EL FÚTBOL EXPULSA A SUS AFICIONADOS
Empieza
la Liga, pero muchos hinchas no podrán disfrutar de los partidos en vivo, ni
verlos por televisión, por culpa de la codicia del beneficio económico que
sustenta sueldos, traspasos y comisiones millonarias
RICARDO URIBARRI
Pancarta desplegada por los seguidores del Schalke 04 alemán en un partido contra el Athletic de Bilbao.
Vuelve la Liga y con ella la ilusión de millones de aficionados en nuestro país. Sin embargo, muchos de ellos no tendrán la capacidad económica necesaria para ver un partido en un estadio. Tampoco podrán presenciarlo a través de la televisión en su casa. Ni siquiera podrán plantearse presumir de colores comprando una camiseta oficial. El negocio en el que se ha convertido el fútbol profesional se lo impedirá. El sistema les ha echado sin miramientos en busca de un beneficio económico con el que sustentar sueldos, traspasos y comisiones millonarias. El carácter popular que tuvo este deporte ha desaparecido para dar paso a otro producto más de entretenimiento, del que solo un porcentaje pequeño de sus seguidores puede disfrutar.
Imaginemos que un
hijo pide a sus padres ir a ver a su equipo favorito en el inicio del
campeonato. El padre o madre sondea el precio de las entradas y se da cuenta
que para ir los dos el coste se irá, como mínimo, a los 100 euros. Verlo por
televisión tampoco es una solución asequible, porque no tienes la posibilidad
de comprar un único partido a un precio razonable, sino que las operadoras que
tienen los derechos te obligan a contratar paquetes que incluyen otros
servicios, como teléfono o internet, que nada tienen que ver con el fútbol, y
que mensualmente suponen un desembolso que no bajará de los 100 euros y que
fácilmente puede ser de hasta 130 euros. El consuelo de comprarle al niño o
niña una camiseta del club con el nombre de su jugador favorito resultará,
asimismo, muy oneroso. Como mucho, quizá pueda comprar una de temporadas
pasadas que estén a mejor precio, porque la de la campaña vigente será raro que
no baje también de los 100 euros.
La realidad es que
ver el fútbol en España resulta más caro que en las principales ligas europeas,
tanto en el campo como a través de la televisión
Habrá quien
defienda que puedes sacar un abono de un equipo, por ejemplo, el Atlético de
Madrid, por 255 euros, lo que supone una media de 13 euros por cada uno de los
19 encuentros que disputa cada conjunto en casa en la Liga, lo cual no parece
una cifra muy elevada. Y que además lo puedes fraccionar en 10 plazos. Cierto.
Pero tengamos en cuenta que, en el actual contexto económico, hay muchísimos
seguidores que no pueden destinar casi 160 euros (sumando abono y cuota de
televisión) mensualmente a esa partida. Por no hablar de que, en el frecuente
caso de que sea un padre el que quiera ir con su hija/o, ya tendrá que pagar,
como mínimo, dos abonos. Y, sobre todo, que el número de abonos que hay a ese
precio es reducido, por lo que hay un gran número de hinchas que se quedan
fuera de esa posibilidad.
La realidad es que
ver el fútbol en España resulta más caro que en las principales ligas europeas,
tanto en el campo como a través de la televisión. Según un estudio realizado
por el medio digital TresCuatroTres, la entrada media de un partido de Primera
División de nuestra Liga tenía en 2020 un coste de 68 euros. Le seguía Italia,
con 60 euros. A continuación, venía Inglaterra, con 58 euros, Alemania, con 53
euros, y Francia, con 42 euros. En cuanto a poder presenciar los encuentros por
la pequeña pantalla, nuestro país tiene la opción más cara, ya que una vez que
pasa la oferta que ofrecen los primeros meses las operadoras que retransmiten
los partidos tras darse de alta, la cuota mensual no baja de los 100 euros.
Mientras, en Inglaterra puedes ver todas las competiciones por 79 euros, en
Alemania por 68,25 euros, en Francia por 49,99 euros, casi lo mismo que en
Italia, donde cuesta 49 euros, según el informe del medio Sevillismo.futbol.
Una entrada para
ver el derbi de Berlín costaba 18 euros, mientras que para ver el Getafe-Atleti
los aficionados visitantes abonaron 50 euros
Hay que tener en
cuenta además que España tiene el salario mínimo más bajo de todos estos
países. En nuestro país alcanza los 1.166 euros brutos en 12 pagas, mientras
que en Alemania es de 1.744 euros, en el Reino Unido de 1.708 euros y en
Francia de 1.645 euros (en Italia no hay salario mínimo establecido). Es decir,
que el aficionado español es el que tiene que hacer un esfuerzo económico más
grande, ya que tiene que destinar el 8,5% del salario mínimo para ver el fútbol
en su casa, una vez que se le acabe la oferta inicial, mientras que para los
británicos supone el 4,6%, para los alemanes el 3,8% y para los franceses el
3%.
Una realidad que
deja en el aficionado español al fútbol una sensación de frustración importante
al entender que no se le tiene en cuenta y que cada vez se le ponen más trabas
para poder disfrutar en vivo de los partidos. Solo hace falta ver las miles de
respuestas de los hinchas que ha recibido un tuit del presidente de la Liga de
Fútbol Profesional, Javier Tebas, en el que se congratula de la demanda ganada
por su organismo y la empresa Movistar a dominios web que facilitaban la
piratería televisiva de los partidos. Todos se quejan del abuso que, para
ellos, supone tener que pagar esas cantidades económicas en comparación a lo
que ocurre en el resto de los campeonatos de nuestro entorno. Y alguno le
ofrece ejemplos concretos: primera jornada de Liga en Alemania. Una entrada
para ver el derbi de Berlín costaba 18 euros, mientras que para ver el
Getafe-Atlético de Madrid de la jornada inaugural de la Liga española, los
aficionados visitantes deben abonar 50 euros.
El secretario
general de la Federación de Accionistas y Socios del Fútbol Español (FASFE),
Emilio Abejón, explica a CTXT que “el precio de las entradas para ver los
partidos en los estadios se ha disparado en los últimos años. Hasta hace cinco
o seis temporadas, quitando algún partido muy señalado de Real Madrid o
Barcelona, la mayoría de la gente podía permitirse ir al fútbol de vez en
cuando. Pero el alza brutal que han experimentado está provocando que muchas
personas estén teniendo que renunciar a ir a los campos. Nosotros hemos
intentado hablar sobre este tema con LaLiga, que se defiende diciendo que no
tiene competencias para fijar precios. Pero tampoco tenía competencias para
negociar un contrato recentralizado de televisión y sí que puso sus energías
para conseguirlo”.
Desde distintos
sectores se ha hablado sobre la preocupación que supone que muchos jóvenes no
se interesen por el fútbol y prefieran otras formas de ocio
Resulta irrisorio
que, en un documento de la UEFA, en el que distintas Ligas dicen los tratos que
tienen con sus aficionados, “la española presuma de tener un acuerdo para
seguidores visitantes a 15 euros, cuando eso es un pacto para Segunda División
que ni siquiera alcanza a todos los clubes, con cupos pequeños y que solo se
pueden lograr a través de una aplicación que gestiona Aficiones Unidas
(asociación que depende de la propia Liga)”, desvela Abejón.
Desde distintos
sectores del fútbol se ha hablado últimamente sobre la preocupación que supone
que muchos jóvenes no se interesen por esta actividad y prefieran otras formas
de ocio. Parece evidente que una de las principales razones que está detrás de
esta cuestión es la dificultad económica que tienen para poder ver los
encuentros. “Un chaval de 12 o 14 años podía ir al fútbol en los años ochenta
con su paga. Ahora mismo es imposible. Si la Liga tuviera una visión de futuro
pensaría en el fútbol de dentro de 20 o 30 años. Y para eso tiene que promover
la afición entre los chicos de 10 a 15 años con políticas de precios que sean
inclusivas, que es justo lo que no está haciendo. Pero no solo es un problema
para los jóvenes. Tampoco la gente trabajadora adulta puede permitirse llevar a
sus hijos a un partido. Teniendo un sueldo normal en nuestro país, como mucho
podrá hacerlo una vez a la temporada”, señala el portavoz de FASFE.
La codicia de
querer sacar el máximo por cada asiento ha hecho posible que ocurran cosas como
la invasión de seguidores del Eintracht en el Camp Nou
Abejón anuncia que
su asociación va a emprender una campaña para concienciar sobre este asunto.
“Nos parece que un camino a seguir sería como en Inglaterra, donde existe un
acuerdo para que las entradas visitantes no pasen de 30 libras. La UEFA también
consiguió fijar unos precios en sus competiciones para las hinchadas
visitantes. La idea era hacerlo en 40 euros, pero el FC Barcelona se negó y al
final se estableció en 60. Es curioso que un Real Madrid-Barcelona de cuartos
de final de Champions puede ser más barato para un seguidor visitante que un
partido de Liga que se juegue tres días después y donde le puedan cobrar 100
euros, aunque haya menos en juego. Lo que vamos a pedir a LaLiga es que en sus
mecanismos de licencia ponga algo similar a lo de UEFA o Inglaterra. Creo que
Tebas intenta ampliar el pacto que tienen en Segunda pero que está teniendo
complicaciones y debe poner toda la carne en el asador, algo que no hace,
porque le falta la visión de pensar que tienen un producto a largo plazo y que
no pueden matar la gallina de los huevos de oro. La Liga tiene la capacidad de
liderar que la política de precios cambie”.
La codicia de
querer sacar el máximo precio posible por cada asiento ha hecho posible que
ocurran cosas como la invasión de seguidores del Eintracht de Frankfurt en el
Camp Nou en una cita de la pasada Europa League, al ceder la entidad azulgrana
muchas entradas a turoperadores, que fueron adquiridas por los aficionados
germanos. ¿Aprenderán los clubes de este tipo de situaciones o seguirán
alejando a buena parte de su masa social de los estadios y de la posibilidad de
ver a su equipo? De eso depende que España siga con la mala fama que en este
asunto tiene entre los aficionados europeos. Muchos hoy en día aún recuerdan la
pancarta que mostraron seguidores del Schalke alemán hace unos años contra los
precios que les iban a cobrar en Bilbao para la vuelta de una eliminatoria ante
el Athletic: “¿Entrada 90€ = 1 euro por minuto? El fútbol no es sexo
telefónico”.
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