CUMBRES ESCRITAS
DE LA IMAGINACIÓN
ESCRITO POR IÑAKI URDANIBIA
Un
recomendable libro que es una invitación a la lectura y una guía inestimable
para ella.
Quizá
no estén todos los que son, o se puedan considerar como tales, pero desde luego
sí que son todos los que están. Sesenta obras de la literatura presentadas por un escritor, y dinamizador de iniciativas
culturales , Kenneth Rexroth ( 1905-1982),
que fue un hombre comprometido ,
en distintos grupos de filiación libertaria, que luchó en pro de los
derechos civiles, que objetó al ejército con ocasión de la segunda guerra
mundial, y que se movió por los lares creativos de la generación beat; la
variedad de registros en el campo de la
escritura ( poesía, ensayos, teatro…) y su frecuentación-como queda señalado-
de los ambientes de la beat generación es quizá lo que más renombre le supuso
más allá de las fronteras de su país. Dentro de esta variedad de la que hablo
no se ha de olvidar su dedicación a la crítica literaria, que es debida a la
cual le traigo a esta página ( Kenneth Rexroth,
<< Cita con los clásicos >>. Pepitas de calabaza, 2014).
Definía
así Ítalo Calvino los clásicos :
<< pasa el tiempo sobre ellos mas siguen manteniendo su actualidad, su
pertinencia de cara a una lectura del presente; “ un clásico es un libro que
nunca termina de decir lo que tiene que decir “. Los clásicos son esos libros
de los cuales se suele oír decir: “estoy releyendo” y nunca “estoy leyendo”
>>. Realmente, y como ya he señalado de entrada, los sesenta libros que
nos son presentados en el volumen que
ahora se publica merecen tal calificación. Desde el << Poema de Gilgamesh
>> hasta Chéjov abarcan las críticas que el autor publicó originalmente
en Saturday Review. El libro no tiene
desperdicio y puede, y debe, convertirse en una brújula de lecturas siempre a
mano, y ello por las obras de las que se habla ( me limitaré a nombrar algunos
de los autores de las obras: Homero, Platón, Lucrecio, Marco Aurelio, Murasaki,
Tomás Moro, Montaigne, Shakespear-por partida doble- , Cervantes, Stendhal,
Flaubert, Baudelaire, Rimbaud, Marx, Dostoievski, Mark Twain , y…me dejo un
montón), sin obviar la sagacidad con que se hace, lo que supone que este libro
sobre los clásicos se convierta por obra y gracia de lo mentado en un verdadero
clásico.
La
vida es trágica, y es la tensión en que se juega tal partida, en donde surge la
literatura, no como supuesto recetario en el que buscar la solución a nuestros
problemas, ni los del momento en el fueron escritas ( aunque entre algunas de
las incluidas sí que se presentan caminos hacia la armonía; y pienso en Platón,
Moro, Maquiavelo o Marx), mas sí como arquetipos que sirven, mutatis mutandis,
como espejo de las vidas de los lectores: entre la risa y el llanto, por no
recurrir a la figura del balanceo schopenhaueriano que reducía la existencia a
un continuo péndulo entre el dolor y el aburrimiento, ni a la del valle de
lágrimas cristiano.
No
es el menor de los méritos de las críticas de Rexroth, el recurso al lenguaje
llano, que no quiere decir desde luego simplón, que facilita la lectura y que
nos hace acceder a los libros visitados en mejores condiciones y con algunos
rasgos señalados que resultan de franco interés orientativo, al tiempo que
abren caminos hacia otras obras y horizontes de ideas, pues- y no es tampoco
mérito insignificante de los textos- las relaciones son señaladas por Kenneth
Rexroth con una naturalidad y con una sagacidad que le honran y que hacen las
seguras delicias de un lector que se precie. Lo he señalado de pasada, pero el
asunto merece mención aparte: la capacidad de relacionar autores y pensamientos
de muy distintos horizontes ( los cuatro puntos cardinales) con una naturalidad
que puede sorprender al lector, abriéndole a familiaridades insospechadas y ,
en apariencia, abismalmente alejadas.
Un
recorrido por la historia de la humanidad a través de unos textos que dejan ver
los modos de pensar, de soñar, de viajar y de creer, y que nos muestran algunas
constantes que acompañan a los humanos desde el momento en que empezaron a
serlo y a dejar constancia escrita de todo ello; así el amor, el odio, la
venganza, la violencia, la amistad, la búsqueda de la felicidad o de
explicaciones que calmasen el desasosiego ante lo desconocido e inexplicable,
adoptan carta de naturaleza en las páginas de la obra.
Un
necesario libro que es una tentadora invitación a la lectura( mejor cabría
decir: a las lecturas ), que con su
compañía resultará más fructífera.
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