25N: DÍA INTERNACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA MACHISTA
POR
LAURA REQUENA
El
nuevo gobierno del PP, aunque será un gobierno más débil que el anterior, viene
a agravar aún más esta situación. La UE le exige un recorte adicional de 5.500
de euros el próximo año, que sin duda va a recaer en las mujeres trabajadoras.
Recortes al ya de por sí exiguo presupuesto contra la violencia machista. Menos
dinero en educación para servicios como aula matinal, comedores o actividades
extraescolares, imprescindibles para nuestra inserción laboral o para que la
educación sexual y en valores de igualdad deje de ser una asignatura pendiente,
mientras persiste el machismo entre la adolescencia y la juventud. Recortes en
políticas de igualdad que alcanzaron el 50% en la anterior legislatura,
recortes en salud y servicios sociales como la partida de Dependencia que ha
dejado a más de 300.000 personas, en su mayoría mujeres, sin la ayuda que les
pertenece.
Muchas violencias, ninguna sin respuesta
Una
de las caras más brutales del machismo, son las agresiones sexuales y
violaciones colectivas. La histórica manifestación tras la agresión sufrida por
una joven en los pasados sanfermines, forzó a muchos Ayuntamientos a poner en
marcha medidas durante sus fiestas locales. Hay que organizarse para exigir que
se mantengan y generalicen a otros municipios y que se considere y atienda a
quienes sufren alguna agresión sexual, como víctimas de violencia machista.
Las
mujeres tenemos más contratos temporales o a tiempo parcial, la brecha salarial
se mantiene en el 20% y nuestras pensiones son 38% más bajas
Las
sucesivas reformas laborales y la reforma de las pensiones, que son parte del plan de ajuste, tienen
consecuencias para las mujeres. Tenemos más contratos temporales o a tiempo
parcial, la brecha salarial se mantiene en el 20%, nuestras pensiones son 38%
más bajas, continúa el acoso laboral y los despidos a embarazadas y el paro
femenino es 3,5 puntos mayor. Esta
situación es otra forma de violencia hacia las mujeres trabajadoras y dificulta a muchas salir de una relación
afectiva de maltrato.
Las
condiciones de miseria y pobreza, cada vez más extendidas en nuestros barrios,
son también un caldo de cultivo para que la violencia y maltrato intrafamiliar
se exacerbe hacia las mujeres y los menores, de cuyas necesidades el Estado no
se está responsabilizando.
Es hora de retomar la lucha y la movilización
Venimos
de una larga “borrachera electoral”, pero la realidad demuestra que cualquier
medida a favor de las mujeres se debe arrancar a partir de la movilización.
Este 25N tiene que ser parte de un plan de luchas que comienzan a organizarse
para enfrentar los despidos que no cesan y el “paquetazo” que se nos viene
encima del gobierno entrante, más preocupado por el pago de la deuda y el
ajuste al déficit impuesto por la UE, que por la vida de las mujeres. Es por
eso que a diferencia de otras organizaciones o de parte del movimiento
feminista, ni pedimos ni creemos en ningún “pacto de estado” contra la
violencia machista. Tampoco en un aparato judicial heredero del franquismo y al
servicio de la burguesía. Pero hay que organizarse para exigir que se garantice
la protección a las mujeres, que se acabe con la impunidad y que los culpables
cumplan condena.
Contra toda forma de opresión, unidad de la clase.
Cualquier
ataque a las mujeres, es un derecho menos para el conjunto de la clase
trabajadora. Por eso las organizaciones populares, sindicales y estudiantiles
de clase, deben tomar en sus manos la bandera por la lucha contra toda forma de
opresión. Un primer paso es organizarnos mujeres y hombres en cada barrio y en
cada lugar de trabajo y estudio para combatir toda discriminación y violencia y
que movilizaciones como las Marchas de la Dignidad, levanten el “Ni Una Menos”,
como parte del programa de la clase obrera. Ni una menos por redes de trata, ni
por abortos clandestinos, ni por feminicidios….
Este
25N tiene que ser parte de un plan de luchas que comienzan a organizarse para enfrentar
los despidos que no cesan y el “paquetazo” que se nos viene encima
Las
recientes movilizaciones del miércoles negro en Argentina y otros lugares del
mundo, marcan el camino a seguir en la unidad necesaria contra la violencia
machista. Existe una comprensión cada vez mayor de que el causante de los males
que aquejan al conjunto de la clase trabajadora, así como de la opresión de
mujeres, inmigrantes, colectivo LGBTI, o jóvenes, es el sistema capitalista en
que vivimos y de que es necesario luchar unidas y unidos para enfrentarlo y
derribarlo.
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