CON LA ESPONTANEIDAD DE LA EMERGENCIA... OBVIAMENTE ESPERANDO
Eduardo
Sanguinetti, Filósofo y poeta Rioplatense
Hace ya
bastante tiempo que he nacido.
Hace, a la
vez, mucho tiempo y hace muy poco tiempo.
Todavía no
he llegado a comprender lo que me ha pasado.
Tampoco he
llegado a admitir la existencia, a veces, ni a mi mismo.
Observo
estos seres y estas cosas que me rodean y no puedo evitar la sensación de
sentirlo enigmas, o casi.
Las
satisfacciones que he buscado para colmar una vida, un vacío, una nostalgia y
he obtenido... han conseguido a veces, enmascarar el malestar existencial.
Me han
distraído... pero ya no pueden, hoy, hacerlo.
Los dolores,
penas, fracasos, me han parecido siempre, más verdaderos que los éxitos y el
placer.
Existir es
la única manera de existir que conozco, me agarro a esta existencia, porque no
puedo imaginarme, una manera de existir fuera de la existencia.
Escribo para
mostrar lo que nadie ignora y para confirmarme a mi mismo lo que siempre he
sabido: lo único e insólito de este universo.
Un universo
finito es inimaginable, inconcebible.
Un universo
infinito es inimaginable , inconcebible.
Por ende, no
puedo dejar de aseverar, que el universo no es finito, ni infinito, siendo
finitud e infinitud más que formas
humanas de pensarlo.
De todos
modos, que la finitud e infinitud, no sean más que formas de pensar y de decir,
es también inconcebible, inimaginable.
y... si no
nos llamáramos "algo", si no nos llamáramos "nada", otra
sería, tal vez nuestra idea existencial sobre nuestra idea existencial sobre nosotros
mismos.
Pero no
estamos hechos de una unidad abstracta, sino de esa unidad carnal que
moralmente oímos cuando se nos nombra: "No somos más que lo que podemos
ser".
Salimos
pues, con nuestro yo a combatir, según nuestro yo.
Uno se grita
a si mismo: ¡Yo soy el que hay en mi!
No somos con
exactitud más que la parte de convicción que nos asiste.
El hombre es
en definitiva, el sujeto activo de una culpa: vivir.
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