lunes, 4 de noviembre de 2024

SABER LEER LO DE AYER EN PAIPORTA

 

SABER LEER LO DE AYER EN PAIPORTA

DIARIO  RED

Rober Solsona / Europa Press / ContactoPhoto

Aunque ambas trincheras mediáticas hagan todo lo posible para proteger a sus dos máximos referentes —Pedro Sánchez y Felipe VI—, lo que hizo ayer la gente en Paiporta fue impugnar la actuación de todos los responsables

Si la catástrofe producida por la DANA con epicentro en la provincia de Valencia ya se había convertido no solamente en un drama humanitario de primera magnitud sino también en un terremoto político que amenaza con poner patas arriba el tablero enterolo que ocurrió ayer por la mañana en la ciudad de Paiporta —zona cero de la catástrofe— es una nueva onda de choque adicional con la capacidad potencial de trastocar las percepciones, las conciencias, las confianzas y las afiliaciones. Nunca desde la recuperación de la democracia habíamos visto a un rey rodeado por ciudadanas y ciudadanos profundamente indignados, mostrando rabia y dolor, por momentos con agresividad y rozando la esfera física. Las imágenes que todos hemos podido ver —y que han reproducido muchos medios de comunicación extranjeros en sus portadas— son de un voltaje emocional y político que rompe todos los indicadores y se sale de todas las tablas.

Por ello, no es sino absolutamente normal que, desde todos los sectores sociales, políticos y mediáticos, se esté intentando dotar de significado al acontecimiento. Siempre que hay una sacudida de esta magnitud, los primeros análisis titubean, se ensayan explicaciones a veces contradictorias y se dan unos cuantos palos de ciego antes de arribar a una lectura mínimamente consistente, pegada a la realidad y productiva para diseñar la estrategia y la acción. Saber leer lo que ocurrió ayer en Paiporta es, en efecto, fundamental para cualquiera que necesite entender lo que está ocurriendo no solamente en Valencia sino en el conjunto del país, y también cuáles pueden ser sus consecuencias en el corto y medio plazo. En particular y como siempre que se produce un levantamiento popular, son los sectores de izquierdas los que tienen una mayor responsabilidad analítica y a eso queremos dedicar humildemente este editorial: a separar el polvo de la paja, a enfocar y a proponer un primer esbozo de análisis.

¿Puede ser que el momento mediático de "debate" entre el joven con la camiseta nazi y Felipe VI estuviera diseñado previamente para lavar la imagen del rey?

En primer lugar, vayamos a la composición social y la organización de la protesta. Como han apuntado varios analistas, no se puede negar la presencia de elementos de extrema derecha de diferente tipo entre las personas que rodearon e increparon a Felipe VI (también a Pedro Sánchez y a Carlos Mazón, pero eso no es tan infrecuente en democracia; lo que nunca habíamos visto es una multitud hacerle eso a un Borbón). En particular, se pudieron ver en las imágenes a algunos hombres haciendo el saludo fascista y uno de los jóvenes que habló cara a cara con Felipe VI, llevaba una sudadera de la División Azul nazi. Alvise Pérez y Vito Quiles también se hicieron fotografías en las inmediaciones y las publicaron en las redes sociales. ¿Esto significa que los acontecimientos de Paiporta fueron organizados y diseñados por la extrema derecha? Desde nuestro punto de vista, no. Es evidente que los sectores ultras están intentando aprovechar la catástrofe desde el principio para generar odio contra las personas migrantes y para hacer antipolítica de trazo grueso —"todos son iguales; que se vayan todos", "que nos gobiernen Amancio Ortega y Juan Roig"—, pero también resulta obvio que la mayoría de las personas que arrojaron barro, insultos y demandas a Felipe VI y al resto de la comitiva eran vecinos y vecinas de Paiporta o voluntarios que habían llegado a la ciudad —como hacen todos los días— para ayudar. Como demuestra el hecho de que la multitud congregada en Chiva —próxima parada prevista de la comitiva real— celebrase unánimemente que Felipe VI había decidido no acudir finalmente a su pueblo, no hace falta acudir a la hipótesis de la organización ultraderechista de los acontecimientos para explicar lo que ha pasado

¿Puede ser que el momento mediático de "debate" entre el joven con la camiseta nazi y Felipe VI estuviera diseñado previamente para lavar la imagen del rey? Resulta, de nuevo, una posibilidad interesante. Pero, a nuestro juicio es mucho más probable que el rey simplemente decidiera hablar con el chiquito con un aspecto más parecido al de sus sobrinos y menos amenazante que las demás personas concentradas y el joven ultraderechista simplemente aprovechara la ocasión. Si no, no se entiende como han podido entrar en los vídeos y en los directos de televisión otras manifestaciones ciudadanas de la gente que no hacen ningún bien a la imagen de la monarquía; como, por ejemplo, cuando una mujer le dijo a la reina Letizia "tú sí tienes agua", o cuando se escuchaba a la multitud gritar "asesinos" a la comitiva en la que se encontraba Felipe VI.

Está claro que los ultras están intentando capitalizar el descontento ciudadano que existe en toda la provincia de Valencia y más allá para llevarlo a un lugar políticamente oscuro, y está claro también que estas maniobras deben ser sometidas a vigilancia para desenmascararlas y para aislar a sus operadores. Pero, al mismo tiempo, la izquierda no puede perder el enfoque y debe reconocer, para ello, el núcleo fundamental de lo que está pasando más allá de sus diferentes derivadas laterales. Y este núcleo no es otra cosa que la realidad material de la que partimos: cientos de miles de personas que han contemplado, primero, la comisión de un posible homicidio institucional mediante el envío tardío de las alertas por parte de la administración autonómica cuando la gente ya se estaba muriendo y, segundo, el abandono prácticamente absoluto de los habitantes del territorio a su suerte por parte también del gobierno central, enfrascado en un absurdo combate político con el PP. Esto es innegable, esto configura la brutal realidad material más inmediata que en buena medida todas esas personas han estado viviendo desde el martes y esto es, por tanto, el determinante principal de los acontecimientos.

La gente que estaba ayer en Paiporta sabía perfectamente de la gestión inicial de Mazón bordeando la delincuencia, entendía perfectamente que Pedro Sánchez no quiere asumir el mando porque prefiere desgastar al PP que ayudar al pueblo valenciano

Aunque los medios progresistas se van a empeñar a defender a Pedro Sánchez, a amplificar las explicaciones que están mandando Moncloa respecto de que la visita fue "un empeño del rey" y "un gravísimo error", a justificar con supuestos argumentos técnicos por qué el presidente no asume el mando mediante la declaración de un estado de alarma y a repetir por enésima vez el mantra del PSOE "¡ha sido la extrema derecha! ¡cuidado con la extrema derecha!" —criminalizando ya de paso al conjunto de manifestantes—, aunque los medios de la derecha y la extrema derecha —a su vez— van a gastar —están gastando ya— ingentes cantidades de energía para lavar la imagen de Felipe VI —"Sánchez abandona la visita a Paiporta por las protestas de los vecinos y deja solos a los Reyes" o "La Reina Letizia, manchada de barro, se queda en Paiporta para escuchar a los afectados por la DANA, a pesar de la tensión" titula el periódico de derechas de los dueños de La Sexta, "Los Reyes y Mazón dan la cara en la visita a Paiporta mientras Sánchez se retira entre insultos y pelotas de barro" titula el digital de Pedro J, "Doña Letizia se consagra hoy como reina del pueblo consolando a las víctimas de la DANA" titula el panfleto de Eduardo Inda—, aunque ambas trincheras mediáticas hagan todo lo posible para proteger a sus dos máximos referentes —Pedro Sánchez y Felipe VI—, lo cierto es que lo que estaba diciendo la gente ayer en Paiporta era que ninguno de los que tiene alguna responsabilidad política en lo sucedido ha estado a la altura.

La gente trabajadora, la gente que se ha quedado sin casa, los voluntarios que llegan en marea desde Valencia para ayudar, los que llevan cinco días limpiando el barro y esperando que alguien pueda sacar a los cadáveres de los garajes inundados no estaba indignada con unos o con otros. La gente que estaba ayer en Paiporta sabía perfectamente de la gestión inicial de Mazón bordeando la delincuencia, entendía perfectamente que Pedro Sánchez no quiere asumir el mando porque prefiere desgastar al PP que ayudar al pueblo valenciano y no le cabía ninguna duda de que Felipe VI solamente estaba allí para hacerse la foto. Con todos los matices y con todo el contexto que es necesario poner aquí, esta es la naturaleza principal del estallido de rabia que ha recorrido como la pólvora las televisiones de nuestro país y de medio mundo, y es muy importante no leer mal la situación.

 

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