domingo, 20 de noviembre de 2016

"VIENTOS DEL NORTE"

"VIENTOS DEL NORTE"
POR: EDUARDO SANGUINETTI,
FILÓSOFO
El pensamiento que debería sentar reales, hoy, en este tercer milenio, como un nuevo ideal de vida en libertad y verdad no confía en la representación política, pues considera la cesión del poder como una invitación al abuso.
En el “espectáculo electoral” de Estados Unidos ha quedado demostrado que la incertidumbre creció y la impostura se ha instalado, en noticias y rumores mediático-faranduleros; políticos-judiciales que, sin éxito, pretendieron construir una historia fabulada de la realidad, ignorada por el pueblo estadounidense, en el instante de elegir a su presidente.
Es bien conocido el “malestar de la legítima inteligencia” ante el estado de las cosas, sobre todo en el escenario en que se debaten las diferentes representaciones de la “realidad”… La simulación del simulacro, de la farsa electoralista, despierta en la legítima inteligencia un estado de repulsión y hartazgo muy difícil de disimular, pues la “voluntad de verdad”, tan subestimada y devaluada en el mercadeo de la libertad negociada a cualquier precio, se encuentra exiliada de este tiempo y espacio.
En toda esta trama de traiciones veladas, de artificios instalados para esconder la trampa, se manipula el estado de ¿derecho? paquidérmico, al universalizar soluciones a problemas endémicos, a modo de consuelo de un pueblo con beneficios de limosna, o ¿soborno? Se sepulta así, el sentido de democracia y se elimina su destino.
No pretendo construir una escritura del dolor y la rebeldía, tampoco volverme profesional del desdén, de la suficiencia, del exilio interior “ni de nada”, simplemente pertenezco a este tiempo, aun no adhiriendo a él… disconforme, batallador como constante actitud ética y estética, en mi ser y estar.
Es apasionante, vale la pena y le da un sentido a la vida, sobre todo en un presente crítico que exige reflexionar sobre nosotros mismos y nuestras circunstancias, para luego actuar de manera decisiva, con un discurso directo, sin dobleces, denunciando el teatro “bufo” del cual somos espectadores.
Por supuesto me refiero a la fauna de opinólogos de todo tipo: presidentes, ex-presidentes, periodistas funcionales a la Reserva Federal, fabuladores rentados, etc., que se han manifestado en estado de enojo, histeria, desazón, devenidos en la inocultable pauta de estar asimilados a sus intereses, devenidos de pactos con la gestión de Obama, respecto a las elecciones, en las que Donald Trump, consiguió llegar a la Presidencia de Estados Unidos, a pesar de todos los pronósticos desfavorables para el candidato republicano.
Afirmo, sin dudarlo, que ningún periodista o informador “especializado”, hoy, en el mundo, desde ninguna columna de opinión tiene los cojones de centrarse en las razones, muy puntuales, por las que este empresario ha ganado dichas elecciones.
Intentar abordar un debate acerca de lo acontecido en la elección que dio como triunfador a Donald Trump, tan brutal en la imposición de una realidad al margen de la verdad rumoreada en los medios monopólicos de información, no es tarea fácil, pues debería ir al origen del poder mediático, aquel que nos manipula desde las mentiras de ninguna verdad y que impone criterio, al menos hasta esta elección, donde el “final de fiesta”, se ha celebrado sin presencia mediática… los medios monopólicos del mundo, no pudieron esconder su desencanto, ante lo acontecido: nos agrade o no.
No puedo dejar de manifestar, como ejemplo, la torpeza del presidente Macri al manifestarse, como es costumbre, fabulando, antes de las elecciones, realidades obstinadas, de encuentros-desencuentros, con Donald Trump, bastante apartadas de la verdad, según fuentes de medios de época y personas presentes en las negociaciones abortadas en New York hace tres décadas con el presidente electo, en las cuales el relato histórico está divorciado del que rumorea, metaforizando Macri, “yo compartí millones de horas con él”, “está chiflado” Trump (Macri dixit Infobae), en entrevista otorgada a una tal Canosa, hace un tiempo, en medio afín al gobierno del “presidente zen-casual”.
“El Mauricio original hubiera respaldado enfáticamente la candidatura de Trump y hasta se hubiese entusiasmado con sus exabruptos” (Silvia Mercado, Infobae dixit, 13 de noviembre de 2016)… hasta hoy, creo ningún informante del aparato que blinda a Macri ha intentado desmentir estos dichos y explicar cuántos Mauricios existen. Según medios, la desesperación del presidente offshore en intentar comunicarse de manera urgente (dicen que lo ha conseguido) con el empresario devenido en presidente de Estados Unidos, para intentar justificar lo “justificable”, ante la torpeza de haber apostado a la candidata demócrata, Hillary Clinton y haberse manifestado de manera tan ligera, acerca de su ¿amigo?, marcaron pautas de comportamiento compulsivo, y con algunos aditamentos de diversas patologías inocultables; mientras tanto, para aligerar su impaciencia, lleva a cabo la creación de huertas en la terraza de la Casa Rosada y continúa con sus sesiones de terapia con el psicoanalista Jorge Ahumada, a quien ve desde hace 25 años (Silvia Mercado Infobae dixit), emulando heroicamente a Woody Allen en su carrera, para despejar sombras, de ser un pedazo de atmósfera.
Poseídos por la obsesión del poder, sin rumbo adonde dirigirse, presidentes como Macri, en un marco dantesco, en el que la ficción y la comedia dramática toman perfiles nítidos, de narcisos e incapacidades, degradan en actos, un nuevo paradigma se ha instalado en este sistema, donde los individuos, son espectadores pasivos del acontecer de su vida, el principal cambio que ha ocurrido en estos años fue “el rapto de la realidad”… ¿les cabe alguna duda?
Presidentes al servicio de la desmesura y el paroxismo, que intentan imponer algún tipo de legalidad a lo indecible… desestabilizando su entidad, ya de por sí endeble, a falta de idoneidad, en la construcción de un programa de gobierno, avenido a las prisas del tiempo que les ha tocado vivir, quedando desposeídos de autoridad y tornándose, estos funcionarios, en sujetos desencajados del milenio que transitamos.
Afirmo que sin una confianza en el individuo, no tiene absolutamente ningún sentido hablar de autonomía y de libre albedrío. El nuevo ideal de comunidad se funda sobre el concepto de que el individuo posee una reserva que es irreductible a los ordenamientos sociales del poder tradicional. Pero si no se tiene confianza en una reserva en el ámbito del sujeto que constituye la fuente del cambio, ¿cómo devendrá el cambio?
Lo soporto todo: dolor, derrotas, exilio, censura, hambre, pero algo que no llego a asimilar es la cobardía, la mentira, la hipocresía y la corrupción… Ah! ¡Y la traición!… tan replicada por los que no mantienen un sentido y no soportan ser destino… delicado equilibrio, el que debemos mantener, a pesar de todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario