escribe los mensajes en Twitter. Pero no parece una
teoría verosímil, a menos que Iker Jiménez demuestre que los perros difuntos
puedan ladrar desde el más allá y que la muerte les suponga un considerable
deterioro de su cociente intelectual. No se sabe muy bien qué película se
proyecta en la cabeza de Ayuso cuando suelta estas cosas, quizás se ve como la
princesa Leia encabezando el levantamiento contra Darth Vader, como una
Agustina de Aragón de frenopático o como una William Wallace del Ahorramás
subida al carro de la Cibeles. Personalmente, yo pienso que lo hace por joder
la marrana, el punto principal y el único de su programa político.
El problema de esta
rebelión electrodoméstica promovida por el verso suelto de la Comunidad de
Madrid no es sólo que atenta contra las medidas propuestas por la Unión
Europea, sino que está dejando al PP hecho unos zorros y a su líder nacional,
Núñez Feijóo, bailando como un tentetieso. Hace sólo unos días el pobre hombre
abogaba por pactar con los ayuntamientos un ahorro en el alumbrado energético
nocturno y ahora, después de las palabras de Ayuso, ha tenido que comerse sus
consejos con patatas. Eso sí, se los ha comido moderadamente. Como recordaba mi
compadre Aníbal Malvar, el único lugar de la Comunidad de Madrid donde las
luces van a continuar apagadas es la Cañada Real, donde los niños tendrán que
seguir leyendo a la luz de las velas y podrán refrescarse en cuanto llegue el
invierno.
Aparte de sus
apoyos naturales, la revuelta de Ayuso ha obtenido un refuerzo inesperado en el
vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo, quien va a
plantear a Mañueco un recurso al Tribunal Constitucional contra lo que
considera un decreto suicida que atenta contra la libertad de las personas. Es
difícil iluminar más aun ciertas zonas de la Comunidad después del festival de
incendios que ha arrasado miles de hectáreas verdes estas últimas semanas, pero
todo es ponerse.
Más entusiasta aun
ha sido la respuesta del alcalde de Vigo, Abel Caballero, que ha comenzado a
montar ya -no sea que le pille el toro- el descomunal alumbrado navideño que
transforma anualmente la ciudad gallega en una réplica de Nueva York, once
millones de luces que esta vez se apagarán una hora menos cada día para ahorrar
un poco. Caballero dice que el esperpento luminoso de Vigo es un proyecto
turístico único en el mundo: miles de visitantes que acudirán como mosquitos a
una orgía de bombillas. Tienen suerte los chinos de que haya sido Nancy Pelosi
y no Ayuso la que haya visitado Taiwán, porque llega a ir Ayuso y les monta una
sucursal de Vigo. Será por falta de luces.
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