VAN A CONTAR MENTIRAS
ITXASO CABRERA - CANAL RED
Las fake news son una amenaza contra la Democracia del mismo modo que lo son los partidos que hacen uso de las mismas.
Mentir es no decir la verdad, ocultar los hechos como mecanismo de protección dejando por el camino la ética. Inherente al ser humano el bulo ha estado presente a lo largo de toda la historia de la humanidad y en una campaña electoral para unas elecciones generales quienes pertenecen al partido de la falacia no iban a defraudar, aunque solo sea en eso: todo está siguiendo el curso de lo esperado.
El PP, el partido
de M. Rajoy, de los sobresueldos en B, de la Gürtel, de las escuchar de algún
viejo comisario, del blanqueo o de hacer caja para unos pocos cuando otros
muchos se encontraban luchando contra una pandemia, son solo unos ejemplos de
las prácticas habituales de la mentira y a nadie le extraña que la usen una
campaña electoral tras otra.
Las fake news son
una amenaza contra la Democracia del mismo modo que lo son los partidos que
hacen uso de las mismas. Amañar los datos y bailar al son de la ultraderecha
apoyándose en las políticas antisociales de los socios preferente, VOX, solo
trae un resultado: vulnerar todas las conquistas propias de la ciudadanía en
los últimos años además de reírse a la cara de la gente, que ambas cuestiones
suelen ser de igual gravedad. Gavedad que va en aumento si leyes como la de la
eutanasia, los derechos LGTBi, el aborto, la reforma laboral o la nueva norma
sobre el derecho a la vivienda corren peligro de derogación en el caso de que
la mentira llegue al poder. Otras leyes seguirán en el tintero sin posibilidad
de aprobación como la de salud mental, la de familias, cine y cultura
audiovisual, movilidad sostenible o bebés robados por poner algunos ejemplos. Leyes
en definitiva que ponen en el centro a la persona y que la derecha no tiene y
no ha tenido nunca intención alguna de ponerlas en marcha.
No se trata de una
amenaza, ni mucho menos de utilizar los fantasmas a modo de un preaviso de lo
que pueda llegar, es lamentablemente un hecho que se ha convertido en realidad
en algunos municipios donde la derecha campa a sus anchas a ritmo que elevan
los sueldos de los cargos públicos olvidando las cargas y responsabilidades
públicas, en los ayuntamientos o comunidades donde ya gobernaba el PP con apoyo
de la ultraderecha, se ha apostado por la política del hormigón frente a las
políticas sociales, culturales o medioambientales, temáticas de las que
reniegan y eliminan de las propias agendas. Mirar a Europa no hace más que
confirmar tales teorías, en Italia con Meloni a la cabeza, políticas xenófobas,
machistas y cargadas de privatizaciones al mismo tiempo que aumenta el déficit
con la rebaja de impuestos son el día a día de una gestión fascista.
«El partido de la mentira
se aproxima a eso, a confirmar las falsedades, transformarlas en medias
verdades, citarlas tantas veces como sean necesarias y que parezcan una nueva
realidad.»
Poco se habla de
medidas concretas por parte de esa derecha, de propuestas de aquellas que
afectan a la tierra, al día a día, a la rutina de las y los españolitos de a
pie: del no al trasvase tantas veces coreado en Aragón a la escuela pública
otras tantas veces afectada por recortes y olvidos, a la lucha por la atacada
igualdad, la privatizada salud, la subida cesta de la compra o el cuestionado
cambio climático. Reivindicaciones en formato de derechos que ahora más que
nunca ya no son demandas habituadas a la izquierda si no que se tornan en forma
de políticas vitales para la ciudadanía en general cuando corren peligro de
caer en manos de Feijoó y sus secuaces, negacionistas y escépticos compañeros.
El partido de la mentira se aproxima a eso, a confirmar las falsedades,
transformarlas en medias verdades, citarlas tantas veces como sean necesarias y
que parezcan una nueva realidad. Al mismo tiempo avanza atentando contra los
derechos y libertades de mujeres, del colectivo LGTBi, de las familias libres y
diversas, de las formas de vivir sin condicionantes retrógrados, del acceso a
los derechos vitales como a la vivienda, al trabajo digno con la
correspondiente subida del SMI o la muerte desde el aspecto dignificador de
cada cual en sus últimos días. Sin planes, proyectos ni programas reales, los
de la gaviota se centran en desconfigurar el andar de un Gobierno en funciones
intentando diseñar una nueva careta para la nueva etapa, máscara que solo hace
más que esconder su polvoriento pasado como si una nueva alfombra quisiera
esconder la porquería que esconde la historia del partido de los recortes.
En una campaña
electoral centrada en la institución es de nuevo la oportunidad de evitar el
turnismo, los gobiernos monocolores sustentados por el blanco y negro. Ahora,
como siempre: la calle sigue siendo prioritaria, los hemiciclos solo configuran
una pieza clave para el funcionamiento de una gran maquinaria, la movilización
ciudadana es la gasolina para que todo ello funcione hacia una dirección u
otra, testigo de cambios de rumbo de Consejos de Gobierno esta fuerza tiene la
posibilidad única de acrecentar utilizando el ritmo rápido del presente que
vuela de forma más frenética que nunca.
La incertidumbre
que plantean las próximas elecciones del 23J debe de ser la oportunidad para
que como individuos de una sociedad nos distanciamos de la derecha, de esa
derecha que aunque desde el plano publicitario parezca renovada sigue siendo la
misma farsa de siempre, que olvida a los que más necesitan de políticas
públicas y sociales para centrarse en los privilegios propios de una clase
política y de sus amigotes. La oportunidad de no mentirnos en las urnas con
falsas esperanzas, de encontrarnos de nuevo frente al voto que sirva como
contrato, la posibilidad para equilibrar el corazón y la razón basándonos en
los hechos es la respuesta oportuna para que las tripas no nos lleven a ese
odio al que la derecha y sus mentiras quieren que acudamos.
“En el mundo hay
mentiras y falsedades, hechos, verdades y casualidades. Hay mentalidades
horizontales, verticales y diagonales” cantaba Calle 13 hace unos cuantos años.
Respetando la diversidad acabemos en el día a día con esa forma de pensar y
gestionar egoísta y torticera, con esas mentalidades bunquerizadas en el
pasado, no hagamos verdad los delirios de quienes no creen en los sueños,
volvamos a imaginar desde el voto progresista, a poner a disposición desde el
empuje a los ideales, a pensar en todo lo que está por llegar, a seguir un
camino, pedregoso, enredado, no era fácil avanzar en estos tiempos de
convulsión (des)informativa pero el mojarse los pies ahora en verano para que
los rayos no nos quemen la piel será el preludio de involucrarse en invierno
cuando el frío venga a buscarnos y quiera calarnos los huesos. Y sí, pese a que
existan ampollas en la piel y se nos cansen los músculos habremos sido leales a
aquello de lo que nacimos, somos y pertenecemos: la calle, la vida, la historia
donde el bulo queda a las puertas del presente.
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