OTRO TREN
JOSU AIZPURUA
Estamos en la
estación, a la espera de nuestro tren, el que no llevará al futuro, el que es
una oportunidad de mirar adelante sin complejos ni revoluciones pendientes.
Pero primero llega
el tradicional; el del español con dos cojones. Es un facha-tren.
El maquinista pita muy fuerte, pero los que esperan en el andén; ni se inmutan. El primer vagón es el de los pesebristas y cobardes, que va lleno. Luego le siguen el de los católicos de bolsillo, los inquisidores, los esclavistas, los colonizadores, los falsos nobles, los prevaricadores, los corruptos, los vividores del cuento, los prepotentes españolistas, los fascistas, los ricos y los que se lo creen. En el último vagón, repleto, van los jueces indignos, soporte de todo este entramado de siglos de intolerancia e injusticia.
Pocos, muy pocos
aún se bajan en la estación a la espera de otro tren. La propaganda mediática
es demasiado fuerte para disolver la alienación. Y el miedo ser designado como
traidor.
Pero el andén está
rebosante de personas que ya se percataron de que La Historia que les contaron
no es el reflejo de lo que pasó si no la versión sesgada de los que inventaron
a Dios, Patria y Rey, que, con la ayuda de Papas, consiguieron su fortuna,
compraron a los notables y escribieron los textos de formación social en los
que sus abusos fueron contados como enormes batallas de justicia y hazañas
populares.
Y se acerca el
tren, con destino el Mundo del mañana. Lleno de esperanzados, diversos,
distintos, con banderas al viento de múltiples colores. Sus ideologías están
por debajo de su respeto al semejante, su icono la Libertad de Expresión.
Para avanzar en el
mundo nuevo es preciso el debate y este solo se da entre diferentes que
olvidaron el fanatismo de la antigua época; donde no se ponía el sol la
inteligencia moría.
Religiones e
ideologías dejan paso a la creación humana, respetuosa del oponente pero
auténtica en la búsqueda de conciertos sociales que den la posibilidad al
Género Humano en conseguir cuotas de progreso universales en las que las
diferencias sean menores, justas, y dignas.
Hay alborozo en el
tren pues se saben a punto de obtener su turno en la Historia. Los pesebristas
ya lo saben y comienzan a maniobrar para obtener su lugar en el nuevo
paradigma, como siempre hicieron, pero este nuevo amanecer no les permitirá
chaqueteos pues la evolución alcanza cotas imposibles para ellos.
¡Vamos a coger el
tren!
¿Pero dónde habrá
un apeadero en Canarias?
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