LAS ESCRITURAS DEL RÍO
El Turia a su paso por Manises
Dana, Dana, que hace lo que le viene en gana, esposa de su señor. Su señor es el cambio climático, su señor es el cauce de los ríos. Tu casa no es su casa. Hoy nieva, mañana llueve, quizá pasado truene. Lo dijo Cecilia, una mujer visionaria que perdió la vida estampada contra un carro de bueyes, volviendo de un concierto. Alguien tendría que haberles avisado (a ella y a su equipo) que conducir de madrugada, tan cansados, no era buena idea. Pero había que producir. Salir a trabajar con una DANA feroz revoloteando por encima de tu cabeza y la de todas tus compañeras tampoco es buena idea. Por mí y por todos mis compañeros. Pero que producir, había que conducir. —Tengo mil currículums mejor que el tuyo en este cajón así que no te andes con tonterías—. Chaplin en la cadena de montaje con jaqueca, como Palop (no el portero valenciano, no, la otra). El agua hasta el cuello y salta la Alarma Mazón: —Hola usted está a punto de verle las barbas a San Pedro, que la tierra y el lodo le sea leve, ciao pescao— (suena el himno del PP).
Me ha
dicho un pajarito estalinista que debería dejar de escribir con tantas
subordinadas. Le haré caso. Los subordinados somos así, hacemos caso, usamos
subordinadas. Si los no subordinados hicieran caso al cielo no contratarían
toreros sino voces de alarma, más bombers, más medios, menos jetas ilustrados.
Tierra a la vista, nube a la vista, la DANA que la parió. La que ha liado
(pollito) el cauce de Paco el Ranas, el rey de los embalses. Habría que
colgarle del muro más alto, como al Duce. El marido de La Collares vuelve
después de muerto para mearse en nuestra cara. Lluvia dorada arrancando de
cuajo el puente de Picanya. No hay mal que por bien no venga, habrá pensado
míster culo blanco. La Pantanà de Tous se ha quedado en una peli de Mariano
Ozores comparada con esta hecatombe de cañas y barro. DANA 2024 y tiro porque
me toca. Los cuatro jinetes del apocalipsis: el cambio climático, la rambla del
Poyo, la Albufera violada y el pinche capitalismo feroz. ¿Quién teme al lobo
feroz? Feijoó calienta que no sales. ¿Quién me pone la pierna encima? Mazón.
Un país
semi vacío y a las mentes pensantes de la época no se les ocurrió otra cosa que
construir casas en los lugares por donde alguna vez discurrieron ríos. Los ríos
van por libre. Me río yo de su incontinencia fluvial. Millones de años no
fueron suficientes para creerles. —Hola soy el río, llevo aquí toda la puta
vida, me voy, pero seguro que muy pronto volveré. Al partir un beso y una flor,
una caricia, un te quiero, una DANA y un adiós—. Este río nos ha salido
DANA.
Adiós sin
cobertura, adiós dentro del bólido que todavía estás pagando, adiós a la vida
que te ha dado tanto. El río siempre vuelve a casa por Navidad, o por primavera
u otoño. El río es un tipo nostálgico como Juan Rulfo. Al lugar donde fuiste
infeliz hay que volver, aunque sea para llorar, llorar agua a borbotones. Te
lloré un río. No aprendemos. Nos creemos el dueño del cortijo y aquí el dueño
nace en las montañas y se desparrama cuando quiere. Si el mar está calentito,
café con leche muy caliente, se puede montar la de San Quintín. Pero a la gente
le gusta el agua del mar templadita. Que no haya sequía, pero tampoco que
llueva mucho. Este es el país donde te enchironan por avisar del cambio
climático, por tirar agua con remolacha a las leonas del Congreso (que en paz
descansen). El mundo al revés. No hay Planeta B, pero hay Danas de la A a la Z.
El alfa y el omega. Ningún hombre (ni mujer) puede cruzar el mismo río dos
veces, lo dijo Heráclito. Ni el río, ni el hombre, ni la DANA, serán los
mismos, ni las mismas.
La AEMET avisa, pero si lo que
avisa no sucede nos reímos, hacemos chanzas en la barra del bar (con el
Aquarius de naranja en la mano) y fabricamos memes al instante, en el ordenata
¿Cuánta
gente se acordó del sufrimiento del pueblo de Gaza mientras intentaba abrir la
puerta de su Ford Fiesta en medio de la riada? Seguro que algunas personas
buenas, sensibles, lo hicieron. A few good men and women. Bombas, metralla,
piernas volando por los aires, niños gritando de dolor, madres envueltas en
fósforo blanco. De Khan Younis a Paiporta. Nadie escucha al río, nadie escucha
los misiles sionistas, nadie escucha a Miguel Ríos. Dame una cita, vamos al
parque, entra en mi vida sin avisarme. Que avise Mazón o la AEMET o Ángel
Víctor, pero que avise alguien, ¡joder!
La AEMET
avisa, pero si lo que avisa no sucede nos reímos, hacemos chanzas en la barra
del bar (con el Aquarius de naranja en la mano) y fabricamos memes al instante,
en el ordenata. El que avisa es traidor. Somos un pueblo muy dicharachero, muy
listillo. El Lazarillo del Turia. Parece que nos gusta cagarla para luego
doblar el lomo ayudando y demostrar que somos los más solidarios. Esa cosa
épica, las grandes remontadas. Que te vote txapapote. Hilillos a la mar.
Lo que
pasa es que los que la cagan no son los que ayudan, son los que se cuelgan la
medalla y nunca pisan Lledoners o Estremera. Ojalá no hiciera falta ser
solidario, ni desfilar pala en mano durante diez kilómetros para quitar el
barro a hostias. Hay comida para todas, casas para todos, recursos para todes.
Solo falta que los que mal mandan se encierren (con el pestillo por fuera)
hasta que sean capaces de parar todas las guerras (un montón) y toda la
explotación de los lugares de siempre. Cuando salgan de ahí (por nuestro propio
pie) hablamos de la DANA, del cauce de gilipollas que hay que desviar y de lo
que haga falta.
No
queremos jugar a los coches de choque en Albal con el agua por encima de
nuestras posibilidades. No queremos jugar a los coches de choque en Torrent sin
tener algo punzante en la guantera para reventar el parabrisas y salvar la
vida. Queremos que suene la alarma dos días antes de la tragedia y quedarnos en
casa para leer a Murakami o ver la última de Wim Wenders. Queremos vivir en
Perfect Days. Queremos atornillarnos en nuestra queli para hacer una paella con
amigas y pelearnos por el socarrat mientras arreglamos el mundo y retorcemos el
bote de leche condensada para hacernos un café bombó (sin n, es en valenciano).
Bailemos el Bimbón, que está causando sensación. La sensación de que nos hemos
cargado ya el planeta, no hay vuelta atrás. Nos vamos a tener que ir todas a
vivir a Soria. Ni calor en verano, ni subida del agua en otoño, ni huracanes en
primavera. Además, hay castañas.
Ahora de repente todos somos
Gandhi (aunque dicen que Gandhi era un cabrón)
Ahora que
compartimos galletas María (llena eres de grasa) con el vecino del cuarto al
que nunca saludamos, ahora que (putas subordinadas again) compartimos paquete
de fideos con el mamón del primero, nos damos cuenta de que el problema es que
la DANA la llevábamos dentro. La DANA del mal rollo, la DANA de alegrarte que
al otro le vaya mal. Como decía Serrat en su canción “Macarras de la moral”:
1- Son el
alma de la alarma
2- Del
recelo, del canguelo
3- Los
chulapos del gazapo
4- La
salsa de la farsa
5- El
meollo del mal rollo
6- La
mecha de la sospecha
—Anunciando
el apocalipsis van de salvadores y si les dejas te pierden infaliblemente.
Manipulan nuestros sueños y nuestros temores. Sabedores de que el miedo nunca
es inocente—. Los Macarras de la moral, de Génova 13 a Ferraz 70 pasando por la
Calle Bambú. Porque son, nos ahogamos.
Ahora de
repente todos somos Gandhi (aunque dicen que Gandhi era un cabrón). Ahora de
repente todos somos Jon Snow, sin dragón que nos ladre. Resucita y sácanos a
todas de este mar de dudas, de este lago de las tentaciones. Tentaciones de
llamar a Sorolla y que les pinte desnudos, tapándose sus partes, en plena DANA.
Porque dimitir no van a dimitir. No llores por mí Sedaví, llora por la muerte
del pacto del Botanic. Dame barro que quiero morir. Las cañas, si eso, en
Madrid. Libertad, libertad, sin ira libertad. La ira para la DANA. La ira para
quien se la trabaja. Ira de entrada no.
Soñamos
con la cadete Leonor yendo al rescate del pueblo en un Land Rover de esos que
se caló cuando la Marcha Verde. Leonor teniendo problemas motrices para manejar
la pala. Leonor echándole barro a la gente, en la cara. —No sé manejar una
pala, lo siento, no volverá a suceder. En Zaragoza solo nos enseñan a pegar
tiros—. De casta le viene a la galga. El Premio Princesa de Asturias del año
que viene irá para una pala, ya veréis. La pala irá por su propio pie, llena de
limo, llena de solidaridad. —Hola soy una pala, no soy una taza. Me da palo
recoger este premio. Se lo deberían dar a Franco por desviar el cauce del
Turia. Es ironía. Quiero cavar una fosa con el idiota que mandó lanzar la
alarma cuando el agua y el lodo habían matado ya a cientos de vecinos y
vecinas. El año que viene le pueden dar el premio a una escoba. Adeu—.
Tuvieron que pasar diez horas
para que muchos medios reaccionaran. —Ha muerto Chanquete, ha muerto Koldo, ha
muerto Errejón, viva la DANA—
Cuando
salgan todos los cadáveres por su propio pie camino de la morgue vamos a ver
quién esconde la cabeza bajo la Albufera (ojalá) y quién explica algo
medianamente lógico de lo que sucedió ese martes fatídico. No sé si llegará a
los 7291, no creo. Pero la dinámica será la misma. Esconder los muertos,
ocultar la morgue, tapar la dignidad. A ver qué número pactan. Ni pa ti ni pa
mí.
La tarde
noche de autos sufrí en mis propias carnes el aislamiento del resto de la gente
que me rodea (y mira que es difícil rodearme). Parecía un náufrago (perdón por
la expresión) en medio de un mar de gente que estaba todavía ensimismada con
Yo-yo, Milhouse, Miss Bono Térmico y Laclau. Perro Sanxe en la India emulando a
JFK en Dallas. Todo un delirio. Esa tarde noche mucha gente restó importancia a
lo que se estaba cociendo o lloviendo en Sedaví, Letur, Paiporta o Aldaia. Nos
olvidamos de vivir, como Julio Iglesias, como el narigón Bilardo. Nos olvidamos
de morir también. Si nos ponen esa noche “Qué bello es vivir” nos la tragamos
por enésima vez pensando que George no sobrevive. Tocaba mirar para otro lado.
Demasiadas desgracias juntas. Pasapalabra, pasadesgracia.
Tuvieron
que pasar diez horas para que muchos medios reaccionaran. —Ha muerto Chanquete,
ha muerto Koldo, ha muerto Errejón, viva la DANA—. Diez horas de gente aislada,
colgada de árboles, mirando a sus novios o novias con el rabillo del ojo,
porque estaban en el árbol de al lado. Muriendo que es gerundio. Diez horas de
gente atrapada en un barranco, cerca de su pueblo blanco, sin poder salir de su
coche híbrido enchufable. El agua hasta las cejas. Rezando todo lo que sabían.
¿A quién se le ocurrió cambiar el Padrenuestro?
Lo dijo Mónica Oltra hace unos
años… el P.P. es más peligroso por inútil que por corrupto
Cientos
de personas que ni siquiera pudieron poner su canción favorita en el equipo de
música de su coche para despedirse de la vida. Los cuatro intermitentes
encendidos en medio de la oscuridad, en medio de la nada. El sonido del agua y
nada más. Con la muerte en los talones, talones encharcados. Casi nadie pudo
despedirse de sus familias como sí lo pudieron hacer los pasajeros y pasajeras
del vuelo 93 de United Airlines en ese puto 11-S. ¿Qué dices en estos casos?
—Me he dejado la lavadora puesta, colgad vosotros la ropa. Me voy para no
volver. Recordadme con una sonrisa y no votéis más al P.P, por favor—.
Cualquier cosa que digas suena fuera de lugar. Tu lugar lo ocupará otro, o
nadie.
Lo dijo
Mónica Oltra hace unos años… el P.P. es más peligroso por inútil que por
corrupto. El militante valencianista Ricard Chuliá dijo tras las elecciones de
mayo de 2023: —Por favor, que esta vez solo se dediquen a robarnos—. Si el P.P
hubiera estado en Moncloa durante la pandemia hubiera muerto hasta el apuntador
(no es lechuga de mi huerto, o sí). ¿Quién no lo ha pensado? Salta a la vista
que en este país necesitamos un partido conservador con cierto número de
neuronas y algo de corazón. Pero cada vez que salta alguno “así” a la palestra,
lo fusilan. Mirad lo que hicieron con Pablo Casado que era lo más parecido a
Torcuato Fdez Miranda. No era Marcelino Camacho, no. Y del PSOE ¿qué podemos
decir? Ahora mismo Ximo Puig es Malcom X si lo comparas con el hombrecillo del
chaleco rojo de emergencias que dice ser presidente de no sé qué comunidad de
vecinos. Cada día se hace más pequeño, pero no dimitirá, no. Márchese señor
Mazón. Mazón y cuenta nueva. Ya está amortizado, como Ayuso.
En mi
delirio y amor a la utopía (Galeano resucita, ¡ya!) me hubiera gustado que en
medio de este caos alguien hubiera sido capaz de coger el móvil y un micrófono
(aunque fuera comprado en el badulaque de la esquina) y salir por ahí a cogerle
el pulso a la actualidad. Si lo intentas es muy fácil. Hacer entrevistas,
preguntar “ola ke ase”, “cómo están ustedes”, no es tan complicado. Lo haces
cada día de tu vida sin móvil. Se les caerá el techo de casa antes que
resbalarse con las katiuskas en el barro de los barrios colindantes a su
ciudad. Los barrios de la muerte, los barrios que escuchaban el río como el
apache escuchaba la cercanía del tren pegando la oreja al raíl. Sillones
acolchados de youtuber, retuiteos a discreción, pero no bajan a la calle ni
aunque les maten, aunque maten a sus vecinos. El periodismo está en la UVI
amigas y amigos. ¿Alguien piensa hacerle el boca a boca? Ser reportero no es
algo de lo que avergonzarse, os lo juro por Woodward y Bernstein. Pisa la calle
ikikomori, pisa con garbo.
Menos mal que tenemos Canal
Red y el análisis a partir de mañana de Manu, Inna, Pablo, Irene… Me lo decía
un señor el otro día mientras me tomaba un plato sirio frente a los cines (un
durum de pollo, vamos). —Yo llego a casa y solo tengo sintonizado Canal Red, es
lo único que veo—
Pero
luego tenemos la otra cara de la moneda, la falsa moneda. Susanna Griso (grisú
suena mejor) micrófono en ristre por las calles de Paiporta. Mátame camión de
la UME, mátame DANA, DANA, de alta cuna, de baja cama. Te pasas el año en una
granja de estiércol retozando y ahora te bajas a pie de obra a expiar tus
pecados. Guapa, guapa y guapa. También estuvo Burdogirl y, como no, Ama Rosa.
No las verás en un desahucio o en una mani contra el genocidio de Gaza, no. Hay
barros que dan más audiencia y más galones que otros. Así estamos y así se lo
hemos contado. Le voy a dar un dato. —Señora no se acerque mucho, no me eche el
aliento proletario que yo soy carne de plató y de gente que mea Paco Rabanne,
un respeto—. Como cuando el volcán de La Palma. Les gusta jugar la final de la
Champions, el partido a partido no interesa. Siempre pringan los mismos. Tú y
yo. En dos días ni se acordarán de dónde estuvieron. —¿Paiporta? Me quiere
sonar, pero no caigo—. Cierren las compuertas al salir, gilipuertas.
Menos mal
que tenemos Canal Red y el análisis a partir de mañana de Manu, Inna, Pablo,
Irene… Me lo decía un señor el otro día mientras me tomaba un plato sirio
frente a los cines (un durum de pollo, vamos). —Yo llego a casa y solo tengo
sintonizado Canal Red, es lo único que veo—. No te digo que el señor no pueda
estar tronado, que lo estará, pero para él somos la única esperanza. Lo
contrario de una DANA. Mola que todavía haya gente dispuesta a no dejarse
llevar por los cantos de sirena de Terradillos con pala y Abad con escoba. Hay
un mundo más allá de la foto oportunista, de los fondos buitres, de los
periodistas que en el fondo son buitres. No te la puede soplar la madre gazatí
que se ha quedado viuda y sin hijos e importarte tanto la señora de Sedaví que
lo ha perdido casi todo. Hay que mojarse aquí y en Sebastopol, sobre todo en
Sebastopol. Preferimos el Land Rover Aníbal color caqui made in Cádiz entrando
en Alfafar que el lanzagranadas español que desde Israel apunta a una escuela
en Gaza. Cascos azules, azul mar, azul DANA, azul Albufera, azul Blasco Ibáñez.
La Barraca. Chocolate. Puzzle. Esta sí, esta no, esta DANA me la como yo. Mazón
al pilón.
Solo el P.P. entierra muertos
cada vez que les dejas al mando de algo, aunque sea la tahona de la esquina
El otro
día mientras comía mi menú reglamentario (tras salir del Congreso) me topé en
la mesa de al lado con una familia de Ucrania. Abuelo, padre, madre y niño
pequeño con la camiseta naranja y madridista de Mbappé. Nobody is perfect.
Reparé en la sonrisa del abuelo (que podría ser el mío) y su agradecimiento con
reverencias a nuestra ayuda durante la comida. Le recomendamos las patatas
bravas para el niño y la dorada para él. Salieron encantados, felices. Adiós a
las armas. Hablamos de Shevchenko, de la Araña Negra (Yashin, que era ruso)
pero sobre todo no hablamos de la guerra. Daba no sé qué preguntar. Bastantes
penas tenemos ya acumuladas. También vino Fatma, mi amiga senegalesa, con sus
bolsos, sus elefantes de ébano y su sonrisa. Se juntó la patera, el kalasnikov,
el misil de la OTAN, el de Putin, estaban todos. Demasiados recuerdos a la
cabeza. Las concertinas y los muertos, uno encima de otro, como en València.
Dice mi doctora que tengo que dejar de grabar penas, pensar en penas y soñar
con penas. Necesito más pronto que tarde que me abduzcan desde otro planeta. Un
planeta sin Ayusos, sin Netanyahus, sin Trumps, sin Komalas, sin su DANA. Un
planeta dirigido por Monty Python o Peter Jackson. ¿Qué han hecho por nosotros
los romanos? Las DANAS desde luego no. La solidaridad en vena, la irrigación,
los acueductos, el cristal soplado. Conciencia de clase, clase turista. De
barro eres y en barro te convertirás, tris tras.
Camioneros
jugándose la vida, rescatando a gente de la riada y subiéndolos al techo de su
tráiler. Mi techo es tu techo. Desde aquí se ve todo mucho mejor. Mirando al
mar soñé. Compañeras de una residencia subiendo a plomo a más de 100 ancianos y
ancianas al primer piso. Volando voy. A sus pies siempre. Me pone a los pies de
su señora. Ese ladrón que os desvalija de su amor, señora. El bombero que
rescata, jugándose la muerte, a una señora y a sus amigos el perro y el gato.
El gato con botas katiuskas. Otra subordinada más. Me voy directo al infierno
de Raymond Carver. Lo bueno es que allí me encuentro con Saramago y me perdona
todo con un sentido abrazo, abrazo marca Famara. Solidaridad, solo el pueblo
salva al pueblo, solo el P.P. entierra muertos cada vez que les dejas al mando
de algo, aunque sea la tahona de la esquina. Les deberían quitar todos los
puntos de carnet de seres humanos, de seres racionales.
Cuando todo esto acabe, dicen,
toca hacer balance y señalar a los responsables. El todopoderoso responsable se
llama capitalismo
Es
curioso que en lugares como Cuba no pasen estas cosas. Mueren cuatro
despistados. Dirán que tienen experiencia en huracanes, bla bla bla. Igual es
que tienen gente a cargo que poseen un corazoncito digno de DANA y que no
vinieron a este mundo a lucrarse y hacerse amigos de toreros y picadores. Bahía
cochinos que estás en los cielos.
Cuando
todo esto acabe, dicen, toca hacer balance y señalar a los responsables. El
todopoderoso responsable se llama capitalismo. Su lugarteniente: Míster doy la
espalda a la naturaleza porque los tengo cuadrados. La DANA tenía las escrituras
del cauce del río, no Dios. Háganse cargo. Me cargo en Dios.
Este
verano tuve ocasión de bañarme en el Cantábrico, aunque fuera dos días y en
septiembre (subordinada abandona mi cuerpo). Estaba todo el mundo con suéter en
la playa y yo me quité la camiseta (os ahorro la imagen) y me tiré en plancha
al mar. La onda expansiva llegó hasta mi querida Galway (Irlanda). La gente me
miraba raro, alguien pensó que me iba a suicidar (prefiero que me pille un
tranvía como a Gaudí). No hacía día de playa y mucho menos de meterse al mar,
pero necesitaba darme mi primer baño de los últimos dos años. Al mar, al mar.
Las vacaciones como las bicicletas eléctricas son para el verano y para los
ricos. El agua estaba templada, no diré caliente. Si en el Cantábrico te metes
y no te cagas al instante en todos los muertos de Ariel Sharon y Golda Meir es
que el agua ya no es lo que era. Mierda de ciudad.
Es hora
de desalojar la zona y volver dentro de unos meses. Dejarles que hagan su
trabajo (quien quiera que sea), que es el nuestro. Adiós Epi-centro. Hola Blas.
Todas sabemos que cuando más lo necesiten ya no habrá nadie para secarles las
lágrimas y no soltarles de la mano. Somos así, nos volvemos locos el día del
cumpleaños y el resto del año estamos missing. Nos ponen (a mí no) los
sepelios, las plañideras, la carroña. Nadie cuida el resto del año. Cuidado lo
que tengo aquí colgado. El luto es su color favorito. Por eso no me gustan los
cumpleaños ni las grandes fechas. 1212, La Batalla de las Navas de Tolosa, que
os den. Puñetera reconquista. Pelayo personaje de ficción. Pelayo dimisión.
Hay que
estar ahí siempre, a tiro de llamada. Un café, unas risas, unas quejas
incontroladas, una visita al cementerio con un ramito de violetas, una mirada
al cielo para decirle a la DANA que nos perdone por meternos donde no nos
llaman. Dentro de un tiempo (cuando escampe) iré a tomarme una paella a Pinedo,
iré a hablar con el poble, iré a darle abrazos a mi gente de allí, la de la
terreta. No necesito un tuit para decir lo que me une a ese gran lugar, a esa
bona gent. Iré cuando ya no vaya nadie. Cuando los niveles de salud mental
estén bajo mínimos. Tendremos que ir, mirar al mar y hacerle preguntas. ¿Cómo
estás? ¿Qué podemos hacer? Habrá que tomarse unas tellinas con Paco Roca. Tararear
cánticos de amor, himnos de paz. Todo por la paz, no por la patria.
Cuando
despertemos la DANA seguirá ahí, porque nunca se ha ido. No ha dejado de pagar
el alquiler. Hay gente que ha aprendido a soltar su coche y agarrarse a la
vida. El coche al que pusieron extras que no necesitaban y unos frenos último
modelo que además costaban un riñón y parte del otro. Riñones que ahora son
carne de trasplante. Jode decirlo, pero es así. Los frenos a juego con la
carrocería no frenaron cuando tenían que frenar. Algunos en vez de la muerte
encontraron una rama, una mano amiga. Eso es lo que nos salva siempre: un
árbol, un amigo, gente que está dispuesta a mojarse, pero no por culpa de una
DANA sino porque toca extender la mano. Hoy por ti y mañana por ti también. Porque
queremos dejar de ser el muerto en el entierro
No hay comentarios:
Publicar un comentario