lunes, 30 de octubre de 2023

EL POETA DE LA MOCHILA

 

EL POETA DE LA MOCHILA

 JUAN CARLOS GARCÍA GURIDI

En el universo del repentismo no solo hay opiniones divididas en cuanto a quién "sí" y quién "no", sino que coexisten dos criterios predominantes: el del público y el de los propios poetas. En el caso de Emiliano Sardiñas Copello (Santiago de Cuba, 1965), comienzo por destacar que se trata de -sin lugar a dudas- uno de los improvisadores cubanos que ha alcanzado una mayor popularidad y simpatía, debido a su carisma y al hecho de "arriesgarse" a defender un estilo e insertarse básicamente en una de las zonas creativas de mayor dificultad: el humorismo, modalidad que pese a contar con unas larguísimas historia y tradición no cuenta hoy con una cantidad de exponentes tan representativa y de la que Emiliano es un abanderado, condición que asume desde su propio "nombre de campaña", "El Poeta de la Mochila".

Muchas damas al hablarme

Averiguan si mi esposa

Es celosa o no es celosa

Porque quieren secuestrarme

Unas intentan besarme,

Otras dicen, ven, negrito

Mientras tímido y bajito

Yo les digo desde ya

Que la culpable es mamá

Por parirme tan bonito.

Y es que nada es más serio que el humor... Heredero de improvisadores tan reconocidos como Chanito Isidrón, Bernardo Cárdenas Ríos, Rigoberto Rizo, Adolfo Alfonso, Luis Gómez, Ramón "El Profesor" Espinosa o Ernesto Suárez, por solo mencionar algunos de los más connotados, Emiliano es mucho más que un poeta cómico; y soy de la opinión de que al igual que la mayoría de sus antecesores, es un gran poeta, sin necesidad de modificadores, capaz de desdoblarse y convencer al más escéptico:

Cuando entre niños me muevo

Y recibo su cariño

Está más feliz el niño

Que dentro del alma llevo

Y soñando un viaje nuevo

Para pequeños jinetes

Soy mientras beso cachetes

Y doy mi canción guajira

Un Rey Baltasar que tira

Versos en vez de juguetes.

Yo mismo puedo dar fe de su incesante espíritu de superación, de su interés por no ser encasillado, de sus constantes desvelos. Lo he visto preocupado por impartir una conferencia y hacerlo a la altura que merece, interesarse por determinada bibliografía, y más que eso, lo he visto contender con el más exigente y convencional de sus colegas y salir muy bien parado. Es cierto que su décima no es un dechado tropológico, pero es correcta y sobre todas las cosas honesta, porque si algo distingue a Emiliano es la honestidad. En su caso se trata, más que de si es o no un gran poeta, de que es un poeta necesario, imprescindible para la tradición, por cuanto salva de ella. Si bien incursiona con acierto en cualquier zona temática, Emiliano es un referente del humorismo rimado y ha venido a proteger con maestría y plena conciencia un territorio en el que no todos se atreven y mucho menos aciertan. Buen cantador, lo picaresco le entalla justo a la medida de su sensibilidad, que no por ello deja de ser variopinta. Poetas como él dan vida a los guateques, lo colorean, y el publico siempre sale agradecido y satisfecho. Ahora mismo en Cuba no abundan los repentistas que se apeguen tanto a esta zona vernácula de la creación, quizá puedan mencionarse los escasos nombres de Raúl Herrera, Tomasita Quiala, Héctor Peláez, José Manuel Silverio, Yordán Quintero "El Yayito Ranchuelero", Osvel Suárez o Albertico Rojas, aunque no todos puedan considerarse habituales del "género". Estoy convencido de que Francisco Calcagno Monzón (Güines, 1827-1903) lo hubiera contemplado y enaltecido en su importante "Poetas de Color". Mis parabienes para este auténtico juglar campesino.

ACUSADO EL POETA EMILIANO SARDIÑAS, POR LAVADO DE DINERO .

Eso es mentira, y aviso

Que yo estoy en Alamar

Tranquilo en mi palomar

Perdón, en mi quinto piso

Quién el comentario hizo

Me envidia o es traicionero

Yo no soy un heredero

De los que amasan fortuna

Y además no hay prueba alguna

Yo no he lavado dinero.

Ahora dirá mucha gente

Que sí yo lavé dinero

Es porque soy bandolero

Traficante o delincuente

Pero yo soy inocente

Guajiro, humilde y sencillo

La que formó este enredillo

Fue mi esposa por echar

El pantalón a lavar

Con dinero en el bolsillo.

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