domingo, 24 de mayo de 2020

RESEÑA DE "GUIRRES SIN ALAS", LA ÚLTIMA NOVELA DE VÍCTOR RAMÍREZ:


RESEÑA DE  "GUIRRES SIN ALAS", LA ÚLTIMA NOVELA DE VÍCTOR RAMÍREZ:

"ESTA OBRA CONSTITUYE UN PASO ADELANTE EN LA CONSOLIDACIÓN DE NUESTRO ÁMBITO CULTURAL"
Detrás de cada pincelada del relato late la soledad
y la angustia de unos habitantes de cualquier
ciudad de nuestro universo

JOSÉ ANTONIO LUJÁN HENRÍQUEZ
- CANARIAS-SEMANAL.COM
22-12-2009
Para quienes merodeamos por los aledaños de la creación artística y literaria de la Isla, siempre es grato participar en la recomendación de un libro como este, porque, además de ser un acontecimiento muy importante para su autor, significa dar un paso adelante en la consolidación de la identidad de nuestro ámbito cultural. Por esta razón, no he podido soslayar la incitación de su lectura para reflexionar y opinar rápidamente sobre ella -aunque lo haya hecho tan sólo hace una semana-, cuando la lectura de un libro y la toma de notas para su comentario prefiero hacerlas con más sosiego.
         Permítanme que hoy defina a
Víctor Ramírez como el hombre que tiene en su haber tres importantes compromisos:

        En primer lugar, el compromiso pedagógico y cultural.
        -También es poseedor de un fuerte compromiso político y social.
        -Y a ello suma el compromiso con la literatura puesta al servicio de la palabra y de la historia del pueblo canario.



Pero quisiera poner al frente de mis palabras la visión de dos creadores isleños. Una es de Isaac de Vega, quien  describe la actitud que nuestro autor adopta ante la realidad canaria  de esta manera:

          "Sabida es la fijación de Víctor Ramírez por lo popular, no únicamente como más o menos caótico y de historia a mano para entretener - sino como profunda comprensión y amor por las gentes que discurren sus vidas humildemente…Masas explotadas de donde sale toda especie de riqueza, toda clase de lujos, toda clase de soberbias de los otros menos triunfantes en esta dudosa vida de todos los días, que se hacen sobre los que exprimen, asentados en una injusta democracia".

           Y Otra, del escritor
Alfonso O´Shanahan, a quien en esta noche de encuentro literario elevo un sentido recuerdo, y que escribió de nuestro creador lo siguiente:
           "A Víctor lo que le duele esencialmente es su Patria, Canarias, sin asomo de egoísmo isloteño alguno, pues toda su prosa periodística arranca de la universalidad del canario, pero del canario universal, es decir, del canario no colonizado".

 A los tres compromisos mencionados no se les puede poner límites, acaso los estrictamente metodológicos. Y ese conjunto, amasado en un hombre como Víctor, es lo que hace de nuestro autor un torrente de humanidad o, si lo prefieren, una personalidad cálidamente arrolladora.
           No les voy a hablar de manera detallada de todos los compromisos señalados, para no alargar este acto, por lo que voy a ceñirme a un somero apunte sobre su creación literaria y a comentar algunos aspectos de su obra Guirres sin alas.
          Víctor Ramírez nació en el barrio de San Roque, en 1944, y casi por casualidad (según me confiesa el propio Víctor, por indicación de su amigo Juancho de Armas) empezó a cultivar el género narrativo. Su producción abarca la novela, el relato corto y las reflexiones periodísticas, en una  continua actividad creadora, que rompe los moldes habituales.

 Hoy, tras haber leído “Guirres sin alas”, la cuarta entrega de la serie “Narrativa súbita” ( que incluye además los títulos
“Arena Rubia, “La tercera mitad del cariño” y “Precisamente, quiero -en parte- desmentir a quienes consideran que esta es una novela corta. Puede ser una novela corta, que en estas apreciaciones tampoco hay acuerdo entre los académicos,  pero  de ninguna manera es una novela sencilla. Y, sin más preámbulos, de eso es de lo que vamos a hablar.
            En estos tiempos, a caballo de dos siglos y de dos galaxias (la de
Gutemberg y la cibernética de Gates), la novela se ha vuelto un género controvertido de tal manera que se habla de su decadencia. Y para echar leña al fuego a veces surgen voces, como las de Luís Goytisolo o la de Eduardo Mendoza, quienes llegan a hablar de  su muerte. Sin embargo,  se observa que  cada vez se escriben más novelas. Y a la gente le agrada que alguien les cuente un cuento, les hable de los avatares de personajes y de acontecimientos diversos.
            Pero, entonces ¿qué es lo que pasa? Sencillamente que no todo lo que se escribe tiene calidad. Tal vez falten constructores de obras, donde lo narrado se corresponda con el buen uso de la técnica narrativa. Lo del espejo al borde del camino de los realistas parece que lo practica todo el mundo. Sin embargo, yo creo que hay que saber poner el espejo. Y ahí es donde radica la maestría.

 Para empezar, hemos de decir que toda obra surge desde una experiencia vital que carga sus sentimientos tanto en un entorno como en el lenguaje.  Y en gran medida también desde la memoria. Esta es, sin duda, una novela de la memoria y por tanto está cimentada en el lenguaje.
            El autor desarrolla el asunto de las relaciones incestuosas que, aun siendo un tema de rango universal, están contextualizadas en el ámbito cultural isleño. La historia de Canarias está cuajada de fenómenos en los que las evidencias y variantes antropológicas adquieren dimensiones diversas (incesto, brujería, curanderismo, mestizaje, emigración…).
           ¿Qué se nos cuenta en esta novela? ¿Cuál es su anécdota?

Si me apuran, la temática es muy sencilla. Un personaje-narrador, en su edad madura, se encuentra internado en un hospicio y desde esa atalaya cuenta de manera retrospectiva el relato de los amores de su vida. Un relato sencillo: dos cuñados, casados con sus respectivas hermanas, tras haber quedado uno viudo y otro abandonado por su esposa, deciden casarse con sus respectivas hijas. Y toda la obra se desarrolla y va creciendo a lo largo del texto, contando de manera recurrente los matices de la decisión de casarse, las relaciones íntimas.
            Todo relato, como sabemos, posee esencialmente los componentes de espacio, tiempo, personajes y trama. Y eso es lo que va aflorando durante el relato retrospectivo que hace el narrador. Es un constante tejer recuerdos y situaciones, que va creciendo con la hermosa materia de la palabra, palabra que se engarza y construye con una
singularidad única en la narrativa de las islas.

En relación con el espacio de la novela, les diré que  el texto hace referencia a un escenario vital, existencial, más que a un espacio urbano concreto ya que no se ofrece una descripción precisa del mismo. Es un espacio sin calles, sin plaza, y si me apuran, sin casas.      Sabemos que puede ser un barrio periférico de una ciudad isleña, que se halla a medio camino entre un espacio “ciudad” y un espacio “campo”.  Son escenarios, que no necesariamente han de coincidir con espacios reales, pero que mantienen algunos elementos de identificación con paisajes conocidos.
           El narrador hace aflorar en su recorrido memorístico, en su existir en el mundo, un escenario impreciso, escasamente o nada dibujado, que no se concreta ni describe, aunque existen algunas referencias que, como lectores singulares, podríamos aventurar, pero que no es significativo en el marco del relato. Tal vez, podamos adivinar que es uno de los barrios que rodean la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, y que es donde el autor ha desarrollado su creación novelística. Acaso podría ser el barrio de San Roque.

En la obra existe una bipolaridad entre la ubicación del barrio y la ciudad capitalina. En ocasiones se habla de “bajar a la ciudad” (abajo en la Calle Mayor, Las Canteras, El Puerto, San Nicolás, topónimos históricos de una ciudad conocida, pero que no constituyen en absoluto un escenario costumbrista, sino que funcionan como meras pinceladas situacionales con escasa significación en el marco de la obra, y sólo válida a la hora de plantear el movimiento de los personajes, su condición social o escapadas de ocio.).
        El barrio está situado cercano al barranco y entre fincas de platanales. Por tanto, podríamos hablar de tres espacios: Un barrio, una ciudad y un difuso paisaje de campo, con topónimos de pueblos isleños (Valsequillo, Agüimes, Artenara…).  Como lugar urbano singular en la obra es de mencionar el Cupido Andaluz, cabaret de amores ilícitos y regencia clave de la soledad de los personajes, con sus “ninfitas públicas”.

 En cuanto a los personajes: ya he comentado que esta es una obra de un personaje que narra sus recuerdos y que se dirige a una segunda persona, “como ya le he dicho, señora mía…” o a un genérico “caballeros”, que son los confidentes que se hallan próximos, en ese hospicio de la memoria.
           Pero lo que realmente constituye una riqueza expresiva es la denominación u onomástica de los personajes que muestra la creatividad del autor. Una característica de gran parte de los protagonistas es el nombre compuesto, lo que le otorga una fuerte sonoridad expresiva y que constituyen una delicia onomástica. Los protagonistas principales en torno a los que gira la anécdota son:
       Altagracia Mercedes, Arabita Fermina, Avelino Colla (el párroco), Julián, Rita Lubina, Mary Pino, Camelia -Antonia “La pergamina” (prostituta nacida en el barrio), Anselmo (fotógrafo), Sebastián Alí (el árabe), Almagro (Amaranto o Clorindo, ex legionario-guardián del cabaret), Violeta (regente de un cabaret-prostíbulo), Fígaro (el barbero).

Víctor Ramírez crea un friso de personajes de carne y hueso que hacen que detrás de cada pincelada del relato esté latiendo la soledad y la angustia de  unos seres, habitantes de cualquier ciudad de nuestro universo, y que es un signo de la honda preocupación humanística de nuestro autor. En general, son personajes caracterizados por su primariedad psicológica.
        La temática que centra su actuación es el erotismo como pasión primaria y constituyen el rescate de personajes anónimos que pueden ser prototipos de los que nos encontramos en nuestro cotidiano vivir. Son antihéroes, es decir, personajes muy normales, que no desarrollan ningún tipo de hazañas ni acontecimientos extraordinarios.
            Por otra parte, voy a centrarme en las características de la prosa de Víctor Ramírez. Pero quiero aportar una reflexión del escritor
Andrés Trapiello, que dice:  "En los último tiempos se ha pasado de una cierta cursilería romántica en la que todo era épico y poético a una estética de la dureza urbana en la que nada es literario, porque nada puede ser bello. Se ha pasado del héroe romántico a la mistificación del fracasado".

 Y esa estética de “lo feo”, por llamarlo de alguna manera, únicamente se logra mediante el eficaz manejo de la prosa. Tanto en “Guirres sin alas” como en su novela
Largo Oscuro Origen, he disfrutado con la construcción verbal de los textos. Y ello ha sido por el uso del léxico, la adjetivación original, la doble adjetivación y la sintaxis. En cierta ocasión denominé a este especial y singular tratamiento como “prosa dislocada”.
          En efecto. En el texto se pone de manifiesto una singular  riqueza léxica, de creación propia, generada bien por el contexto referencial, pero sobre todo por la competencia expresiva del autor. El léxico ofrece una fuerte plasticidad a la obra, que por otra parte está desnuda de metáforas.
            En algún momento aparecen canarismos (“pachorriento…”) pero que no apuntan a un costumbrismo regionalista, dado que su significado se alcanza por el contexto. Asimismo, hay abundancia de hipérbaton (alteraciones sintácticas), metáfasis de categorías oracionales (adjetivos que funcionan como adverbios “yo apadriné bautismal a sus hijos” y viceversa- “le caíste bienísimo”; verbos creados desde sustantivos…), sustantivos que han generado adjetivos, etc. No obstante, es preciso señalar que el adjetivo de nueva creación funciona como un refuerzo explicativo del sustantivo al que acompaña (“insultos machunos”, logrando con ello una prosa y expresión muy original (“algunos años concretos transcurridos fidedignos”)

En cuanto al estilo, la frase es afirmativa, sin concesiones a la duda ni a la metáfora, con una organización asindética, sin nexos, que nos sitúa en los linderos de la expresión coloquial… La ejemplificación y análisis exhaustivo de cada uno de estos aspectos excede estas notas de lectura. Subrayo las siguientes muestras: 
           quince de agosto térmico bochornoso // estar enfermo gripal // paga completa total // nunca antes  las habíamos llevado a merendar o de cine // genio fosforino // bravura chillona resabiada // acabaría más inquieto temeroso // se había apasionado enfermizo de mi Altagracia // entonación cantarina viril.
           Es de destacar el uso de los diminutivos que logran la doble finalidad de afectividad y calidez, ajustada en cada momento de la descripción, sin asomo de cursilería: (Ninfitas públicas // comidita //viejilla // hijito).
          Con ello se logra una prosa doblemente eficaz, por una parte la fluidez, vacía de imágenes plásticas, pero a la vez la proximidad al habla coloquial, desde el proceso mental de su creación, que prevalece sobre la pincelada descriptiva.

 Por último quiero ofrecer una pincelada sobre la temática erótica que preside toda  la obra. La primariedad existencial de los personajes hace que la anécdota del texto esté centrada en un componente erótico-sexual que polariza la anécdota del texto. Un hecho presente en el texto es el de las relaciones incestuosas, la superposición de relaciones sexuales, son muestra de una pasión primaria y de un mundo endogámico, cerrado en sí mismo.
          El paralelismo de las historias: la primera mujer de Julián y la del propio narrador (del quien no conocemos su  nombre) eran hermanas y  se han marchado. La soledad y el abandono han hecho que decidan volver a casarse. Su segundo matrimonio se ha realizado con las hijas respectivas y ello los ha se han convertido de un golpe en cuñados - compadres - padrinos - suegros - yernos y finalmente, como última vuelta de tuerca, posible en todo caso, en esposos.
          ¿Dónde acaba la realidad? ¿Dónde empieza la ficción? Es un círculo que se cierra, que envuelve, que ahoga y de eso hay precedentes en el mismo barrio. Son personajes con un grado de debilidad psicológica, especialmente el narrador, incapaz de tomar decisiones por sí mismo. Son los “guirres”, apodo que reciben los personajes, metáfora de la incapacidad de volar.

 Aparte de las páginas que recogen la narración de sexo explícito,  con la crudeza que supone para un padre (independientemente del nivel sociocultural) observar y contar la expresión sexual de su “hijita Altagracilla” con su esposo-cuñado, aparecen pinceladas de plasticidad del realismo mágico (la vestimenta episcopal como seducción o fetiche amoroso) y un cúmulo de situaciones que nos ofrecen un naturalismo, sin enmascaramiento.
             Es
Víctor Ramírez, pues, un escritor isleño que logra dar trascendencia a la envolvente cosmogonía insular ya que vuelca en su texto temas que siguen inquietando en este comienzo de siglo al hombre de cualquier parte: el amor, la esperanza, la soledad, la obsesión. Y esto se logra no sólo con un alto nivel narrativo, sino con un lenguaje ajustado, y un domino del esquema constructivo del texto.

 Para terminar les diré que la obra me sugiere las siguientes conclusiones:
   
     1. El compromiso de su autor con la literatura, de una manera continuada en el tiempo, mediante la utilización de diversas variables del género (relato, novela, artículo periodístico).
   
    2. La puesta en valor de recursos formales y estilísticos de manera singular.
        3.
La expresión literaria como manera de explorar la realidad social de Canarias.
   
    4. La isla como espacio circular, una metáfora generadora de obsesiones y mundos cerrados en los personajes.
     
5. La consolidación de una prosa y estilo propios que significan dar un paso adelante en la innovación lingüística desde el ámbito cultural de Canarias, mediante la creación de neologismos léxicos y de nuevas estructuras sintácticas (No olvidemos que nos encontramos en el centro geolingüístico del mundo hispánico).

Por todo ello, felicito a nuestro autor y creo que por ello también podemos felicitarnos nosotros mismos por tener a nuestro lado a un creador de estas características. Yo al menos estoy convencido de ello.
























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