¿QUIÉN MATARÍA A EDWARD SNOWDEN?
Por Eduardo Sanguinetti
Desde el momento de despertarnos por las mañanas, hasta el momento
de acostarnos, todo es una farsa, una vergüenza, una estafa, todo el mundo lo
sabe y todo el mundo colabora en la perpetuación del fraude.
Quizás
por esto, nos parecemos a veces tan desagradables unos a otros. Por eso resulta
tan fácil organizar invasiones a países de Noráfrica, medio oriente, o comenzar
una guerra en nombre de la paz o una cruzada solidaria a favor del consumo,
cual “lógica cultural de una vida plena y real”, contra el vacío de una vida
sin ambiciones, en función de las tendencias a seguir, cual coartada
democrática de los universales del consumo de cualquier cosa, evidencia
absoluta de lo concreto.
Esta
ambigüedad del consumo –puesto que actúa como factor de ¿democratización? en
una sociedad deteriorada – encuentra su ejemplificación más clara en una
reciente noticia que ha ocupado las primeras planas de los medios de
información, en función de desvirtuar la realidad y presentarnos cual bien de
consumo, trascendidos, aún sin comprobación cierta, que anuncian lo porvenir,
cual oráculo del presente.
Me
refiero puntualmente a las ¿revelaciones? sobre el espionaje de la Agencia de
Seguridad de EEUU efectuadas por el empleado de la CIA, Edward Snowden, que
parece “shockearon” a la comunidad internacional, incluso a sus primeros
mandatarios, que han puesto en jaque al imperio.
Este
empleado de la CIA, Edward Snowden, tras pasar unas semanas ¿refugiado? en Hong
Kong, viajó a Moscú, luego de pedir asilo político a 27 países; no es broma.
Hasta
aquí la “gran” noticia que me lleva a meditar acerca de todo este absurdo, pues
¿alguien ignora que los servicios de inteligencia de EEUU nos espían a todos?
¿No hablamos todos desde redes sociales, medios de comunicación, libros y
ensayos acerca del Gran Hermano, término acuñado por el escritor británico
George Orwell, en su obra ‘1984’, anticipatoria de este presente donde todos
somos investigados y observados? ¿A qué se debe tanta indignación harto
simulada de primeros mandatarios del mundo, tras las revelaciones de Snowden
sobre el espionaje de EEUU a gobiernos de todo el mundo? ¿Ignoraban la tarea de
la CIA estos mandatarios entre los que incluyo a los de nuestra Latinoamérica,
tan afectados tras las previsibles revelaciones de este espía?
Las
agencias de prensa del mundo no ignoran el accionar de los Servicios Secretos
de todas las naciones del mundo; accionan en consonancia con los ejecutivos de
los gobiernos, conformando un “Estado dentro del Estado”, trabajando incluso
junto a las transnacionales corporaciones que operan en el planeta, siempre a
favor de la falsificación y la obtusa estrategia inversa de la política,
elemento esencial de dominación y globalización del estado fascista que
gobierna el mundo.
Edward
Snowden, elevado a categoría de héroe y mártir, que en un acto de narcisismo y
megalomanía, logró captar notoriedad, en este mundo del espectáculo y el
simulacro, poniendo al descubierto lo que nadie, en uso de sus facultades e
informado acerca del funcionamiento de este mundo, no intuyera o supiera. En
fin, un caballito de Troya del imperio, instalado a plena luz. ¿Quién mataría a
Edward Snowden hoy?
En
otros tiempos, no tan lejanos, esta noticia hubiera devenido en alguna crisis
de tipo diplomático entre las naciones implicadas, pero no ignoro que luego del
11-S, se ha instalado en este mundo una paranoia replicada en acciones y
reacciones paranormales de los integrantes de quienes operan en el mundo a su
antojo, con la complicidad del contexto de naciones resignadas y alienadas, que
desconocen de manera absoluta que ya no gozan de buena reputación; por lo tanto
la confianza sobre ellos, en cuanto líderes de naciones es nula; y me pregunto
¿dónde está la seguridad? ¿Qué protección se puede inventar que no se haya
imaginado ya? Es inútil pensar en la seguridad: no existe ni la más mínima.
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