ILUSTRES DON NADIES
Eduardo Sanguinetti, filósofo y poeta.
“Los nadies: los hijos de nadie.
Los nadies: los ningunos… Que no son, aunque sean”
Eduardo Galeano (poema: “Los
nadies”)
Una poética de la caída se esconde detrás de la exclusión económica del escritor, una venganza sistémica puesta en práctica por un sistema aniquilador de ideas e ideales, en el nivel de lo imaginario.
La escritura en sí, no tiene
'status', no vale más que por su soporte escénico (hablado o cantado). En
consecuencia, si hablamos con propiedad, el escritor no tiene lugar en la
sociedad. Sartre desarrolla a propósito de Flaubert el concepto de neurosis
objetiva como motor de la escritura.
El concepto se puede trasponer, y
se podría hablar aún, de un sufrimiento objetivo, de un lamento continuo, que
atraviesan los textos argentinos desde hace un par de décadas.
Pienso a menudo que sería muy
saludable irse para siempre, pues no avizoro cambio alguno en esta sociedad,
sumida en la miseria intelectual y económica, de despotismo de los medios
elevados a símbolo de 'alta cultura' y su secuela.
El embrutecimiento sin vigor
expresado por ejemplo, en el ampuloso expresidente de Uruguay (paraíso fiscal),
el ‘sanatero’ Julio María Sanguinetti, defensor a ultranza del capitalismo,
quién denuncia, que “el arte al servicio de la política termina en un
panfleto”, eliminando de un plumazo a grandes talentos de la cultura
comprometidos en su obra, con el acontecer político y social de su tiempo, como
Picasso, Baudelaire, Goethe, Camus, Cortazar, Frida Kahlo, Wagner, Galeano,
Courbet, Sartre y cientos más, que sufriendo exilios, censuras y persecuciones,
ofrecieron su vida por causas dignas y éticas.
A lo largo de la historia de la
civilización occidental, que este político ramplón, de modo especulativo omite
manifestar… lanza su denuncia, desde el espacio de la misma ideología que
denuncia, ante auditorios compuestos por hordas abigarradas de burguesía
argenta tilinga, siempre sponsoreado por corporacionistas sombríos, … sumó a
los neo-intelectuales patisserie de este milenio de grandes boatos fúnebres, de
la cultura ‘chatarra’ promocionados en medios mafiosos de la mentira elevada a
símbolo de un tiempo luciferiano.
Partir de este país, donde la
razón es un crimen y la verdad un estupro metaforizado, sería saludable...
Primera constancia de esta mezcla inextricable de amor y de odio, de este sueño
de evasión geográficamente imposible de soslayar.
Este sistema extremadamente
despótico, que nadie en su sano juicio puede negarlo, seducidos los pueblos por
tendencias instaladas para degradar su condición de ser humano, no pueden ser
ignoradas, hay que convencerse que Argentina es la China pre-Mao de
Latinoamérica, lo lamentable es que carezca de mandarines letrados.
Provoca espanto a quienes nos
nutrimos de valores estéticos, el desprecio con que se considera a los
escritores de raza y asombra la protección del ámbito estatal y privado, de que
gozan los artistas de farándula vodevilesca, que reinan en el Olimpo del Cabaret
de la simulación y la inmundicia, horizonte a alcanzar por infinidad de seres
sin sentido de pertenencia, sólo acumular, a fuerza de entregarse enteros a la
sodomía y el intercambio de favores.
El resultado es claro: el
repliegue a una posición anarquista cuya violencia afectiva puede volverse
inquietante, cuando la comprobación de la impotencia oscila en el sueño de la
omnipotencia.
La serie de exilios que se
experimentan, esta posición marginal de lo escrito, determina una poética y una
patética de la escritura: una pérdida de realidad inmensa, una situación donde
el texto se tiende entre dos polos extremos: entre el trabajo del texto que
absorbe la acción, o, por otra parte, la acción que absorbe el texto vuelto
imposible.
Una poética nutrida de estremecimiento
frente a una realidad que se transforma sin cesar en irrealidad, un despliegue
a una posición al borde del silencio y una tendencia a la ficcionalización
permanente de lo real. Es el espacio donde se colocan las escrituras
individuales, cualesquiera que sean, incluso la mía.
¿Un nuevo arte popular, anónimo,
plural, anti mercantil, característico para el disfrute colectivo y el
antimesianismo, y que se desarrolla en un "Campo Extendido"?...
¿O tal vez, de nuevo, su
encarnación más perversa?, ¿Cómo explicar que la simulación, la citación, la
copia, adornan el firmamento mítico, el problema de la propiedad intelectual
-tanto de mercancías como de ideas- afecta intensa y a menudo dolorosamente el
mundo mítico de la creación?
Sucede que la certeza del
fallecimiento del autor, deja vacante un lugar que no puede permanecer vacío, y
que el espectador no puede ocupar sin dejar de serlo.
Para Denis de Rougemont, Satán,
Legión, puede revestir muchas formas, ser cualquiera. Pero puede ser la masa
anónima, es decir todos. Y si no es nadie en particular, es además ninguno.
La "textualidad"
promueve de este modo un nuevo autor, que no es simplemente anónimo, sino un
sofisticado e Ilustre Don Nadie, Don Todos y Don Ninguno...
Curiosamente anónimo, porque -a
diferencia del clásico anónimo de nombre desconocido, pero de probada
sensibilidad e inteligencia- conocemos su nombre, aunque su inteligencia y
sensibilidad se disuelven en el ambiente.
Un nuevo autor que coincide con
el "hombre masa" de Ortega: despreocupado de todo aquello que no
afecta directamente su vida privada, que se siente -sólo por vivir aquí- con el
derecho de disfrutar de todos los privilegios, pero se muestra tremendamente
ingrato ante todo aquello que los ha hecho posibles.
Con esa psicología del niño
mimado para quién todos son derechos y ninguna obligación. Que está exento
incluso de desear e imaginar. "Cualquiera, todos y ninguno" son las
Personas de una nueva trinidad cuyo imperio sacrifica simbólicamente a
"cada uno" y en su nombre, ¿o mejor en su seudónimo? Cualquiera,
todos y ninguno, es el lugar de una nueva legitimación, el número y el numen de
Satán Trimegisto elevado a ley.
A la pasión y muerte del
autor-dios, anunciada por Roland Barthes en 1971 en su publicación "From
Work to Text", que completaría en su ensayo de 1977 "The Death of the
Author", continúa entonces su resurrección en un nuevo y peligroso
"Mesías Inverso", que no dice hablar ya en nombre de los dioses -
como el mesías clásico -, ni en nombre de la historia o el progreso - como el
mesías moderno-, sino en nombre de una nueva autoridad, una divinidad que
apenas hemos identificado: cualquiera, todos y ninguno, juntos en su
desapasionamiento hacia todo lo que es, indiferente a la diferencia, frívolo en
sus formas y dogmático en sus actitudes.
Es ese hombre pervertido y
perverso, que habita en el santuario sacralizado de este tiempo luciferiano por
el que transitamos.
Quizá sea difícil encontrar una
imagen más perfecta de espectáculo abierto, multidimensional, real, frívolo y
profundo que el imperio de simulación, donde se debaten las realidades
argentinas, incluidas campañas eleccionarias, fundidas en la representación y
máscaras satánicas, basta visualizar los rostros de los invitados al
espectáculo de la moralina donde cada personaje juega su libreto sin necesidad
de una conciencia macroscópica de la escena, sin existir un director local que
asigne los papeles y que pague la comisión de un espacio donde la ceremonia se
consume.
Descubrir, a pesar de todos los
que pueden horrorizarse de mi visión, que nuestras instituciones, nuestra vida
cotidiana, nuestros sistemas de interpretación, están sometidos al imperio de
la simulación, es poco más que descubrir que el modelo humanista de la vida en
estado natural, es poco más que un modelo olvidado, hoy un recuerdo escindido.
Este es el estado artificial y
continuo que como paisaje recibimos. Lo que resultaría aún más ingenuo sería
elevar al terreno del deseo justo lo que ya existe como realidad.
Porque, aunque el conocimiento
implique responsabilidad, la irresponsabilidad de los ignorantes que rigen en
esta tierra, no va a curarnos del conocimiento, ni de la incapacidad de
funcionarios, para asumir responsabilidades, que hagan de precisa su
permanencia en la función para la que no están capacitados, pero la máscara del
simulacro impone criterio.
Mientras siglos de valores
construidos con la sangre de infinidad de generaciones de seres humanos, nos
contemplan, predestinan holocaustos cotidianos, frente a los que la indolencia
de la nueva civilización que se cocina en las pistas de información de las
redes de la web, descree lo que supone superado, permaneciendo inerte,
congelada, al pie de alguna página que aún no ha sido escrita.
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