CUANDO...
DUNIA SÁNCHEZ
Cuando
despertamos ausentes de las nubes cenizas que se van emancipando de nuestro
rostro nos entregamos a los pasos vacíos en pasillos blancos. La soledad sonora
impera a nuestras espaldas y lentamente derivamos a un café que anima los
sentidos. Nos asomamos y en la luz del amanecer las calles de la nada concurren
viejos perros negros en su paseo temprano. Ladridos impertinentes nos alerta y
la conciencia incide en la eclosión de unos ojos mirando el horizonte. Puentes
anunciando un nuevo viaje lejos, muy lejos. Puentes que has de pasar y que solo
se cuelgan de riscos donde la álgida esperanza
está tras ellos. No renunciamos, seguimos con el rigor de nuestra dureza en la
CONTINUIDAD de una jornada despejada. Cielos azules donde alguna que otra nube
gris se escapa para no volver. No volver, esa es la palabra exacta, el preciso
lucero que ha de guiarnos en las sendas desconocidas de la vida. No. No
miraremos atrás donde los desgarradas sabinas se retuercen en sus entrañas,
seremos grito de ausencia de cada tempestad, de cada tormento que nos derive
hacia arenas movedizas. No volver, palabra envuelta en la sorpresa de un nuevo
sol. Adiós, decimos. Sin el acicalamiento de una mirada tras nuestras espaldas.
Adiós, vámonos ya….
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