LO DE MAZÓN
De Alemania vienen cosas, que
será preciso observar, mientras la espuma de los mazones, de cualquiera de
ellos, nos cubre semanalmente
El presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos
Mazón. / RRSS Carlós Mazón
1-
La cultura del evento consiste en
paralizar la emisión de información, para centrarse en la retransmisión
constante de, lo dicho, un evento, que una semana es Errejón y a la otra una
riada. El evento no aporta datos, sino percepciones: ideología, tácticas para
la polarización. Por aquí abajo, ese modo de hacer es algo común desde los 90,
y adquiere su mayoría de edad como género con el atentado de Atocha/2004. La
cultura del evento es una característica de los sistemas informativos –y
políticos; son lo mismo– chungos. El presente artículo consiste en un intento
de desplazar la espuma de la última espuma –me temo que la última espuma es
Mazón–, y apuntar lo que hay debajo de ella. Se trata de diversos objetos,
algunos de ellos, en verdad sorprendentes –no se pierdan el punto 11; es la
pera– y con capacidad de determinar, de alguna manera, los colores de la época.
2- La gestión de la riada, del rescate y de la reconstrucción –toda esa espuma de los días– ha sido hasta ahora un desastre por parte del Govern Mazón. Bien descrita y sin paliativos. Pero eso no es la noticia, aquello que esconde la espuma. La noticia, lo sólido bajo la espuma, es otra cosa. La noticia es que lo que ha pasado es, simplemente, una consecuencia fatal e inevitable del acceso de personajes como Mazón a las instituciones. Lo que nos lleva a la pregunta: ¿quién o qué es Mazón?
3-
Mazón es una autoridad electa que
desaparece cinco horas mientras se produce una alarma. Es decir, su oficio no
consiste en gestionar esa alarma, sino en gestionar lo que sea que gestionara
durante esas horas. Por lo mismo, su oficio no consiste en gestionar lo
público, para un territorio y unas competencias, sino en gestionar lo que sea
que gestionó durante cinco horas de desaparición. Mazón, en fin, no es una
novedad en la sala. Es un paradigma. Un tipo de político que nace de una idea
–dilatada– en la política, que consiste en la reducción de funciones y responsabilidades
del Estado, pero no en su aparatosidad. Es el político de la desregulación. La
desregulación ha requerido un esfuerzo mayor y más constante y sostenido que la
regulación. Es decir, ha requerido más Estado. Ha creado un Estado tan fuerte
que no solo no precisa de la sociedad, sino que defiende su inexistencia –“la
sociedad no existe”, es una, otra, gran frase de Thatcher–. Por todo ello, se
trata de un político que no contempla ninguna función social en su cargo. ¿Por
qué Mazón no estuvo durante horas donde debería haber estado? Pues porque no
solo no debía estar ahí, sino que se le votó para ello.
4-
Por eso mismo, en la Gene Cat de 2020,
el Presi Torra i Mazón, y la Consellera Vergès i Mazón escribieron protocolos,
en plena pandemia, excluyendo ciudadanos de la sanidad. Lo hicieron porque su
trabajo no era incluirlos. Por esos mismo Ayuso Mazón, además de esos mismos
protocolos, negó el socorro a 7291 ancianos. Lo negó porque su trabajo
consistía en no imaginar otra posibilidad. Por eso la Junta de Moreno Mazón
está siendo investigada –injustamente, snif, pues esa era su función– por
regalar 400 millones a empresas sanitarias privadas, para lo que precisaría de
cinco horas diarias. Por eso las CC.AA. PP, como informaba esta semana
Francisco H. Valls en La Vanguardia, han rebajado el IRPF por valor de
2.240 millones de euros. Es un dinero que la sociedad, que no existe, no
necesita. Y por todo ello Trump está montando el circo que está montando para
presentar a los miembros de su nuevo no-Gobierno. No se lo pierdan.
5-
El nuevo Gobierno de Trump, si
apartan la espuma, está repleto de mazones. Más apabullantes, incluso. No se trata de cantantes
melódicos, sino, por ejemplo, de un señor antivacunas gestionando Sanidad, o de
una señora que ha pasado a la fama por matar a tiros a su perro gestionando la
Seguridad Nacional. Se trata de serios y meditados intentos de demostrar que el
Gobierno prescinde de sus funciones y responsabilidades. Es decir, que tiene
otras funciones y responsabilidades, para las que necesitará cinco horas
diarias, como poco. Que estás solo. Si bien en la nación más chachi del mundo,
que volverá a ser grande otra vez, etcétera.
5-
Si vamos retirando espuma, veremos que
esa defensa de la inexistencia de la sociedad, y la defensa de un Estado que
nada debe hacer, por lo que no existe, se plasma en un hecho inusitado: el
nombramiento de un mando del Ejército para las labores de reconstrucción tras
las dos catástrofes –la natural y la política– valencianas. Se trata de un
militar que ha colaborado en misiones humanitarias en las que también se han
reconstruido estructuras. Es decir, y esto es lo importante, se trata de
alguien con experiencia en Estados sin funciones, Estados inexistentes,
fallidos, que es como se llaman fuera de Europa o de EE.UU. El militar –leo una
entrevista suya en ABC, de 2022: “El igualitarismo es perverso,
necesitamos élites”–, ha explicado la poética de su labor como urbanista. Se
declara “técnico”, alejado, por tanto, de lo político. No como Ildefons Cerdà,
el primer formulador del urbanismo, disciplina que aquel cavetista federal
consideraba como eminentemente política. Pero claro, en aquellos tiempos la
sociedad existía.
6-
El nombramiento del militar también es
un guiño a la época. Es decir, a Vox. Una forma de tenerlo callado, o no
excesivamente beligerante. Lo que habla de más estratificaciones sólidas bajo
la espuma: Vox, tras las elecciones EE.UU., tiene una agenda telefónica más
sexy que la del PP. Por eso los líderes del PP lamentaban la victoria de Trump,
poco más. La agenda son, a su vez, dos agendas. Agenda a) la que comunica con
toda la pujante nueva extrema derecha latinoamericana. Es una agenda que rejuvenece
a Vox y envejece a PP. Y la agenda b), o la agenda de la época. De esa agenda
hablaba el último CIS. El titular, la espuma del CIS de Tezanos Mazón, habla de
un poco probable subidón del PSOE respecto al PP. Pero debidamente estudiado
por Oriol Bartomeus y Jaime Miquel, ese CIS habla también de a) la dificultad
para establecer mayorías parlamentarias. Y de b) una subida de Vox, que sería
el beneficiario del efecto riada. Vox, tras este noviembre, es el partido más
conectado con la época. Como otros partidos de derechas o, incluso, algunas
regiones de la socialdemocracia, Vox sabe que sus funciones gubernamentales
serían opacas por cinco horas diarias. Pero también sabe –y esta es su
originalidad, la época– que ya no es preciso mentir al respecto. Lo que libera
varias toneladas métricas de mentira, que van a la creación de nacionalismo –y
de sus enemigos, y de la felicidad absoluta truncada por ellos– y de espumas,
que vienen a asentar una nueva idea de sentido común muy antigua, reaccionaria,
vieja.
Feijóo
Mazón es un líder con la valoración de un líder anecdótico, que ha cedido a Vox
la atención del votante conservador
7-
Si vamos apartando aquí espuma, veremos
algo divertido. Mazón –es decir, también Feijóo Mazón, esa lumbrera que aprobó,
en su día, el pacto PP-Vox– no solo le costó la presidencia del Gobierno a
Feijóo Mazón en las pasadas elecciones, sino que puede costarle lo mismo en las
siguientes. Tras la crisis valenciana, al menos, Feijóo Mazón es un líder con
la valoración de un líder anecdótico, que ha cedido a Vox la atención del
votante conservador. Los mazones, los líderes de la última fase neoliberal,
unos absolutos incompetentes en lo público, esa disciplina que desconocen de
tan poco usarla, están apurando sus posibilidades. Después de ellos viene la
época. La nueva extrema derecha.
8-
Y descendiendo en la espuma, nos
encontramos un poco eso. La inoperancia del PP ante la época. Esta semana, el
PP ha visto confirmada cierta decadencia en Europa. Sus herramientas,
fundamentadas también en la mentira, son menos modernas y chachis que las de
Vox. A saber: para entorpecer, confundir la interpretación de lo acaecido en
Valencia, el PP promovió en Europa la culpabilización –demasiado inverosímil;
una pirueta de riesgo– de Teresa Ribera. El PPE dio inicialmente la batalla al
respecto –ojo: el PPE hizo una batalla europea a partir de un producto de
consumo cutre español, algo un tanto novedoso, que puede tener cierto recorrido
en el caso de una mayor degradación institucional europea–. Al mando de la
gestión de ese fake estaban dos grandes gestores de la mentira clásica
–de repente, viejuna–: González Pons Manzón, y Dolors Montserrat Mazón. Dos
profesionales nada despreciables. No solo pueden crispar a un muerto, sino que
Dolors Montserrat Mazón es la autora en la sombra de una visita de
europarlamentarios a Catalunya, que realizó un informe sobre el modelo
lingüístico de la escuela catalana que, algún día, será determinante en una
sentencia judicial que se pele ese modelo. El Govern Aragonès i Mazón, en fin,
no estuvo muy atento a aquella comisión del europarlamento. Pues bien, en el
último momento, el PPE negoció con socialistas y liberales que se asumiera como
comisarios a dos miembros de la nueva extrema derecha –un italiano y un
húngaro–. El PP se quedó con cara de tonto, mientras se gesticularon varias
caras de listo en el hemiciclo. Como la de Weber, que consiguió con su maniobra
un triunfo para lo que Weber/diversos líderes de la derecha convencional
europea y la nueva extrema derecha europea denominan “unidad
nacionalconservadora”, y que es el horizonte de la nueva extrema derecha, la
herramienta, la unión con la que han accedido a varios Gobiernos europeos –en
este momento, seis, glups–, y su horizonte para copar, algún día, la Comisión.
9-
¿Lo que está defendiendo –y ganando–
Weber en Europa es el futuro? No está claro. No se pierdan, lo dicho, el punto
11, debajo del todo de la espuma.
10-
En todo caso, bajo la espuma de toda esa
derecha y nueva extrema derecha, en comunión tradicionalista paneuropea, hay
opciones como la española: gobiernos de minorías parlamentarias. Esta semana, a
esa forma de gobierno le ha ido a) mal y b) bien. Mal el lunes, cuando la
comisión de Hacienda del Congreso se peló la posibilidad de la reforma fiscal,
y bien varios días después cuando, tras una salvaje tunda de pactos, fue
aprobada. En muchos casos, me temo, utilizando el gran descubrimiento del
Gobierno para esta legislatura: aprobar pactos que luego no se implementan,
algo que parece no importar demasiado a los partidos de la Guerra Cultural, más
preocupados por la espuma que crean que por sus resultados. La reforma obedece
a una directriz –una orden, vamos– europea –la subida de la tributación mínima
a las multinacionales, que pasa a ser del 15%; la monda–, a la que se le
sumaron otros casos y cosas. Tal vez es excesivo llamarla Reforma, así, con
mayúsculas. En todo caso, además de lo de las multinacionales, se prolonga el
impuesto a la banca y a las energéticas –siguen siendo limitados en el tiempo;
en el caso de las energéticas, con muchas contrapartidas y coladeros–, se
retoca el impuesto de sociedades, se aumenta el IRPF para grandes rentas, se
cruje a impuestos los vapeadores, y se crean dificultades para el fraude con el
IVA de los pequeños importadores de petróleo. Como es el caso de Víctor de
Aldama Mazón, el empresario detrás del caso Koldo, que esta semana ha
quedado en libertad –por, lo dicho, una posible estafa king-size en el
IVA del petróleo–, tras declarar en contra del Gobierno por lo de las
mascarillas. Por ahora el caso afecta a José Luis Ábalos Mazón y a Koldo García
Mazón. La declaración del empresario cambia el ritmo del caso, que puede afectar
hasta al gato, con cargos de rebelión, si es preciso. La justicia mazonista es,
en fin, insondable.
La
crisis económica alemana es ya c) un hecho. Y esta posible nueva Gran Coalición
puede ser la primera respuesta articulada frente a los cambios del trumpismo.
11-
Bueno. Debajo de la espuma no dejan de
pasar cosas. En algunas ocasiones, más espuma, en otras, el signo de los
tiempos. Y, en otras, verdaderos noticiones. Que ya nadie ve entre la espuma.
Esta semana, al menos, ha sucedido algo histórico, extraño, inusual. Una
noticia y una conversación que me facilitó Francesc Miralles, y que tiene que
ver con las elecciones anticipadas en Alemania, ese fenómeno que puede ser
determinante en Europa. O no. Friedrich Merz, el líder de la CDU,
ha anunciado una propuesta para negociar el límite de deuda, ese tabú alemán
–al punto que ha supuesto la reciente ruptura del tripartito de Scholz– llevado
a dogma europeo y sangriento en la pasada década. Veamos las implicaciones de
esto: a) la CDU está trabajando para una gran coalición, sí, pero también –y al
contrario que Weber– para b) distanciarse de AfD, la nueva extrema derecha
alemana, que le está echando el aliento en la nuca con dos temas: el pacifismo
en Ucrania, y el dogma inamovible de la austeridad en Alemania. La CDU, como el
SPD, parece compartir ese pacifismo, pero no el dogma austero. La crisis
económica alemana es ya c) un hecho. Y esta posible nueva Gran Coalición puede
ser la primera respuesta articulada frente a los cambios del trumpismo, que
contemplaría, por lo mismo, tres hechos: d) la política de aranceles de Trump,
el d) pago de la defensa europea, que exige Trump, y e) el fin de la guerra de
Ucrania –para el que Alemania está muy activa; esta semana, Scholz,
desobedeciendo la tendencia europea, ha hablado telefónicamente con Putin–.
Tanto la CDU como el SPD ven inasumible el pago de la defensa. Y menos en un
momento de crisis. Por lo que evitarán la guerra y pugnarán por su fin y por la
estabilidad –a cualquier precio; es decir, sumamente inestable– en el Este. A
su vez, Alemania parece dar por muerta su competitividad. África, América
Latina, compran ya productos chinos –la metáfora: esta semana, por cierto, China ha inaugurado un puerto en
Perú, que hará más baratas aún sus exportaciones. China, a su
vez, ya no compra coches alemanes. Es curioso, incluso irónico, pero esa
pérdida de competitividad, que tiene su origen oficial en la voladura del Nord Stream,
es anterior. Se fundó y creció con la austeridad, con el salario como único
margen y valor de competitividad. Lo que confirma la austeridad como la
supresión también de la inteligencia en lo público, que aún hoy sufrimos. Y sí,
otras genialidades más recientes han colaborado en el hundimiento. Como el
bloqueo a Rusia, que ha provocado otro circuito económico del comercio
internacional, comercio internacional con nuevas divisas y bancos, lo que es la
génesis de lo que será, con el tiempo, una nueva moneda. El proyecto alemán se
apoya en el consumo interno, europeo. Por renunciar al mundo. Lo que conlleva
industrialización –¿recuerdan el informe Draghi?–,
y no sé si bienestar, pero sí un Estado con cierta cuota de corrección. Lo que
eliminaría a los mazones en 3, 2, 1.
12-
Europa, que se perdió a sí misma en
1914, parece haber perdido definitivamente su inteligencia con la austeridad.
De ahí la espuma, los mazones, la ausencia de recorrido. El abismo. De Alemania
vienen cosas, que será preciso observar, mientras la espuma de Mazón, de
cualquiera de ellos, nos cubre semanalmente.
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