EL PITIDO ORWELLIANO
GERARDO
TECÉ
Fin al capítulo de gota fría que ha dejado en la zona centro del país tres muertos, tres desaparecidos y numerosos periodistas de derechas horrorizados por la intromisión del Estado opresor que avisó a los móviles de la ciudadanía advirtiendo del peligro. ¿Qué coño es este pitido orwelliano?, se quejaba el subdirector de El Mundo en redes sociales antes de descubrir que el Estado que enviaba la alerta era, en este caso, la Comunidad de Madrid, que también se entromete en la cuenta corriente del diario de derechas vía publicidad institucional. En este caso, de forma muy placentera. Entre los afectados por la DANA también ha habido políticos. El presidente andaluz, Juanma Moreno, aprovechaba las primeras gotas de lluvia para lamentar la falta de concreción de la Agencia Estatal de Meteorología. Al no especificar en su pronóstico el lugar y la hora a la que se producirían tragedias humanas, se estaría poniendo en grave peligro a la hostelería, así que ya saben, señores del tiempo. La derecha española es en estos momentos indiferenciable de un instagramer. No pierde ocasión, por estúpida que esta sea, de retratarse y encima compartirlo.
¿Qué coño es ese
pitido orwelliano?, se preguntaba el subdirector y las respuestas podrían haber
sido muchas. El pitido orwelliano podría ser la aplicación de El Mundo
anunciando que Jennifer Hermoso, individua a la que el ojo de Gran Hermano de
la derecha tiene bajo vigilancia intensiva, habría sido descubierta sonriendo
en una cafetería. El pitido orwelliano podría ser una llamada comercial de
Securitas Direct a tu teléfono a las cuatro de la tarde intentando
concienciarte del grave problema que supone que una familia sin recursos se
meta en el piso abandonado de un banco y recordándote que el siguiente podrías
ser tú. El pitido orwelliano podría ser cosa de la policía “patriótica”, esa
que espía a políticos que no militan en el partido correcto para, a
continuación, difundir informes falsos a la población con la necesaria
colaboración de periódicos concienciados con las libertades individuales, como
El Mundo. El pitido orwelliano podría ser la notificación del ingreso de la
nómina mensual del director del periódico de derechas de turno proveniente de
la publicidad institucional de un Estado que, en esos casos, no parece resultar
una molestia.
Felipe González, el
gran amnistiado que nunca explicó ante un juez cómo funcionaba aquello del
terrorismo de Estado
Pasada la DANA, los
pitidos orwellianos continúan sonando. Ahora, eso sí, sin indignar a los jefes
de opinión de los grandes medios. Hoy, al Gran Hermano mediático le toca
activar todos sus altavoces para difundir entre la población la alarma que
escucharemos durante los próximos meses: un gobierno formado por las izquierdas
y los nacionalismos no españoles es un gobierno ilegítimo. La derecha política,
fundada por franquistas que no pisaron la cárcel, sino que montaron partidos
gracias a la amnistía, les recordarán hoy que las amnistías que no son las
propias son inasumibles en democracia. Si en la mina es el canario muerto el que
da la señal de fuga de gases, en el Gran Hermano español quien da la señal de
activación del mensaje único es Felipe González. El gran amnistiado que nunca
explicó ante un juez cómo funcionaba aquello del terrorismo de Estado, ese que
concedió 425 indultos al año de media durante su mandato, hace hoy de portavoz
de la política Orwell: las amnistías no son tolerables en democracia. Este
aviso de alarma que le dice a usted que está a punto de consumarse una
tragedia, le llegará vía móvil, radio, tele, prensa escrita y avioneta
sobrevolando la playa por si hay rezagados que se cogieran las vacaciones en
septiembre. Visto lo visto en las pasadas elecciones, todo esfuerzo será poco.
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