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lunes, 18 de octubre de 2021

URBANISMO COLONIAL

URBANISMO COLONIAL

AIZPURUA tar JOSU Mª

La dramática erupción del volcán de La Palma (Echedey, según RDFC) pone de relieve una vez más que la situación colonial de Canarias es inasumible e insostenible por mucho REF y parafernalias que la adornen, y por mucho falso RUP que la europeícen.

Sus aguas territoriales, sus costas, y su territorio, están bajo dominio extraño, no natural canario, y sus inspiraciones, decisiones y legislaciones, nada tienen que ver con el progreso popular del isleño si no con los intereses, a veces inconfesables, de gente ajena que se refiere a Madrid. Es una pésima colonización, basada en la alienación del isleño para imponer la metrópoli que un día quiso cambiar a Canarias por Gibraltar.

¿Por qué nos cambiarían hoy?

Trueques aparte, hoy dicen que la lava se adueñó del 8% de la isla bonita y deja 640 Ha convertidas en malpaís, destrozando el patrimonio de isleños que no sólo pierden su vivienda y terrenos, sino que la madrastra colonial les niega su derecho sobre el malpaís que pasa a dominio del Estado, que es España y sus oligarcas de la casta.

Es inasumible e intolerable, por 206 millones que trae el Presidente, se lleva 640 Ha y una fajana que hace sueños húmedos a los hoteleros del mundo. Valoren como quieran, y verán la enorme estafa que la aportación presidencial constituye y que comparada con la de 1.220 del Aeropuerto del Prat resulta ofensiva.

Aquí vinieron muchos, pero nadie trajo fondos, ni se puso a trabajar en las cenizas, aunque los zapatos de Letizia nos plantearon esperanzas.

Hay especialistas urbanistas de nivel mundial que en una semana reorganizarían el espacio afectado, planearían la reubicación y harían de la tragedia una esperanza. Si se deja en manos de los urbanistas medianeros, pronto será una lucha de intereses mezquinos y alejados del progreso de la isla, corriendo el dinero y las presiones frente a la razón urbanística; lo de siempre.

Los afectados, unos más y otros menos, son los que deben recibir la ayuda, no el Estado glotón, y ser ellos los que decidan el nombre del volcán, la reubicación, el tipo de vivienda pues meter en un piso urbano de 60 m a quien vivió rodeado de plantas y animales, es causarle una nueva desgracia.

El Estado pretende, luchen amigos, llevarse una millonada y repartir espejitos, pues estamos en colonias y la costumbre obliga.

Aquí queda reflejado: el colonialismo brutal y abusador, el sucursalismo partidista que ata las manos de un buen presidente, el engaño autonómico (la Autonosuya) y la falta de canariedad institucional.

Todos con La Palma herida, pero no con los farsantes.

 

 

 

 

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