EL VUELO
DE LA PARDELA
A
TELESFORO BRAVO.
GRACILIANA MONTELONGO AMADOR
El ayuntamiento de la villa de la
Orotava, me pidió por medio de la concejalía de medio ambiente (Luis Perera) mi
colaboración para llevar a cabo un homenaje a Telesforo Bravo, con motivo del
centenario de su muerte. Meses de trabajo y preparación del encuentro, que
reúne a una treintena de artistas. Todos colaboraron desinteresadamente.
Visitar a cada autor, compartir experiencias, tomar un café mientras hablábamos
de arte. Asistir a los ensayos como al de la Coral polifónica del Liceo de
Taoro. Al de Marta Solís y el sonido. Prueba de vestuario. Y por último el
ensayo del recital poético junto al
guitarrista Alfredo Peña, que
compuso unos acordes para acompañarme con la poesía. Todo esto, ha sido
una experiencia inolvidable. El acto
se desarrolló en el marco incomparable
del Liceo de Taoro. Una explosión de
arte (nunca mejor dicho) en el norte de Tenerife. Comenzó a las nueve de la
noche del pasado viernes. La escultura de Julio Nieto coronaba la entrada
y dio paso a Marta Solís
con su tema, Mar Adentro.
Continuó con la actuación de la Coral Polifónica Liceo de Taoro, que estrenó para la ocasión
dos temas: Te Quiero, de Mario Benedetti
y el segundo, Folias, arreglo de
David Goldsmith. Estas dos actuaciones fueron hechas al aire libre, en la escalera central. Después se pasó al interior del patio y allí se llevó
a cabo la apertura oficial que incluyó la pintura y la escultura. A
continuación el recital poético Hombre Naturaleza, que realicé para el
homenajeado. Y aquí les dejo una parte, de lo que escribí:
Hombre Naturaleza
El mar anunció su llegada
Entre
las olas y la espuma blanca
Nació Telesforo Bravo.
Las piedras del muelle se agitaron.
Y él, desde niño, sintió su presencia
La naturaleza, estaba allí.
En la roca que recibe a las olas
En el vuelo de la pardela
En el acantilado
En las cuevas
de Martiánez
En el volcán, en la retama, en el viento.
En el vuelo del cernícalo, acechando su presa…
Le gustaba contemplar las estrellas y la llegada
De la tormenta.
Curtido de sal,
creció el joven Telesforo Bravo.
Aprendió
rodeado de los más grandes.
Aprendió de la naturaleza.
Que le dejó leer
sus secretos, escritos en el tiempo
En las galerías, en
las montañas, en los senderos.
También aprendió, de su maestro,
Agustín Espinosa, que empleó el método aristotélico,
Para enseñar en el jardín del colegio.” En libertad”
Y allí en
esa libertad, encontró
el amor, encontró a Asunción.
Y juntos
compartieron el camino…
Desde entonces estudió sin detenerse, viajó sin parar,
Las islas hermanas, lo recibieron. Es requerido
Porque solo él, puede dialogar con el agua…
Desde Irán
hasta Islandia. Desde Extremadura
A Galicia. Del archipiélago Chinijo
a la caldera de Taburiente. Nuestra caldera
Se curtió en las artes.
Fue dibujante, talló la madera.
Fotografió momentos.
Dejó escritas sus teorías, sus descubrimientos.
Dejó huella, una huella profunda, porque
Telesforo también fue maestro…
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