PARA HERENCIA
LA QUE VA A DEJAR RAJOY
VICENTE
CLAVERO
Hay
que tener mucho cuajo para seguir escudándose, a estas alturas, en la herencia
recibida. Pero el Gobierno parece empeñado en hacerlo, según quedó confirmado
en la sesión de control celebrada esta semana en el Congreso. Soraya Sáenz de
Santamaría, Cristóbal Montoro y Luis de Guindos volvieron a quejarse de la
situación económica que dejaron en 2011 los socialistas. Como si los quebrantos
que todavía padecemos los españoles fueran ajenos a las decisiones tomadas por
ellos mismos durante los últimos cuatro años.
Esta
última apelación a la herencia recibida vino a cuento (es un decir) del
varapalo que la Comisión Europea ha dado al Gobierno por sus Presupuestos
Generales del Estado para 2016. Unos Presupuestos que Mariano Rajoy ha querido
dejar hechos antes de las elecciones del próximo 20 de diciembre, con el único
propósito de utilizarlos como herramienta propagandística. De ahí su empeño en
rebajar algunos impuestos y abrir la mano con el gasto, después de una
legislatura llena de sufrimientos, aunque no para todos por igual.
En
Bruselas no se han creído que los pomposamente llamados “Presupuestos de la
recuperación” permitan cumplir los objetivos de reducción del déficit público y
han advertido de que será necesario hacer sobre la marcha ajustes adicionales
por la nada despreciable cifra de 10.000 millones de euros. Esa tarea puede que
le corresponda a otro Gobierno del PP (del que Dios nos libre) o puede que no,
en cuyo caso el sucesor de Rajoy en la Moncloa deberá apechugar con un legado
tan poco apetecible como el que él recibió.
Los
10.000 millones de euros, además, serían sólo parte de la herencia, que incluye
una deuda pública superior al 100% del PIB y la España con mayores
desigualdades de los últimos tiempos. Porque lo triste de las políticas del PP
es que no sólo no han servido para que el Estado suelte lastre, sino que le han
obligado a recurrir masivamente a la financiación ajena, debido a la falta de
pulso de la economía. Con el agravante de que, mientras tanto, la gran mayoría
de las familias se veían también cada vez más empobrecidas.
Eso
no lo digo sólo yo, sino que lo ha denunciado incluso un organismo al que no se
conoce precisamente por su vocación social, como el FMI. Lo cual constituye una
muestra inequívoca de la absoluta falta de sensibilidad de los dirigentes
políticos que los españoles venimos soportando desde diciembre de 2011 y sería
motivo suficiente para que se fueran a sus casas llenos de oprobio en cualquier
país medianamente digno.
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