ALBOROTO
JM AIZPURUA
Ayer se me alborotó
el banco. Los viejos, no somos indiferentes a la palabra Franco, y salió en el
banco para revuelo de los repantingados en él y provocó que Paco el Facha se
tuviera que tomar de nuevo la pastilla. Como siempre, los prudentes
chicharreros no enseñaban sus cartas y se salían del circuito con el “¡Mejor
dejar las cosas como están”! Pero Paco blandía su cachaba y anunciaba grandes
males para los profanadores de tumbas. ¿Y que dije yo?
Pues intenté, como
siempre, dar versiones diferentes, ángulos distintos para hacer pensar y que
cada uno tenga su propio criterio y no el manipulado desde el poder.
Yo, que me pasé
muchos años en conspiraciones de atentados contra Franco y atentados contra sus
símbolos y monumentos, lo que me destrozó la juventud, no me siento
particularmente ofendido por su presencia en aquel lugar en el quinto coño,
donde nadie se ve obligado a pasar, y sin embargo me ofende todos los días el
pajarraco de Las Ramblas y que los niños chicharreros entren a sus colegios
bajo signos fascistas y se instruyan en el Onésimo Redondo. Esto si es grave.
Nadie recuerda a
los presos. El comandante de ANV Santi Zubiaga, ingeniero, siempre nos contaba
su orgullo de recluso por hacer posible aquella obra que dirigía el también
vasco Huarte y en la que sin el concurso de aquellos presos no hubieran podido
llevarla a cabo. Clandestinamente discutieron si boicotearla o impulsarla y
decidieron apoyar su construcción para que quedase constancia de su existencia
cuando regresase la democracia. En sus memorias, que me dejó como encargo que
yo transmití al Gobierno Vasco y que no publicó, revela detalles importantes de
lo que para ellos los presos trabajadores en redención de pena, significó
aquella obra que consideraban suya y no de los facciosos. Curioso.
Tampoco yo veo
agravio en la cruz, en la punta de un cerro remoto, aunque la presencia rectora
de un grupo de benedictinos al mando de un falangista me parece un atentado a
la democracia.
Lo malo suelen ser
las inscripciones de caídos por Dios y por España, que deja a los fieles a la
democracia en el 36 sin Dios y sin España. Seguramente lucharon por las Brujas
y por Marte.
Y peor la
manipulación: cambiaron la Constitución en su artículo esencial 135 en un
instante, pero para hacer una exhumación aparentan dificultades con plazos y
conflictos jurídicos en un Sistema donde no existe separación de poderes para
lo que les conviene. Y nosotros peleándonos en el banco, que es lo que les
interesa. ¿no ven la larga mano del sociata Maquiavelo?
Sánchez; si tan
exquisito es tu temperamento antifascista, quita el pajarraco de Las Ramblas,
que ese si lo vemos obligados y los turistas pasan por su acera. El simbolismo
del pajarraco es más fascista y nocivo que la momia.
Frente al banco vemos
pasar a gente joven, en edad de trabajar pero que seguro no encuentran un
trabajo y que con Franco dentro o fuera del Valle, tampoco conseguirán y la
gente seguirá en precario, en desahucio, en terror ante una vejez insostenible
que a las viudas de pensionista les impide vivir y les pone ante la disyuntiva
de comer o medicarse. ¡Qué nos importa la momia!
Nadie se hace cargo
de los problemas reales y en unión de la TV y los periodistas mercenarios,
crean un escenario de basura donde simulan una actualidad donde la vida
transcurre para Chabelita, Belén, Ronaldo etc. en la “Gran Nación de 500 años
España” y toda la población está pendiente de sus graves conflictos
profusamente aireados, pero de los que sufren en silencio en su propio barrio
la miseria y la marginación, nadie tiene constancia. ¡Vaya mierda de sociedad!
El sol no sale cada
día para todos: sale para los ricos, para los amigos de los ricos, para los
enchufados, para los corrompidos y corruptores, para los dirigentes
franquistas, para la familia real, para M Punto, pero, para el currante de
base, el que pretende sacar una familia adelante con su esfuerzo, negros
nubarrones le amenazan y el sol solo lo ve en la TV.
En el banco estamos
tratando de arreglar la situación, pero no creo que lo consigamos, y los
políticos menos.
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