ECOS
DUNIA SANCHEZ
Ecos. El derrumbe de una tarde de invierno. Cansancio. El nutrir de un nocturno que con la sutileza de una balada lejana se asienta en los sentidos. El instante. Lo efímero. El resurgir de palabras que son refugio del deseo. Palabras silenciosas, frágiles, presentes en el circular por las vías del cosmos, de las enamoradas , de los enamorados del amor imperfecto. Una plaza vacía, las hojas invisibles, el chasquido de un viento gélido y la presencia de su sombra, de unos ojos inclusivos en mis ojos. No callamos, conversamos en un lenguaje ajeno al entendimiento de otros. Ecos. El derrumbe de una tarde de invierno. La nota musicada de un pedazo de mi , de ti. Es el tiempo. Es la hora. El dormitar de la herencia de los sueños. Aquí. Ahora. Tu y yo…yo y tú en el auge de las emociones. Nueve de marzo del dos mil veinticuatro, retornamos a la casa, una lluvia fina nos alumbra. Cruzamos la frontera y el beso se hace presente en este instante, en un efímero deseo sumergido en lo hondo del placer. Llega la noche, una noche fría. Paseamos donde las miradas se despiden, donde los cetáceos cantan.
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