LA MONARQUÍA ESPAÑOLA, UNA ENFERMEDAD
EN MAL ESTADO
POR DOMINGO SANZ
Durante las largas
lentitudes de los agostos también desciende el ritmo al que pensamos en las
cosas que suceden. Tardamos más tiempo subjetivo en recorrer las distancias que
nos separan de cada futuro y eso, en ocasiones, nos permite descubrir
perspectivas distintas a las habituales.
Comienzo este
párrafo a las 18:30 horas del último día de julio y debo actualizar los
síntomas del estado de salud de la Monarquía española, una institución enferma
que, además, al pensarla despacio, descubro que es también una enfermedad para
la sociedad de la que se alimenta.
A la vista de que
el Gobierno no proporciona la información necesaria para saber cómo se
encuentra la Monarquía ni, lo que es peor, tampoco del estado de salud de la
población afectada, es necesario dirigirse a los recursos privados. Como tantas
veces, Google es la solución para conseguir mucha información no contaminada de
manera rápida y gratuita. Selecciono las quince primeras noticias que el gran
buscador me presenta en pantalla tras escribir la palabra “Monarquía”. Por
orden de aparición, son las siguientes:
“La presidenta y otras autoridades de
Baleares, a favor de debatir la realización de un referéndum sobre la Monarquía”.
Público.com
“Las monarquías europeas esconden la
opinión de los ciudadanos sobre sus reyes”. El Diario.es
“Ensenyat (presidente del Consell de
Mallorca) apuesta por un referéndum sobre la Monarquía y se declara
republicano. Última Hora, de Baleares.
“Un referéndum sobre la Monarquía y
Catalunya planean sobre La Almudaina”. Menorca.info
“Entidades sociales harán consultas
populares monarquía vs. república. El Nacional.cat
“Más de la mitad de los riojanos prefieren
la república a la monarquía”. NueveCuatroUno.com
“Monarquía. Isabel Celaá: No aceptamos el
veto al rey que ha anunciado el Govern”. El Diario.es
“España no está preparada”. El Diario.es
“Monarquía o PSOE y el valor de Pedro
Sánchez”. Diario 16.
“La Monarquía de ayer y hoy llega a
Cartagena”. Monarquía Confidencial.
“Armengol (presidenta de Baleares) habla
sobre el referéndum entre república y monarquía”. ABC.
“Monarquía vs. República. Porqué la
Monarquía española SI es legítima y democrática”. Infovlogger.
“Francisco Marhuenda: Franco y cargaros la
Monarquía os pone cachondos”. La Sexta.
“Mercedes Milá: Si la Monarquía quiere
salvarse tiene que salir de donde está y sentarse con la gente de la calle”. La
Sexta.
“Así confesó Adolfo Suárez por qué no hubo
referéndum monarquía o república: hacíamos encuestas y perdíamos”. La Sexta.
Saque usted, que
las ha leído, sus propias conclusiones porque yo, durante los diez minutos que
he tardado en transcribir a este informe estos quince titulares he recibido dos
wapps en el móvil.
El primero es la
respuesta que don Josep de Luis Ferrer, de profesión abogado y que preside la
Obra Cultural Balear, le ha enviado a Felipe VI. El rey acaba de regresar a
Mallorca de vacaciones y ha convocado para el viernes, día 3, la clásica
recepción anual a la que invita a autoridades y personalidades de Baleares. De
Luis le dice, lo traduzco del catalán, que “las circunstancias actuales y el
papel que ha elegido jugar la monarquía impiden mantener una relación
institucional normal y regida por valores democráticos”. Añade que “escribiendo
estas líneas retumba en la memoria vuestro discurso del día 3 de octubre de
2017” y termina confirmando que “el día 3 no asistiré a la recepción. Me
quedaré en casa, disfrutando de la compañía familiar de que están privados
tanto Jordi Cuixart como el resto de presos políticos. y aprovecharé el momento
para tener un recuerdo por los verdaderos defensores de la libertad, el respeto
y los valores democráticos”. Procede recordar que la OCB se constituyó en 1962,
seis años antes de que naciera el rey.
El segundo wapp en
el móvil me informa que Quim Torra, presidente de la Generalitat de Catalunya,
acaba de decirle públicamente al rey que “todavía está a tiempo de pedir perdón
a los catalanes”. A pesar de que Torra actúa en representación de los ofendidos
y, por tanto, no está obligado a dar el primer paso, comprendo su intento por
resolver este conflicto institucional. No obstante, y conociendo al “bando
nacional”, disculpe por la metáfora quien pueda molestarse, me parece mucho más
difícil que el rey pida este perdón a que el resto de España se convierta en
una República. Justificar en TV el apaleamiento de catalanes camino de las
urnas, legales o no, es mucho más difícil de arreglar que cazar elefantes en
inconfesable compañía.
Cuando me disponía
a terminar esta primera entrega sobre la enfermedad monárquica de España cambié
de pantalla sin motivo aparente y descubrí que 181 militares de alta graduación
acababan de firmar un manifiesto a favor del dictador Franco. Todos, por
supuesto, ya en la reserva, pero no por ello menos sospechosos de estar dando
la cara, sin correr el menor riesgo, por otros con mando en plaza. Si traigo
esta noticia a colación, publicada por OK Diario a las 16:56 horas del mismo 31
de julio con la lista de firmantes, es porque el eco entre los grandes medios
españoles ha sido mínimo. Ya que hablamos de enfermedades, a la mañana
siguiente la SER no dijo nada de los militares enaltecedores del golpismo
franquista, pero sí les pareció relevante destacar la posibilidad de que la
tuberculosis contraída en un hospital de campaña español durante la guerra
civil fuera la causa real de la muerte de George Orwell en un hospital
británico hace 68 años. A mí, lo que me parece relevante es que se haya vuelto
de acero el hilo conductor que va desde los militares añorantes hasta Felipe
VI, pasando por Franco y por Juan Carlos I, pues sin el dictador de ayer no
habría rey hoy. Era inevitable que Monarquía y ultraderecha, ésta siempre
violenta y cada vez más en Catalunya, terminaran ayudándose mutuamente. En
cualquier caso, confiaremos en el Gobierno y en una ministra de Defensa que
dijeron que no quería serlo.
Debo terminar,
aunque sea agosto. Si me entero que esto le ha gustado a usted, en próximos
capítulos volveré de nuevo contra esta enfermedad desde otros enfoques, aunque
mantendré actualizada la sintomatología con los renovados quince primeros
eventos que aparezcan en Google tecleando aleatoriamente la palabra
“Monarquía”.
Para afinar en el
diagnóstico de nuestra dolencia se me ocurre que, entre otras cosas, habrá que
profundizar en la etiología y las mutaciones que se hayan producido, detalle
importante tras tantos siglos de existencia. También hay que contrastar su
distribución geográfica pues, aunque las normas oficiales hablen de “monarquía
para todos”, la realidad de cómo viven los distintos grupos de sufridores las
plagas y otros males colectivos es siempre muy distinta. Y no será menos
importante profundizar en el abanico de tratamientos posibles para la curación,
pretensión está última en la que cada vez mayor número de enfermos parecen
interesados. Hasta pronto.
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