> Romance del senador gomero que, en lugar de silbar, rebuznó
>
> Narrar vos he una hestoria de mucho regocijo,
> d’un senador del Reino que fuesse con su fijo
> a çierta mançebía por aplacar el rijo.
> Empieço ya a contalla, que non seré prolijo.
> La noche en Magerit ya muy çerrada era;
> et padre et fijo, entrambos, andaban por la açera,
> façiendo muchas eses, con grande borrachera,
> por çelebrar que el fijo terminó la carrera.
> —Llevar te he, buen fijo (masculla el senador),
> a libar el penúltimo copaço de licor
> e, commo corresponde a buen proxenitor,
> quiçab a que te estrenes en lides del amor.
> Conoçer has muy pronto de Venus el arcano,
> en esta madrugada caliente de verano,
> et a partir de hodie non te farás, malsano,
> aquese amor que usas a solas con tu mano.
> El fijo, conmovido por ese rendibú
> et por la curda enorme, non le dixo ni mu,
> ansí que en un garito, que diçen "puticlú",
> entraron e pidieron un güisqui et un vermú.
> Había hurgamanderas, rabizas e raposas:
> algunas, sin clientes, fablaban de sus cosas;
> mas, viendo a padre e fijo, pusiéronse obsequiosas,
> moviendo con luxuria sus tetas abundosas.
> Al son d’aquella música de baile e de pachanga,
> al senador del Reino s’açerca una pendanga
> e diçe, remetiéndose por la verixa el tanga:
> —Ay, guapo, ven conmigo, qu’el preçio es una ganga.
> Al ver a la mançeba sin sostén ni refaxo,
> façiéndole, escabrosa, cariçia et agasaxo,
> el senador responde, con lengua de estropaxo:
> —Arrímate a mi fijo; caliéntale el colgaxo.
> Et ante las domingas d’aquella suripanta,
> el fijo en ese instante del güisqui se atraganta
> et una gomitona le sube a la garganta
> et a un otro cliente ençima se la planta.
> Et una grand trifulca con ello tuvo iniçio:
> por todo aquel tugurio de crápula e forniçio
> formóse gritería, escándalo e bulliçio;
> quebráronse cristales et ovo un estropiçio.
> Al ver la batahola, compareçió el rufián,
> que estaba allí enna puerta façiendo de guardián:
> s’encara a los causantes de todo aquel desmán
> e del local los echa con un tantarantán.
> Pues era el rufián ancho cual armario ropero,
> muy versado en los lançes del ambiente putero,
> e posedía músculos de bien templado açero,
> e sin esfuerzo expulsa a padre et heredero.
> El padre con el fijo se vieron en la calle,
> et al rufián a gritos quisieron insultalle.
> —¡Soy senador del Reino, a mí non me avasalle!
> Mas non le impresionaba al ruin ese detalle.
> De irse rumbo a casa buen momento sería,
> pora dormir la mona sin dubda hasta otro día.
> Mas fueron dando tumbos con bravuconería
> buscando por las calles una comisaría.
> Et por azar falláronla muy çerca, quasi enfrente,
> et en la puerta había d’uniforme un axente,
> et apremiolo el padre: —Venga inmediatamente,
> ca d’un burdel çercano echáronnos vilmente.
> —Señor, vaya a dormilla (responde el funçionario),
> que estoy de borrachingas fasta el antifonario;
> y ençima Çapatero redúxome el salario,
> pora pagar las debdas del "bum" inmobiliario.
> —Non sabe usted, axente, con quién está fablando;
> soy senador del Reino, con bromas no me ando:
> acuda al lupanar, que ya m’está tardando,
> sin rechistar ni pizca, porque yo se lo mando.
> Siguiéronse denuestos e muchos malos modos,
> e los demás axentes salieron fuera todos:
> aína detuvieron a aquellos dos beodos
> que daban reçios golpes con pinreles e codos.
> Non debo repetillos los vergonçosos tacos
> e crudas palabrotas de los dipsomaniacos:
> vexaban a los guardias talmente cual bellacos
> e quasi semejaban posesos demoniacos.
> Durmieron esa noche la curda en calabozo,
> egual el senador commo su fijo mozo.
> E fasta del burdel del malogrado gozo
> pusiéronles denunçia por daños e destrozo.
> E pide todo el mundo qu’el senador soez
> dimita de su cargo con mucha rapidez:
> a ver si algún político, d’una ramera vez,
> responde de sus actos sin trampa ni doblez.
> Acabo ya mi enxiemplo, benévolo lector,
> con una humilde súplica a Dios Nuestro Señor:
> después de que dimita aqueste senador,
> ¡que cierren el Senado: será mucho mejor!
>
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