“La relación
política, una experiencia emocional”
EDUARDO SANGUINETTI, FILOSOFO Y
POETA
Destruir hoy en día una trayectoria es demasiado
simple, como también inventarla. No hay lugar para la comprobación cierta de
nada en el universo de la web, que ha adquirido en estos años carácter de clero
secular, en el que se juzga, se sentencia, se crea una realidad, que muchas
veces no responde a la que en directo vivimos.
No olvidemos
que la vida en Internet es, insisto, virtual y las palabras y sentimientos que
construyen los vasos comunicantes que hacen que una sociedad viva en libertad
no se encuentran en algo práctico, manipulador y artificioso como lo es la
comunicación a través de las pistas de información en las que el mensaje muchas
veces es anacrónico con el medio que lo emite.
Un renovado
interés por las percepciones, intuiciones y sentimientos, como elementos
centrales de la comunicación política y periodística, se abren paso en nuestros
escenarios políticos más próximos, instalados entre la vanidad ideológica y la
prepotencia programática parece que empieza a cuestionarse desde dentro y desde
fuera de los espacios orgánicos.
Obsesionados en
tener la razón, en el argumento decisivo o la propuesta incomparable, asisten
incrédulos y con estupor a derrotas frente a adversarios que han hecho de la
simplicidad y del radicalismo en difusas propuestas sus bazas electorales. No
comprenden cómo sintiéndose los “mejores”, los electores no se rinden a su
oferta con el voto masivo. El orgullo herido que bloquea la autocrítica empieza
a dejar paso a la irreflexión y la bajeza.
Si dieran
espacio a la “inteligencia sensorial”, los políticos comenzarían a valorar la
gestión de los sentidos y la intuición como vehículo decisivo para generar los
sentimientos que les permitirán transmitir de manera que se perciba un
determinado mensaje en las mejores condiciones, aún sin ser legitimados en el
acto.
Hay una nueva
mirada hacia la importancia de la comunicación no verbal (gestos, movimientos,
tono, detalles…), responsable determinante de la percepción pública.
Ya no se juzga
a los políticos solamente por sus palabras y sus promesas, sino que su aspecto
y su actitud también juegan un papel decisivo. Un gesto fuera de lugar o un
comportamiento equívoco pueden minar la confianza de los ciudadanos, ya de por
sí desgastada.
Los políticos
uruguayos no sé si han asumido, tras el resultado electoral de las
presidenciales que llevaron a José Mujica a la Presidencia de la República
Oriental del Uruguay, que no supieron cómo contrarrestar su “discurso dirigido
a los sentidos y al sentimiento” de la gente. Mujica, quizás sin saberlo, ha
seguido la estrategia de la “triangulación” formulada por Dick Morris, que
consiste en solucionar problemas que animan y que motivan a los votantes de tu adversario
con el objetivo de desmovilizar a sus bases electorales o captarlas sin perder
su apoyo.
Creo
indispensable tender puentes sensoriales y emocionales entre políticos y
ciudadanos, sin perder de vista la legitimización de las promesas de campaña. El
80% de toda comunicación entre humanos es no verbal y el 95% se realiza a
través del subconsciente.
De ahí, la
importancia de construir la relación política como una experiencia emocional
que active nuestros mecanismos internos y consiga la actitud y predisposición
necesarias para conseguir una acción concreta: la participación, el voto, la
simpatía, darán una segura “victoria electoral” de los candidatos “intuitivos”
y “sensitivos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario