LA TRISTEZA
ANÍBAL MALVAR
Escarbé en la
belleza y solo encontré tristeza. Supongo que será culpa mía, pues suelo ser
hábil al buscar y torpe cuando toca
encontrar. Me ha causado mucha triste gracia el discurso mediático que
decían todos nuestros periódicos antes del 17-A: que no hay que politizar los
actos de homenaje a las víctimas de los atentados de hace un año en Catalunya.
Quien dice que no hay que politizar, está politizando, pues el silencio también
es política. Los actos, los homenajes y las víctimas también son políticas.
Como lo serían los actos de exaltación de los terroristas en algún lejano país
antiaznariano que considere enemigo a España, y el atentado una estrategia de
gloriosa guerra. No hay que olvidar que nosotros también matamos, y no poco.
Hay víctimas
medianas que nunca recibimos o damos homenajes ni los queremos. Tú y yo. Soy
español, y me consiero terrorista por no haber parado la matanza de unos
cuantos cientos o miles de niños el día en que Bush y Aznar bombardearon Irak porque
les dieron ganas de mear petróleo. Soy español, y me considero víctima del
terrorismo por los asesinatos de Cambrils. ¿Soy español o no soy español? ¿Soy
víctima o no soy víctima? ¿Soy un simple asesino o un simple asesinado?
¿Cómo no se va a
politizar el asesinato? Matamos porque nos matan y nos matan porque matamos.
Nadie elige matar por un gracioso impulso yihadista o franquista o xenófofo o
comunista o machista o neonazi u homófobo. Es política y educación. Incluso el
asesinato homófobo o machista es político. De hecho, se usa la politica para
frenarlo. Leyes e ideas. De momento, tenemos menos leyes que ideas, y más
cartuchos que hueco en las cananas.
Voy a explicar muy
brevemente las causas de mi tristeza con unas cuantas portadas de nuestros periódicos
despolitizados en estos días de despolitización de los muertos.
La Razón: “El Rey
da ejemplo y arropa a las víctimas frente a la politización”.
El País: “La
política cede a las víctimas el protagonismo en Barcelona”.
ABC: “Con las
víctimas”.
El Mundo: “El Rey
lidera el tributo del 17-A y Torra fracasa en su desplante”.
Si alguna de
vosotras aun estudia gramática a escondidas de las fuerzas de seguridad, se
dará cuenta de que en ninguno de estos titulares las víctimas son el sujeto.
Las víctimas siempre son objeto: directo
o indirecto, pero objeto. ¿Entendéis la tristeza? Yo no, pero la tengo. Dentro.
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