jueves, 1 de octubre de 2015

CON LA ESPONTANEIDAD DE LA EMERGENCIA... OBVIAMENTE ESPERANDO

CON LA ESPONTANEIDAD DE LA EMERGENCIA... OBVIAMENTE ESPERANDO

Eduardo Sanguinetti, Filósofo y poeta Rioplatense

Hace ya bastante tiempo que he nacido.
Hace, a la vez, mucho tiempo y hace muy poco tiempo.
Todavía no he llegado a comprender lo que me ha pasado.
Tampoco he llegado a admitir la existencia, a veces, ni a mi mismo.
Observo estos seres y estas cosas que me rodean y no puedo evitar la sensación de sentirlo enigmas, o casi.
Las satisfacciones que he buscado para colmar una vida, un vacío, una nostalgia y he obtenido... han conseguido a veces, enmascarar el malestar existencial.
Me han distraído... pero ya no pueden, hoy, hacerlo.
Los dolores, penas, fracasos, me han parecido siempre, más verdaderos que los éxitos y el placer.

Existir es la única manera de existir que conozco, me agarro a esta existencia, porque no puedo imaginarme, una manera de existir fuera de la existencia.
Escribo para mostrar lo que nadie ignora y para confirmarme a mi mismo lo que siempre he sabido: lo único e insólito de este universo.
Un universo finito es inimaginable, inconcebible.
Un universo infinito es inimaginable , inconcebible.
Por ende, no puedo dejar de aseverar, que el universo no es finito, ni infinito, siendo finitud e infinitud  más que formas humanas de pensarlo.
De todos modos, que la finitud e infinitud, no sean más que formas de pensar y de decir, es también inconcebible, inimaginable.

y... si no nos llamáramos "algo", si no nos llamáramos "nada", otra sería,  tal vez nuestra idea  existencial sobre  nuestra idea existencial sobre nosotros mismos.
Pero no estamos hechos de una unidad abstracta, sino de esa unidad carnal que moralmente oímos cuando se nos nombra: "No somos más que lo que podemos ser".
Salimos pues, con nuestro yo a combatir, según nuestro yo.
Uno se grita a si mismo: ¡Yo soy el que hay en mi!
No somos con exactitud más que la parte de convicción que nos asiste.
El hombre es en definitiva, el sujeto activo de una culpa: vivir.

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