INSIGNIFICANTES MINORÍAS QUE
PONEN EN JAQUE
DAVID BOLLERO
Donald Trump ha regalado a EEUU algunos de los momentos más vergonzantes de su Historia y ayer fue uno de los más señalados. Subestimar a los movimientos antidemocráticos, a aquellos que suponen un peligro para las libertades civiles, conduce a situaciones como las vividas ayer en el Capitolio. Quizás por eso, restar importancia a las acusaciones de la derecha y la extrema-derecha, que acusan de "ilegítimo" a nuestro actual gobierno, o hablar de "insignificante minoría" al auge fascistoide y golpista en el seno de nuestras Fuerzas Armadas -y Cuerpos de Seguridad del Estado, añado yo- es un error de consecuencias fatales.
Negar la realidad
o, incluso, tratar de minimizarla, no la resuelve. Lo vimos en EEUU cuando el
propio Trump se impuso en las Presidenciales hace cuatro años; cuando se creyó
que los episodios de brutalidad policial y racismo en la policía eran puntuales
y un año más las calles se han llenado de movilizaciones y protestas; lo vimos
ayer, cuando pese a la solicititud de la alcaldesa de Washington un día previo
de reforzar el dispositivo policial no se hizo y asaltaron el Capitolio.
La derecha y
extrema-derecha no han tardado en delirar, comparando el asalto violento a las
instituciones de EEUU con las protestas de Rodea el Congreso en 2016 o las
protestas en 2019 en Sevilla durante la investidura del gobierno andaluz. La
misma comparación es odiosa y ha de tener el efecto contrario al deseado por
los Abascal, García Egea o Rivera, que se sitúan más en la órbita trumpista que
en la verdadera democracia.
A diferencia del
asalto al Capitolio, tanto Rodea al Congreso como las concentraciones en
Sevilla fueron pacíficas y no buscaban el golpe de Estado. Se trataba de actos
de prostesta por el proceder de la clase política, por su alejamiento de la
sociedad civil o sus ansias de acaparar poder aunque para ello sea necesario,
como en Andalucía, ceder a los caprichos de partidos fascistoides. No buscaban
en modo alguno dar un golpe institucional ni reemplazar a los representantes
públicos.
Resulta paradójico
que quienes llevan años actuando del mismo modo que ahora Trump, esto es, buscando deslegitimar a un
gobierno democrático, como el de coalición PSOE-UP, o a partidos defensores de
la Democracia con cada vez mayor peso en su región y en el Congreso como EH-Bildu,
quieran erigirse ahora como demócratas con estas comparaciones absurdas.
Por otro lado, es
llamativo que el mismo día que la ministra de Defensa, Margarita Robles, volvió
a minimizar el florecimiento fascista en el seno de las Fuerzas Armadas,
jaleada por algunos medios de
comunicación, sea cuando quienes creían que no sería posible se llevaban las
manos a la cabeza por el asalto al Capitolio. Negar la evidencia, que no es
otra que tanto en el Ejército como en la Guardia Civil y la Policía Nacional es
preciso realizar una depuración democrática cuanto antes, solo puede conducir a
situaciones absolutamente indeseadas... indeseadas para quienes defendemos la
Democracia, claro.
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