LÍBRAME DE LOS RIVERA QUE DE
LOS CASADO ME LIBRO YO
BARBIJAPUTA
Pablo Casado ha
sacado la artillería pesada para intentar conseguir el voto de la derecha más
reaccionaria. "La ideología de género es
un colectivismo social que el centro derecha tiene que combatir",
ha dicho. (En este artículo, Marta Borraz explica de dónde viene la expresión ultracatólica 'ideología de
género', no se lo pierdan).
Es curioso escuchar
a Casado decir que el feminismo es algo que el centro-derecha tiene que
combatir, como si no lo hiciera ya. Como si ese espectro político no cerrara
filas en torno al patriarcado para protegerlo. Y Casado es conocedor de que
esos votantes ya saben que sus partidos lo combaten. En realidad, esas
declaraciones son más una declaración de intenciones que una preocupación, lo
que está queriendo decir Casado es que si él gana las primarias del PP, la
guerra contra el feminismo será a tumba abierta. Nada de recortar en
presupuesto pero luego ponerse un lacito morado en el 8M como hizo Mariano
Rajoy. Nada de gestos. Al enemigo ni agua.
Casado ha visto al
feminismo echarse a las calles pero no le ha preocupado lo más mínimo. A
diferencia de Rivera, él quiere acumular los votos de los que están en contra
de tanta mujer gritona, y quizás haya sido más listo, porque lo cierto es que
los antifeministas aún nos ganan en número. Ni a uno ni a otro le importa
demasiado el tema: ni uno se desvive por ser incluido como aliado feminista ni
al otro le quita el sueño que la lucha siga avanzando, simplemente buscan sumar
votos. Tanto uno como el otro tienen claro que siempre pueden desdecirse cuando
la mayoría se torne a un lado u otro de la balanza: ambos partidos ya lo han
hecho, por ejemplo, con el colectivo LGTB. Recordemos que el PP intentó tumbar
en el TS la ley del matrimonio igualitario y C's decía que esa unión creaba tensiones
innecesarias en la sociedad. Y ahora mírenlos: unos asisten y bailan en bodas
gays y los otros tienen su propia carroza para el día del Orgullo.
Realmente el
feminismo no puede importarles menos ni a uno ni a otro. Por supuesto, tampoco
parece muy interesada Soraya Sáenz de Santamaría, si realmente la liberación de
la mujeres fuera para ella un principio básico, se iría de un partido machista,
conservador y reaccionario. De ninguna forma colaría que quiere quedarse para
hacer del PP el partido feminista por excelencia de este país.
Santamaría, además,
lo mismo te dice que ha sufrido machismo porque la llamaron 'novicia' cuando
tenía 37 años (está claro que cuando quieren, en el PP saben analizar muy bien
hasta las cosas más sutiles, y memorizarlas en el tiempo) que te planta un
falso dilema como si tú fueras estúpida, como cuando le preguntaron por la
propuesta para redactar la Constitución con lenguaje inclusivo: "Hay cosas
con más prioridad como la brecha salarial, la carrera profesional o la conciliación
laboral de las mujeres y la violencia de género".
Esto de desempolvar
recuerdos sobre el machismo y darle espacio en su discurso para luego restarle
importancia a otro tipo de machismo, no lo hace por ignorancia. Porque no creo
que Santamaría ignore a estas alturas que, absolutamente todo eso (desde su
'novicia' hasta el lenguaje discriminatorio) es la base de la pirámide cuya
cúspide se llama feminicidio. Pero una cosa es subirse un poquito al tsunami
feminista y otra defender el lenguaje inclusivo. Las cosas en su justa medida:
sí pero no, un poco más de allí pero un poco menos de allá. Y sin escrúpulos
habla de prioridades, como si hubiera que elegir... Como si no se pudiera
luchar contra la violencia de género mientras se adapta la Constitución.
Pase lo que pase
con las primarias en el PP, una cosa está clara: es cierto que el
centro-derecha tiene que combatir al feminismo, porque esta lucha es
incompatible con el conservadurismo y el liberalismo: esta lucha es
progresista, solidaria y transversal a todas las opresiones. Feminismo
y derecha siempre serán enemigos políticos , y es de agradecer que
Casado no finja con sonrisas que él no
lo ve así, o que intente convencernos de que ambas cosas son compatibles.
Parafraseando aquel
refrán de las aguas mansas y las bravas: líbrame de los Rivera que de los
Casado me libro yo.
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