Los ricos también se
benefician cuando los pobres dejan de serlo, Lula da Silva
Este texto apareció en algunos medios latinoamericanos; y está, cómo no deja de ser lógico, corriendo por la red. Se trata de un testimonio de Lula da Silva que dmuestra, con lo que ha ocurrido en Brasil como prueba fehaciente, que la codicia egoista del capital especulador, ademas de inhumana, es poco eficaz. El empeño de enriquecerse por la vía de arrebatarle beneficios a los pobres, no mejora los resultados. Las plíticas expansivas y sociales de Lula, con una austeridad bien entendida, han hecho posible que Brasil, hoy, sea acreedor del FMI.
¡Ojalá la tronco'col de Merkel atendiera a lo que dice
Lula!
"El expresidente de Brasil contó
durante su visita a Colombia detalles de la política social que hoy es ejemplo
en el mundo. Le recomendó a Colombia no dejar en manos de intermediarios la
administración de los recursos públicos. A Luiz Inácio Lula da Silva no se le
olvida que lo que hizo el primer día de su gestión como presidente de Brasil
fue reunir a todos sus ministros, subirlos a un avión y llevarlos a los lugares
más pobres del país. Quería que el presidente del Banco Central o su ministro
de Hacienda“vieran a ese país que no se queja, que no hace manifestaciones, pero
que está ahí, que es real y verdadero. Eso quizá haya ayudado a cambiar las
cosas”.
Da Silva conocía muy bien esos sectores.
Salió de una de esas zonas donde es común que los niños vayan a la cama sin
comer o pasen un domingo sin almuerzo. “Conocí el pan por primera vez a los 7
años –recordó el exmandatario–. Hasta esa edad, el café que me tomaba por la
mañana era con harina de yuca. Sé que es la desesperación de una madre que está
delante de un fogón sin gas y sin lo más elemental para hacer una comida para
sus hijos”.
Durante su visita al país, el
expresidente de Brasil compartió no sólo su historia de vida, sino los
resultados de su política social que sacó a28’000.000 de brasileros de la
pobreza y que redujo drástricamente los niveles de desnutrición y
desescolarización de los niños y jóvenes de su país.
Brasil es una de las diez economías
más importantes del mundo, pero para Lula esto de poco ayuda si no hay
democracia ni políticas de distribución del crecimiento para evitar que el
dinero siga en manos de pocos “y el pueblo siga pobre y desnutrido”.
“Cuando empecé mi gobierno, el 10 por
ciento de la población más rica cogía la mitad del dinero del país y le dejaban
a los más pobres apenas el10 por ciento”, recordó el exmandatario quien logró
cambiar estas cifras aumentando el salario mínimo en un 62 por ciento en cinco
años, aún con voces en contra que le advertían que lo único que lograría era
elcrecimiento de la inflación.
“Y la inflación no aumentó”, dice
ahora con satisfacción. Esta sola decisión sacó a millones de brasileros de la
pobreza. Es más, asegura que con la crisis del 2008 Brasil salió adelante
gracias a esta población. “El consumo creció siete veces más, sobre todo en los
sectores populares. Los pobres comenzaron a ser tratados como ciudadanos”.
Para Luiz Inácio Lula da Silva
hubo varias estrategias clave para lograr los resultados. Una fue bancarizar la
población pobre: en un año 45’000.000 de brasileros tenían cuentas bancarias
activas, y esto ayudó a hacer viable la segunda estrategia: no dejarles a
intermediarios la administración ni laentrega de estos recursos públicos.
“No creo que deba existir la
figura del intermediario, porque la mitad de la plata se queda con él. En
Brasil las personas que reciben beneficios del gobierno no tienen contacto con
intermediarios. Reciben una tarjeta magnética con la que puede ir al banco y
sacar el dinero. Eso es sagrado”, recalcó el expresidente.
Y una tercera estrategia que
garantiza el éxito es tener registros de calidad y hacer seguimiento a los
programas y beneficiarios. Equipos del gobierno viajaron a lugares remotos en
donde encontraron habitantes que ni siquiera tenían actas de nacimiento; eran
ciudadanos que no existían. Ellos son hoy beneficiarios del programa bolsa
familia, que entrega tarjetas a las mujeres del hogar para que cuenten con el
dinero para la alimentación y la educación de su familia.
“Son 13 millones de tarjetas. Las
personas van al banco y no les debenfavores a alcaldes ni a gobernadores ni al
presidente. Me decían que estaba desperdiciando el dinero, que estaba creando
vagabundos que no trabajaban. Había personas que criticaban que los pobres
compraran lápices o zapatos para los niños y no comida. Eso es fácil decirlo
para alguien que los tiene, pero no para los que nunca lo han tenido. Quienes
nunca han pasado hambre ni necesidades no saben qué son 80 dólares en manos de
una madre de familia”.
Combatir el hambre fue una
prioridad del gobierno de Lula da Silva, al punto de crear un ministerio
dedicado exclusivamente para esta tarea. En seis años la desnutrición de Brasil
se redujo un 73 por ciento y la mortalidad infantil en un 45 por ciento.
La política es ejemplo en el
mundo. Esta apuesta incluye restaurantes populares, programas de lactancia
materna, promoción de la agricultura familiar, distribución de alimentos a los
más pobres, la entrega de microcréditos y fomento de la economía local a través
de la compra al pequeño productor para abastecer los programas de alimentación
del gobierno, entre otros.
“La garantía para la buena
alimentación de la población debería ser la prioridad de todos los hombres públicos
y de los ciudadanos de buena voluntad. No es normal –dijo– que un gobernante
del mundo no ponga la lucha contra el hambre como una prioridad de sus
presupuestos, así como en sus políticas”.
La generación de millones de
empleos formales para padres de familia buscó reducir el trabajo infantil y por
el contrario, llevar a estos niños y jóvenes a las 214 escuelas de educación
básica nuevas, así como a las 14 universidades federales construidas durante su
periodo. Hoy hijos de albañiles estudian carreras como medicina en estas
universidades.
Estos resultados, aseguró, son una
muestra de que “no hay nada más barato que invertir en los pobres” y deja atrás
la teoría de que hay que esperar al desarrollo para ser inclusivos. En el caso
de Brasil, la inclusión llevó al desarrollo. “Los ricos también se benefician
cuando los pobres dejan de serlo”, dijo.
“Hasta le pagamos la deuda el
Fondo Monetario Internacional. Después de dos años de gobierno le devolvimos
16.000 millones de dólares que le debíamos. Hoy el FMI nos debe 14.000 millones
de dólares que les prestamos para ayudar a la crisis de los países ricos”.
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