LA VIVIENDA NO ES UN JUGUETE ELECTORAL
DAVID BOLLERO
Viviendas en venta y en alquiler en Madrid. E.P.
La vivienda se ha convertido en un problema y una preocupación de primer orden en España. Ante el encarecimiento de los precios, hace mucho tiempo que las personas revirtieron la tendencia de compra en favor del alquiler; ahora, se ha precarizado aún más el acceso creciendo el número de personas que únicamente puede permitirse pagar la renta mensual de una habitación. En año electoral, demasiados políticos caen en la tentación de usar la vivienda como otro juguete más de su campaña electoral.
Tener
un empleo fijo ya no es garantía de poder acceder a una vivienda, ni en modo
compra ni alquiler. Nada tiene que ver con el nivel de estudios, como
sostiene el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre (PP), que reprocha que
quien quiera vivir en esta ciudad ha de tener una educación universitaria de
alto nivel. Incluso en esos casos, los precios se han disparado de un modo tan
desorbitado que -precisamente en Málaga, cinco veces más que la media
española- determinados núcleos urbanos sufren éxodos de
población.
El
calor de las urnas parece despertar a la clase política de su letargo en esta
materia y comienzan las promesas y recetas contra esta grave situación. Pedro Sánchez promete 50.000 viviendas de alquiler
asequible para jóvenes y familias en riesgo de exclusión procedentes de la
Sareb, obviando que los inmuebles que queda en
el banco malo son los que no han querido los fondos buitres, que fueron quienes hicieron su agosto comprando a
precio de saldo las mejores viviendas y locales
Alberto
Núñez-Feijóo expone su receta infalible: para hacer bajar los precios basta con
construir más. Calla el líder del PP que, de paso,
así se forrarían las grandes constructoras con las que tanto se codea la
derecha, sin que tenga efecto alguno en los precios. La mejor prueba de ello es
la crisis de 2008: en aquel tiempo, tanto se construía en
España que consumíamos más cemento que el resto de Europa junta; sin
embargo, el acceso a la vivienda era complejo y se dopó con hipotecas que
terminaron sumiéndonos en una crisis en la que el PP nos impuso rescatar a la
banca con 60.000 millones de euros a fondo perdido.
A
nivel local, de cara a las elecciones municipales, también comienzan los cantos
de sirena en torno a la vivienda, con promesas de viviendas sociales. Una pena
que estos cantos nunca aparezcan el primer año de legislatura; siempre lo hacen
en la recta final encarando las urnas. Prometer sin concretar en qué suelo
público se levantarán ni con qué financiación es muy sencillo. No lo es tanto
meterse en camisas de once varas como es la regulación de los apartamentos turísticos, convertidos en una de las principales causas de la
elevación de los precios y el éxodo poblacional.
Resulta
vergonzoso observar cómo las Comunidades Autónomas, entre cuyas competencias
está la construcción de viviendas protección oficial,
ha olvidado este cometido dejando que España esté a la cola de Europa. Fuera de periodo
electoral, poco les importa el acceso a la vivienda a los gobiernos autonómicos
cuando vemos, como es el caso de la Junta de Andalucía, licitaciones por los suelos para prestar el servicio de
casas de acogida para combatir el sinhogarismo mientras imponen
que las viviendas han de encontrarse en pleno casco urbano.
Hechos
así evidencian cuán lejos de la realidad están quienes nos gobiernan en los
diferentes niveles de la Administración. Todas
y todos oímos el rumor de la crisis, del avance de la pobreza, de la dificultad
de tener un techo, pero si no toca de cerca, queda en rumor, no se es realmente
consciente de la gravedad del problema. Sin embargo, el problema existe hasta
el punto de que en ciudades como Madrid se están pagando 250
euros al mes por compartir habitación con litera con otras cuatro personas. Es
un auténtico polvorín que, antes de detonarlo en las calles, debería
explosionar en las urnas. Favorecer a quienes no han movido un dedo para evitar
esta situación es darles alas para otra legislatura en la que la vivienda sea un
juguete roto más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario