SABER LEER LO DE AYER EN
PAIPORTA
DIARIO RED
Rober Solsona / Europa
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Aunque ambas trincheras mediáticas hagan todo lo posible para proteger a sus dos máximos referentes —Pedro Sánchez y Felipe VI—, lo que hizo ayer la gente en Paiporta fue impugnar la actuación de todos los responsables
Si la catástrofe producida por la DANA con epicentro en la provincia de Valencia ya se había convertido no solamente en un drama humanitario de primera magnitud sino también en un terremoto político que amenaza con poner patas arriba el tablero entero, lo que ocurrió ayer por la mañana en la ciudad de Paiporta —zona cero de la catástrofe— es una nueva onda de choque adicional con la capacidad potencial de trastocar las percepciones, las conciencias, las confianzas y las afiliaciones. Nunca desde la recuperación de la democracia habíamos visto a un rey rodeado por ciudadanas y ciudadanos profundamente indignados, mostrando rabia y dolor, por momentos con agresividad y rozando la esfera física. Las imágenes que todos hemos podido ver —y que han reproducido muchos medios de comunicación extranjeros en sus portadas— son de un voltaje emocional y político que rompe todos los indicadores y se sale de todas las tablas.
Por ello,
no es sino absolutamente normal que, desde todos los sectores sociales,
políticos y mediáticos, se esté intentando dotar de significado al
acontecimiento. Siempre que hay una sacudida de esta magnitud, los primeros
análisis titubean, se ensayan explicaciones a veces contradictorias y se dan
unos cuantos palos de ciego antes de arribar a una lectura mínimamente
consistente, pegada a la realidad y productiva para diseñar la estrategia y la
acción. Saber leer lo que ocurrió ayer en Paiporta es, en efecto,
fundamental para cualquiera que necesite entender lo que está ocurriendo no
solamente en Valencia sino en el conjunto del país, y también cuáles pueden ser
sus consecuencias en el corto y medio plazo. En particular y como siempre que
se produce un levantamiento popular, son los sectores de izquierdas los que
tienen una mayor responsabilidad analítica y a eso queremos dedicar
humildemente este editorial: a separar el polvo de la paja, a enfocar y a
proponer un primer esbozo de análisis.
¿Puede ser que el momento
mediático de "debate" entre el joven con la camiseta nazi y Felipe VI
estuviera diseñado previamente para lavar la imagen del rey?
En primer
lugar, vayamos a la composición social y la organización de la protesta. Como
han apuntado varios analistas, no se puede negar la presencia de
elementos de extrema derecha de diferente tipo entre las personas que rodearon
e increparon a Felipe VI (también a Pedro Sánchez y a Carlos Mazón,
pero eso no es tan infrecuente en democracia; lo que nunca habíamos visto es
una multitud hacerle eso a un Borbón). En particular, se pudieron ver en las
imágenes a algunos hombres haciendo el saludo fascista y uno de los jóvenes que habló cara a cara con Felipe VI, llevaba una sudadera de la División Azul nazi. Alvise Pérez y Vito Quiles también se hicieron fotografías en las
inmediaciones y las publicaron en las redes sociales. ¿Esto significa
que los acontecimientos de Paiporta fueron organizados y diseñados por la
extrema derecha? Desde nuestro punto de vista, no. Es evidente que los
sectores ultras están intentando aprovechar la catástrofe desde el principio
para generar odio contra las personas migrantes y para hacer antipolítica de
trazo grueso —"todos son iguales; que se vayan todos", "que nos
gobiernen Amancio Ortega y Juan Roig"—, pero también resulta obvio que la
mayoría de las personas que arrojaron barro, insultos y demandas a Felipe VI y
al resto de la comitiva eran vecinos y vecinas de Paiporta o voluntarios que
habían llegado a la ciudad —como hacen todos los días— para ayudar. Como
demuestra el hecho de que la multitud congregada en Chiva —próxima parada
prevista de la comitiva real— celebrase unánimemente que Felipe VI había decidido no acudir
finalmente a su pueblo, no
hace falta acudir a la hipótesis de la organización ultraderechista de los
acontecimientos para explicar lo que ha pasado
¿Puede ser
que el momento mediático de "debate" entre el joven con la camiseta
nazi y Felipe VI estuviera diseñado previamente para lavar la imagen del rey?
Resulta, de nuevo, una posibilidad interesante. Pero, a nuestro juicio es mucho
más probable que el rey simplemente decidiera hablar con el chiquito con un
aspecto más parecido al de sus sobrinos y menos amenazante que las demás
personas concentradas y el joven ultraderechista simplemente aprovechara la
ocasión. Si no, no se entiende como han podido entrar en los vídeos y en los
directos de televisión otras manifestaciones ciudadanas de la gente que no
hacen ningún bien a la imagen de la monarquía; como, por ejemplo, cuando una
mujer le dijo a la reina Letizia "tú sí tienes agua", o cuando se
escuchaba a la multitud gritar "asesinos" a la comitiva en la que se
encontraba Felipe VI.
Está claro
que los ultras están intentando capitalizar el descontento ciudadano que existe
en toda la provincia de Valencia y más allá para llevarlo a un lugar
políticamente oscuro, y está claro también que estas maniobras deben ser
sometidas a vigilancia para desenmascararlas y para aislar a sus operadores.
Pero, al mismo tiempo, la izquierda no puede perder el enfoque y debe
reconocer, para ello, el núcleo fundamental de lo que está pasando más
allá de sus diferentes derivadas laterales. Y este núcleo no es otra cosa
que la realidad material de la que partimos: cientos de miles de personas que
han contemplado, primero, la comisión de un posible homicidio institucional
mediante el envío tardío de las alertas por
parte de la administración autonómica cuando la gente ya se estaba muriendo y, segundo, el abandono
prácticamente absoluto de los habitantes del territorio a su suerte por parte
también del gobierno central, enfrascado en un absurdo combate político con el
PP. Esto es innegable, esto configura la brutal realidad material más inmediata
que en buena medida todas esas personas han estado viviendo desde el martes y
esto es, por tanto, el determinante principal de los acontecimientos.
La gente que estaba ayer en
Paiporta sabía perfectamente de la gestión inicial de Mazón bordeando la
delincuencia, entendía perfectamente que Pedro Sánchez no quiere asumir el mando porque prefiere desgastar al PP que ayudar al pueblo valenciano
Aunque los
medios progresistas se van a empeñar a defender a Pedro Sánchez, a amplificar
las explicaciones que están mandando Moncloa respecto de que la visita fue
"un empeño del rey" y "un gravísimo error", a justificar
con supuestos argumentos técnicos por qué el presidente no asume el mando
mediante la declaración de un estado de alarma y a repetir por enésima vez el
mantra del PSOE "¡ha sido la extrema derecha! ¡cuidado con la extrema
derecha!" —criminalizando ya de paso al conjunto de manifestantes—, aunque
los medios de la derecha y la extrema derecha —a su vez— van a gastar —están
gastando ya— ingentes cantidades de energía para lavar la imagen de Felipe VI —"Sánchez abandona la visita a
Paiporta por las protestas de los vecinos y deja solos a los Reyes" o "La Reina Letizia, manchada de
barro, se queda en Paiporta para escuchar a los afectados por la DANA, a pesar
de la tensión" titula
el periódico de derechas de los dueños de La Sexta, "Los Reyes y Mazón dan la cara en
la visita a Paiporta mientras Sánchez se retira entre insultos y pelotas de
barro" titula el digital de Pedro
J, "Doña Letizia se consagra hoy
como reina del pueblo consolando a las víctimas de la DANA" titula el panfleto de Eduardo Inda—, aunque ambas trincheras
mediáticas hagan todo lo posible para proteger a sus dos máximos referentes
—Pedro Sánchez y Felipe VI—, lo cierto es que lo que estaba diciendo la gente
ayer en Paiporta era que ninguno de los que tiene alguna
responsabilidad política en lo sucedido ha estado a la altura.
La gente
trabajadora, la gente que se ha quedado sin casa, los voluntarios que llegan en
marea desde Valencia para ayudar, los que llevan cinco días limpiando el barro
y esperando que alguien pueda sacar a los cadáveres de los garajes inundados no
estaba indignada con unos o con otros. La gente que estaba ayer en Paiporta
sabía perfectamente de la gestión inicial de Mazón bordeando la delincuencia,
entendía perfectamente que Pedro Sánchez no quiere asumir el mando porque prefiere desgastar al PP que ayudar al pueblo
valenciano y no le cabía ninguna duda de que Felipe VI solamente
estaba allí para hacerse la foto. Con todos los matices y con todo el contexto
que es necesario poner aquí, esta es la naturaleza principal del estallido de
rabia que ha recorrido como la pólvora las televisiones de nuestro país y de
medio mundo, y es muy importante no leer mal la situación.
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