EL DISCURSO DE RUFIÁN
ALBERTO GARZÓN
El
discurso de Gabriel Rufián durante la investidura fue incendiario. No fue una
excepción, sino que es su estilo. Muy probablemente por eso y para eso está en
Madrid, pues casa con la estrategia independentista. Y Rufián es listo, muy
listo. Hasta ahí, ningún problema. Es más, en lo sustantivo Rufián no dijo
ninguna mentira. Si prestamos atención al contenido, todo lo que dijo fue
verdad; por más que se sulfurara la bancada socialista.
Ahora
bien, resulta necesario subrayar la hipocresía que emerge cuando en Madrid se
tiene un discurso de izquierdas y rupturista y en Cataluña se va de la mano de
la burguesía catalana, incluso en materia presupuestaria, o se está dispuesto a
hablar con esa misma burguesía y con la derecha española para tumbar al
gobierno de Ada Colau.
E
hipócrita es también que los diputados del PSOE que han hecho presidente a
Rajoy se indignen con el discurso de Rufián. Porque con sus verdades Rufián
pudo herir sensibilidades, emociones. Pero Rajoy, con sus políticas, hiere
vidas enteras.
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