PATRIOTISMO CON PERDICES
DAVID TORRES
Instante del vídeo del
cazador desnudo posando con l
os cuerpos de las perdices. —
PACMA
Instante del vídeo del cazador desnudo posando con los
cuerpos de las perdices. — PACMA
Todo el mundo sabe que ser patriota en España no consiste en procurar el bien común, trabajar por unos servicios públicos eficaces y garantizar derechos elementales para tus conciudadanos, sino en exhibir una bandera española del modo más aparatoso posible. El patriotismo es un sentimiento que se lleva dentro, pero llevarlo dentro no sirve de nada si uno no cuelga el sentimiento de un balcón o se lo ata bien a la vista a la muñeca. Hay que sacar la patria a pasear cada mañana, que le dé el aire, aplaudir con orgullo al paso de la cabra de la Legión y abuchear muy fuerte al presidente socialista de turno, por panoli. No importa no haber hecho la mili para jurar bandera frente al espejo del lavabo, lo mismo que no importa tener el domicilio fiscal en Andorra, en Suiza o en las Islas Caimán: con colgar la bandera española del balcón o llevarla tatuada en la muñeca basta y sobra.
Ahora bien, cada
día está más difícil esto de ejercer de patriota a ultranza, porque lo mismo
llega un chino y te abre una franquicia del Valle de los Caídos en forma de
taberna en Usera que un cazador se planta en pelota picada con una perdiz atada
de los cojones y se pone a gritar "¡Viva España!" El video ha sido
filtrado por el partido animalista PACMA para cargar contra el colectivo de
cazadores, una generalización injusta que afortunadamente no han extendido
también al colectivo de patriotas. No hace falta escarbar mucho para concluir
que el hombre capaz de esa escenificación cinegética no debe de estar muy bien
de la azotea, pero lo que cabe preguntarse es cómo tiene permiso de armas y le
dejan andar por ahí con una escopeta.
A la caza en España
dedicó Miguel Delibes páginas bellísimas, aunque la diferencia entre la
realidad y la literatura desemboca cada año en un perricidio colosal que se
mide en miles de perros envenenados, sabuesos tiroteados y galgos ahorcados de
los árboles. Una lástima que la mayoría de lectores de Delibes amantes de la
caza prefieran identificarse con el señorito Iván en lugar de identificarse con
Azarías. Hemingway escribió algunos de sus grandes relatos (Las nieves del
Kilimanjaro, La vida corta y feliz de Francis Macomber) con el eco de sus
cacerías africanas de fondo, pero la coartada del amor a la naturaleza no va
muy lejos cuando concluye en un hermoso búfalo reventado a tiros o un conejo
hecho pedazos de una perdigonada.
En uno de los
grandes números cómicos de los Monty Python, Graham Chapman iba por la selva
armado de un rifle y un lanzagranadas mientras decía muy serio a la cámara:
"Me gustan los animales, por eso los mato". En otro, mucho más breve
y corrosivo, un grupo de cazadores salía de un castillo inglés disparando sin
ton ni son a todas partes, derribando paracaidistas al vuelo y haciendo el
gilipollas. Ni siquiera a los Monty Python se les ocurrió lo de colgarse una
perdiz de los cojones, quizá porque eso sólo se le ocurre a un español de pura
cepa. Muchos pensamos de inmediato en Berlanga al ver las imágenes del cazador
desnudo, sosteniendo una escopeta festoneada de perdices muertas y otra perdiz
más balanceándose en los huevos, pero luego, al oír lo de "¡Viva
España!", pensamos enseguida en el NODO. Lo va a tener jodido el chino
franquista para igualar la jugada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario