HANA CHINECHEN, MAKÁRON NISOI, FORTUNATAE
INSULAE E ISLAS CANARIAS
AGUSTÍN
GAJATE BARAHONA
Ilustración libre de derechos de autor: Reproducción del mundo descrito por Ptolomeo realizada en 1482 en la ciudad alemana de Ulm por Johannes de Armsshein
La primera vez que leí en un texto 'Fortunatae Insulae' en referencia a Canarias durante la Antigüedad Clásica quise investigar sobre el origen de la expresión y cuándo quedó documentada. La primera constancia escrita que ha perdurado hasta nuestra época pertenece a una pieza teatral del autor romano Plauto titulada 'Las tres monedas (Trinummus)'. En el segundo acto, escena cuarta, en la línea 545 de esta comedia, uno de los personajes que intervienen, el viejo Filtón, declama dirigiéndose al esclavo Estásimo: “Te creo, Estásimo; sin embargo, la raza de los campanos aventaja ya hace tiempo a los sirios en vigor. En fin, según cuentas, éste es, sin duda, el terreno a adonde habría que enviar por decreto a todos los infames, como cuentan de las islas Afortunadas, en donde han de reunirse todos los que hayan llevado una vida virtuosa.”
Para
contextualizar esta referencia, merece la pena conocer los estudios realizados
por Rosario López Gregoris, traductora de la obra de Plauto y profesora titular
de Filología Latina en la Universidad Autónoma de Madrid, que sitúa la comedia
dentro de la denominada 'fabula palliata' o adaptaciones de textos griegos al
gusto romano, más concretamente aquellas creaciones del período de la Comedia
Nueva o 'Nea', que surge en un mundo griego dominado por Alejandro Magno, en el
que no caben para el teatro planteamientos políticos o sociales, representando
sólo asuntos privados y particulares de la gente común.
Según esta
investigadora, las influencias más notables de esta etapa pertenecen a
Eurípides, cuya forma de articular sus tragedias inspiran las comedias griegas
de Menandro, Dífilo y Filemón. Una obra de este último 'Tesoro', será
precisamente la que sirva de base a Plauto para convertirla en 'Las tres
monedas', cambiando la acumulación de saber filosófico del original por dichos,
sentencias, máximas y frases lapidarias que constituyen un desfile de los
tópicos que circulaban entre la clase media romana de la época, en torno al año
189 antes de nuestra actual era.
Por tanto,
'Fortunatae Insulae' parece ser la traducción de la expresión 'Makáron Nisoi',
que se atribuye al poeta griego Hesiodo, que se calcula que vivió en torno al año
700 antes de la era cristiana en Beocia, una región que se extiende a lo largo
de la ribera norte del Golfo de Corinto. En la pequeña localidad de Ascra
compuso un poema didáctico de 828 versos que tituló 'Trabajos y días', donde
refundía diferentes géneros poéticos anteriores a su época, los cuales, a su
vez, partían de la tradición oral sobre cuestiones prácticas de todo tipo, como
calendarios agrarios y de navegación, consejos de salud e instrucciones útiles,
además de incorporar fábulas, mitos y hasta proverbios asirios. La obra habla
de las cinco edades de la humanidad y defiende que el trabajo es el destino
universal del ser humano, pero realizado con honestidad, por lo que ataca a los
ociosos, a los jueces injustos y a los usureros y asegura que los dioses odian
a los holgazanes y los castigan.
La 'Makáron
Nisoi' sería un lugar de paz y abundancia creado por Zeus para recompensar la
esforzada vida y muerte de los héroes o semidioses que formaron la cuarta
generación de los hombres: “Zeus Crónida suscitó otra divina raza de héroes más
justos y mejores, que fueron llamados Semidioses en toda la tierra por la
generación presente. Pero la guerra lamentable y la refriega terrible los
destruyeron a todos, a unos en la tierra Cadmeida, delante de Tebas la de las
siete puertas, en tanto combatían por los rebaños de Edipo; y a los otros,
cuando en sus naves fueron a Troya, surcando las grandes olas del mar, a causa
de Helena la de hermosos cabellos, los envolvió allí la sombra de la muerte. Y
el Padre Zeus les dio un sustento y una morada desconocidos de los hombres, en
las extremidades de la tierra. Y estos héroes habitan apaciblemente las islas
de los Bienaventurados, allende el profundo Océano. Y allí, tres veces por año,
les da la tierra sus frutos.”
El también
poeta griego Píndaro, que casualmente nació en Beocia a finales del siglo VI
antes de nuestra era y cuya vida se prolongó hasta el año 438, tomaría el
relevo y en su poema 'Odas Olímpicas' escribe dentro de la oda segunda, al
final del canto decimoquinto y los dos siguientes: “Cual de día, en las
noches/alumbra el sol al bueno./¡Cuán superior su vida/
es a la del
perverso!/Labrar no necesita/el ingrato terreno,/ni atravesar los mares/en
busca de sustento./Al lado de los dioses/que venera el Averno,/los que
guardaron fieles/sus santos juramentos/sin lágrimas disfrutan/reposo
sempiterno,/mientras al malo afligen/terríficos tormentos./Y a los que por tres
veces/cambiando mortal velo,/sin pecado en el mundo/y en el Orco vivieron,/de
Júpiter les abre/el benigno decreto/camino de Saturno/hasta el alcázar
regio./¡Oh, cuán bella es la isla/de los santos recreo!/La bañan perfumadas/las
brisas del Océano;/brillan doradas flores,/ya sobre el verde suelo,/ya en los
copudos árboles,/o ya del agua en medio./Guirnaldas entretejen/y sartas con sus
pétalos,/con que alegres circundan/frente, manos y cuello,/los
bienaventurados/que a aquel paraje ameno,/de Radamanto envía/el fallo
justiciero./Saturno, que disfruta/el más sublime asiento/en Olimpo, y de
Rhea/el conyugal afecto,/por asesor lo tiene;/y entrambos concedieron/estancia
en aquella isla/a Cadmo y a Peleo./Allí condujo Tetis,/ablandando con ruegos/el
corazón de Jove,/a Aquiles, cuyo acero/derribó a la columna/invicta de Ilión,
Héctor,/y a Cicno, y de la Aurora/al vástago moreno. (Traducción libre al
español realizada por José María Ignacio Montes de Oca y Obregón, nacido en
Guanajuato, México, en 1840 y fallecido en Nueva York, EE UU, en 1921, y que
fue obispo de la diócesis mexicanas de Tampico, Linares y San Luis Potosí)”
Tanto los
textos de Hesiodo como de Píndaro parecen pertenecer más al ámbito de la
mitología y de la ficción que a una descripción fundamentada en el
conocimiento, aunque entonces como ahora, realidad y ficción (religión)
aparecen mezcladas. Otra referencia la encontramos en citas del texto griego
del 'Periplo de Hannón', el viaje de una flota cartaginesa destinada a
colonizar el litoral noroeste de África e integrada por sesenta barcos y
treinta mil personas (cada barco llevaría a quinientas personas y los mayores
barcos de entonces eran los gaulos, que podían llevar hasta cien toneladas de
carga y ocuparían algo menos de una cuarta parte de una piscina olímpica: 25
metros de eslora por 8 de manga).
Resulta
curioso que no se otorgue credibilidad a este texto, cuando existen evidencias
de la llegada de cartagineses a la bretaña francesa (por no hablar de la costa
inglesa), que desde el Estrecho de Gibraltar está casi el doble de lejos que
las Islas Canarias, a donde las corrientes y una navegación a vela podrían
conducir, dependiendo del viento, en una semana o diez días, si no se hacen
paradas en el continente.
Sin embargo,
no hay constancia hasta el siglo III antes de nuestra era de inscripciones
líbico-bereberes en el entorno de Cartago, que es donde existe consenso
científico que se originó este alfabeto, que posteriormente se difundiría a
través de las tribus nómadas por todo el norte de África y llegaría a Canarias,
tanto con expresiones de escritura vertical como horizantal, que podrían revelar
contactos frecuentes con la civilización romana.
Resulta
bastante probable que púnicos, priegos y romanos (aunque también habría que
incluir en la ecuación a Tartessos y Egipto) hubieran visitado las Islas
Canarias antes del siglo II antes de nuestra era y si, además, la lengua
guanche procede en su origen del entorno de Cartago, ¿qué nombre tendría este
archipiélago en esa lengua ancestral?
Si tenemos
en cuenta que griegos y romanos utilizan el termino 'afortunadas' o 'de los
bienaventurados', aunque los segundos lo copian de los primeros, ese concepto
en lengua guanche tiene una palabra: 'Hana', que tiene un significado similar,
aunque con un carácter más trascendental o religioso como 'bendito/a/os/as' o
'bendecido/a/os/as', en este caso por los dioses paganos en los que creían
todos aquellos pueblos mediterráneos de la antigüedad antes de la llegada del
cristianismo.
El concepto
de 'isla' también tiene traducción en lengua guanche y es 'chinech', que
significa 'tierra cortada (separada del continente)' y su plural sería
'chinechen'. Así pues, lo más probable es que los guanches que vivían en estas
islas y desde donde veían algunas otras del archipiélago, además del humo de
las erupciones volcánicas de aquellas que no podían ver, sí tuvieran entre su acervo
la noción de sociedad común dividida en grupos diseminados y distanciados por
un mar de navegación complicada, aunque no imposible con unos medios
rudimentarios carentes de herramientas de metal. Y ese concepto de grupo
disperso y heterogéneo apegado a la tierra que lo sustenta (el significado de
la palabra 'Guanche' en su lengua y que equivaldría en castellano a 'Hijo de la
Tierra') cuadra con el de Islas Benditas o Hana Chinechen.
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