la idea es
reflotar el proyecto de eduardo westerdahl y alberto sartoris de crear una
residencia para artistas y científicos de diferentes ámbitos a fin de favorecer
un espacio dedicado a fines culturales y de intercambio; un espacio donde los
residentes puedan crear, investigar, exponer y difundir su obra, al tiempo que
formar talentos intelectuales de las islas en un proceso de retroalimentación
constante.
Este
proyecto, cuyo acuerdo fue firmado en el propio Cabildo Insular de Tenerife el
16 de abril de 1964, nunca pudo llegar a buen puerto por diferentes razones. De
hecho, el propio arquitecto proyectó los edificios y la ubicación de la misma
hasta en dos ocasiones, por lo que creo que de un golpe se saldaría una deuda
histórica y se potenciaría de forma extraordinaria el presente cultural de la
isla. Y por supuesto, esto sentaría las bases para un prometedor futuro
intelectual y económico de Tenerife, dada la proyección internacional que
significaría.
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