lunes, 8 de abril de 2024

40 AÑOS

 

40 AÑOS

JOSU AIZPURUA

Dicen que 40 años no es nada pero con el Athletic; si lo han sido. Han sido toda la vida de una generación que dijo NO al maldito Franquismo que ahogaba sus calles vascas y que emprendió la vuelta de la tortilla con solo la ilusión en sus manos.

Pasaron-pasamos del negro fascismo a la Transición y de nuevo al gris que los fascistas y La Casta tenían acordado con las castas mundiales que con sus Lobys dominaban la UE y el sentido sucio de la democracia siempre al servicio del señorito. Ni los Pueblo ibéricos ni las naciones lograron el fruto de sus desvelos, y entonces solo nos quedó el Athletic.

Artajo y Azurmendi volaron con su bomba y sus ilusiones se truncaron para siempre y su EGI fue anulado por el miedo y la sumisión al amo temeroso que nunca dio la cara, y aquella juventud vasca vio que el Athletic era lo más venerable de todo aquel sistema que en el 78 pretendía sobrevivirse a si mismo. ¡Aupa Athletic!

En todo hogar vasco, bizkaino, de Bilbao, había un hueco para su equipo, el Athletic, y yo de niño conseguí engañar a mi madre para que en la tienda de enfrente me comprara una corbata de nudo hecho y gomitas, verde alucinante y con la cara de Telmo Zarraonaindia, ZARRA, que fue mi honor durante años. La llevaba al cole.

El equipo del Athletic, con 11 aldeanos era la esencia de nuestro Pueblo, convecinos de pantalón y camiseta rojiblanca, que eran como nosotros mismos y se movían por los mismos valores. Ganarle al equipo del Régimen, el Real Madrid, era la gozada del año y recuerdo la pancarta del Athletic 1-la ONU 2, con el que justificábamos nuestra derrota ante una situación desigual que hoy sigue idéntica con las Florentinadas.

En 1984 Endika provocó el milagro y ganamos la Copa. La Gabarra surcó la Ría y fuimos felices.

Yo en el palco antes del partido les dije a mis hijos: “fijaros bien que esto no lo volveréis a ver”. Y 40 años después lo volvieron a ver, y yo disfruté de mi error.

Entramos en otro ciclo en el que el athleticzale debe asentar su filosofía y ser fiel a los valores de los 11 aldeanos, hoy superado por la vecindad, que hacen confiar que los que juegan lo hacen por amor a unos colores que son esencia vasca con sabor bilbaino. Maldito parné que lo enmierda todo.

Javier Agirre, de familia exilada tras el bombardeo de Gernika, mantuvo siempre en Mexico su amor al Athletic y es pena que no pudiera gozar la victoria en el banquillo del Athletic, esa familia lo merecía.

A mi se me pasó la vida esperando a esa Copa y ya ni pude ir a verla, pero mi gozo fue idéntico entre achaques y renuncias.

Siempre nos quedará el Athletic.

 

 

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