LA APM Y EL CORPORATIVISMO PERIODÍSTICO
JUAN TORTOSA
Ana Rosa Quintana. TELECINCO
La Asociación de la Prensa de Madrid (APM) ha vuelto a hacerlo. El pasado miércoles 12 de abril difundió una nota cuyo contenido me avergüenza reproducir pero no me queda más remedio que hacerlo:
"Exigimos a Podemos –rezaba el comunicado- que cese en sus señalamientos e insultos a periodistas que se muestras críticos con la actividad de esa formación política. La libertad de expresión –continuaba el texto- no puede convertirse en un instrumento para tratar de intimidar a los profesionales de la información".
- Y como creo que
me estás intimidando, pues te intimido yo, ¿no es eso? ¡Ea!
Mucho estaban
tardando en volver a las andadas. Esta vez les ha tocado enfadarse porque
Podemos "ha osado" criticar en un video promocional de esta formación
política a personajes de tan "impecable" trayectoria periodística
como Ana Rosa Quintana o Antonio García Ferreras. Yo no sé si estas dos
personas tienen carnet de la Asociación o no; yo sí lo tengo y si algo tengo
también claro es que por mí nunca saldrían públicamente a dar la cara.
Como no han salido
tampoco a denunciar, por ejemplo, las injusticias laborales que tantos
periodistas han sufrido durante los últimos años en radios, televisiones y
empresas editoriales varias, o como tampoco han levantado la voz con la
contundencia exigible contra la precariedad laboral de la mayor parte de
profesionales que a día de hoy se dedican a la información. Y de la situación
de compañeros de oficio como Pablo González, encarcelado en Polonia desde hace
más de un año, ¿qué me dicen?
Como se recordaba
en este periódico el mismo día en que se hizo público el comunicado de marras,
lo cierto es que en Público no se tuvieron noticias de la Asociación de la
Prensa de Madrid cuando en junio de 2016 la Policía se presentó sin orden
judicial en la redacción para pedir las conversaciones destapadas en exclusiva
por este diario en las que el ministro del Interior de entonces, Jorge
Fernández Díaz, conspiraba contra líderes de formaciones independentistas
catalanas.
Como tantas otras
instituciones españolas que llevan décadas necesitando con urgencia un profundo
reseteado que nunca llega, la APM pasó de las ubres del franquismo a las del
PSOE sin solución de continuidad aunque el progresismo en sus juntas
directivas, si alguna vez existió, ha sido por lo general breve y casi siempre
minoritario. Con jamones en navidad y descuentos en los teatros y en los
trenes, todos contentos. A estas alturas ese tipo de prebendas han desaparecido
prácticamente, pero quedan las inercias y, por supuesto, hay aún demasiado
alcanfor tanto en sus dependencias como en los trajes de un buen porcentaje de
quienes componen las juntas directivas.
Esas inercias
desfasadas, antediluvianas, son las que les llevan de vez en cuando a darse por
ofendiditos cuando, por ejemplo, un partido político difunde un video que no
les gusta. Se ofenden y, además exigen el cese de lo que consideran
"señalamientos e insultos". Exigen. Pero vamos a ver, ¿cómo que
exigir, ¿cuál va a ser el próximo paso, llamar a los Abogados Cristianos para
que interpongan una demanda si no "se comportan"?
El corporativismo
es el cáncer de cualquier profesión, una puerta abierta a la corrupción en
muchos casos, y en el periodismo un gran peligro cuando se aspira a desarrollar
el trabajo en libertad. La frase más desafortunada durante años en el oficio
periodístico fue "perro no come carne de perro" y, aunque esa manera
de proceder hace tiempo que ya pasó prácticamente a la historia, aún hay quien
la reivindica. Se supone que si eres periodista no debes criticar a otro
periodista aunque haga mal su trabajo, ¿y eso por qué?, me pregunto. Si
Televisión Española emite unos informativos infames y las tertulias te parecen
parciales, ¿te tienes que callar porque "eres del gremio", como
alguien me apuntó la semana pasada cuando se me ocurrió criticar en redes la
factura del programa "La noche en 24 horas"? Xabier Fortes tiene
demostrado que sabe hacerlo mucho mejor, ¿qué pasa pues ahora?
Pero hombre Juan,
¿cómo se te ocurre meterte con tus compañeros?, me preguntaron el otro día.
Pues mira, contesté, pues porque estoy hasta las narices de sentir vergüenza
ajena, porque me gusta mi oficio, me parece un cometido imprescindible y noble,
y creo que los medios están contribuyendo muy poco últimamente a que se nos
tenga la consideración que merecemos. Tal y como anda el panorama de la
comunicación en España en los últimos años, ni con insultos, intimidaciones o
apelaciones a la contención vamos a conseguir ganarnos el respeto de nadie, si
es que aún nos queda el de alguien.
Y por era poco el
follón que ya hay liado, viene ahora la Asociación de la Prensa de Madrid y
remata la faena una vez más con un comunicado infecto poniendo el grito en el
cielo por un par de adjetivos a su juicio inapropiados en el video promocional
de un partido políticos. Matizaré: del único partido político con el que se
atreven a ofenderse. La protesta, faltaría más, ha sido respaldada por la
Federación de Asociaciones de la Prensa de toda España (FAPE).
Soy miembro de la
APM y de la FAPE, y muchos compañeros que se han ido dando de baja desanimados,
cabreados y aburridos por la deriva de la institución me conminan a hacer lo
mismo que ellos, bórrate, me insisten, que eso no tiene solución. Pues mirad
amigos, lamento contrariaros. Entre las asociaciones de Barcelona y Madrid, he
pagado puntualmente mi cuota durante 46 años y si alguien se tiene que ir es en
todo caso quien denigra el oficio difundiendo comunicados intimidatorios, no
yo.
No vamos por buen
camino, lo sé y créanme que lamento muy seriamente tener que hablar de estas
miserias. O acabamos con los corporativismos en el mundo de la información, o
será el corporativismo el que acabe con el escaso porcentaje de buen nombre que
aún puede que le quede al periodismo. Los silencios son propios de quienes aman
sobrevivir poniéndose de perfil. Lo siento, no es mi caso.
J.T
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