LA VENTANA 6(NARRATIVA)
DUNIA SANCHEZ
Apoyada en la barandilla, las alas del viento, las olas de la serenidad me embriagan. Y próxima a mí, posa una pareja de mujeres ensimismadas con el aliento de las mareas. Se acercan, me saludan y sin más un dialogado escoltado por el universo , el viento y el mecer de la distancia de lo real se desarrolla. Toma conciencia en el letargo de los demás ocupantes de esta embarcación.
- El viento se espesa. El viento se lía. Y usted aquí, en la insonoridad del abrazo de alguna palabra. Aquí sola, apoyada en la barandilla como si dijera adiós a algo, a alguien. Y perdone que me inmiscuya si quiere está en soledad. Pero hace rato que la observamos y nos preocupa.
- Ya sabemos de lo bella de esta noche, de esta primera noche. Pero la madrugada tropieza y nos dice que es hora de descansar. Nos da apuro verla aquí, aislada, mientras el murmullo de la fiesta de bienvenida calla. Nos da no se qué preocupación por usted, señora. Sabemos que no somos quien para meternos con sus pensamientos, con sus conflictos internos, con cada secuencia de su vida e imaginamos que ocurre eso. Usted gravita entre un ayer y un hoy. Tal vez , un ayer triste. Tal vez, un ayer árido. Tal vez, un ayer con la mirada en la ilusión perdida. Tal vez, en la soledad que siente su mano. Y de verás, nos preocupa. Mire aquí tenemos algunas rosas que habían en la mesa de la cena. Los quiere usted, señora.
- No se mortifiquen, estoy aquí. Con
este susurro de la brisa. Tomaré esas rosas. Y soplaré para cada que cada uno
de los pétalos caigan al mar para quitar todo ese mal, sospechado, que hay en
mí. Sí, hay una larga pena, una composición de cicatrices que velan mi sombra.
Pero, ahora, aquí las examino para exterminar cada una de ellas. Este pétalo
blanco para aquellos que se fueron. Este otro para aquellos que me causaron
dolor. Este otro para aquello que llenaron de impurezas mi verticalidad. Este
otro para aquellos que no volverán, aunque el deseo incalculable me cause una
cierta pena. Y este otro y otro para lo que vendrá. Porque vendrán nuevos arco
iris, nuevas lunas, nuevos senderos donde mi entereza será latido de las calles
que pisa.
- - Le damos gracia señora por aceptar
estas flore y ser fluyente en una despedida, en una entrega a la vida ¿se
encuentra mejor?
- Si, me hallo en ese estado de paz y
tranquilidad que es difícil de asumir en esta época tan crítica. Y este estado
lo guardo para mí, lo recojo en mi alma como prisionero de un don y soy consejo
de él.
Y esta pareja de
mujeres se despide, sin más. Sin decir nada, desaparecen donde la luz de proa
atisba mi espalda. Y yo sigo aquí, en la barandilla, tutelada por mi razón ,
por mi corazón, con este orden de las rutas a tomar…CONTINUARÁ
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