viernes, 1 de mayo de 2020

INDEPENDENTISTAS


INDEPENDENTISTAS
JM AIZPURUA
Semántica imperialista, necia y vacía que dirigió un “Proyecto España”, nunca cuajado, y vive en sus cavernas tachando hoy de “indepe” a los que antaño tachó de moro, judío, hereje o extranjero, para justificar, sin más, que estaban equivocados y que había que eliminarlos para “defender España” y poder seguir ellos mandando con las reglas que les permitieron acrecentar sus patrimonios, sus privilegios, su dominio y su brecha de elite.

Su trampa saducea consiste en ignorar su trayectoria, siempre errada, para no reconocerse en la realidad de las limpiezas étnicas, la esclavitud, sus miserables negocios de venta y explotación de esclavos en sus “Indias” con trescientos años de saqueo colonial y genocidio cultural y étnico. Trayectoria mas abyecta no puede explicitarse, máxime cuando fue camuflada en torno a un dios y un papa, meros utensilios de falsa legalidad y coartada para el saqueo y la deformación social.

Todo arrancó con unas intenciones de monarcas castellanos, depredadores y canallas, que arrancando en Alfonso nos han traído hasta Felipe, en línea quebrada.
La mentira, la falsificación histórica, la enorme crueldad, ha sido la consigna que la casta hispana con sus adjuntos nobiliarios y tontos útiles bien remunerados han mantenido a lo largo de la historia deformada que los presentaba de héroes cuando eran en realidad villanos.
Los chicharreros mantienen la estatua de Franco y la plaza de Weyler, en el más absurdo contrasentido de los méritos humanistas del siglo XXI, homenajeando a dos represores asesinos, cuyos méritos solo existen para esa casta que se benefició de sus acciones.
Pero también hay una irreductible población que mantiene sus principios, que siempre luchó contra el “derecho de pernada”, la Inquisición, la explotación, la esclavitud, y que cada vez que tuvo oportunidad gritó con fuerza que: “el Rey está desnudo”.
Yo que viajé trabajando por los territorios de la falsa unidad, se distinguir Galicia, Asturias, León, la infinita Cantabria, Vasco-Navarra, Aragón, Cataluña mediterránea, Castilla, y ese Sur andaluz, extremeño, murciano, tan diferente y lejano. Nunca fui, por vergüenza, a Ceuta y Melilla, pero si a Gibraltar y me sentí extranjero. Y constaté que, “eso”, no es una nación.
La inercia, la maldad de la casta, la represión y el terror a enfrentarse a la realidad, impiden reconocer la realidad territorial española y su necesidad de replantear un Estado republicano y federal que intente un primer paso de modernidad y adaptación al siglo XXI. Sin tierras a colonizar, sin esclavos para trabajar, ese Estado deberá enfrentarse a un nuevo paradigma social y territorial, en el que la igualdad y el mérito, suplanten el supremacismo castellano y el muro clasista, para intentar la solidaridad.
Y ser unionista, independentista o mediopensionista, no exime de reconocer esa realidad y enfrentarse a la tarea de abandonar una historia decepcionante y marginadora, y enfrentarse al nuevo reto del siglo XXI de dotar de dignidad, humanidad, y futuro a ese conglomerado de pueblos y ciudadanos que deben organizar su sociedad en Europa.
El más tonto de mis lectores entiende por qué no meto a Canarias en el invento.
La pugna, las dos Españas, nos lleva por el desagüe de la Historia, del Imperio a la desaparición. Srs. capitalistas y caciques: despréndanse ya de esa rémora “nacional” y avancen con la Historia.



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