Articulos recordatorios de
Miguel Angel Diaz Palarea
Tecleo
estas líneas preso de la tristeza, encogidos los ánimos y cargado de penas
recientes. Clarea desde el diminuto respiradero del escondite MADP–240952. Son
las 8,45 horas del día 4 de agosto de 2056. Escuece en la nariz la acidez
oleaginosa que cagan las refinerías repartidas por toda la costa. El olor acre
se hace sentir especialmente en aquella zona baja, situada en las proximidades
de las torres crematorias de gases, que ni siquiera con sus quinientos metros
de altura, como prometieron sus ingenieros, impiden la contaminación.
Artilugios avalados por la CCE para
zonas
de interés geoestratégico colectivo que consumen el oxígeno del aire calinoso
de la ciudadela y provocan multitud de enfermedades cardiorrespiratorias. En
los arrabales donde los empleados/obreros en el complejo dormitorio, sobreviven
en los agujeros horadados en el basalto bajo el nivel del mar. Según los
informes oficiales por la escasez de terreno habitable hay que aprovechar el
subsuelo. Yo me escondo en una de aquellas ratoneras gracias a un viejo amigo
de mi padre miembro del MIECO. Tirado sobre el jergón cautiva mis pupilas la
pantalla líquida del televisor, ante la noticia contengo la respiración al
escuchar el parte oficial leído por la locutora del telediario matinal:
–El
Equipo aéreo transportado de las fuerzas antiterroristas han descabezado un
grupo independentista del peligroso MIECO, han puesto en funcionamiento su
GESTAPO particular. Han muerto doce integrantes del comando terrorista y ha
sido detenido un número igual; se busca a unos pocos que lograron escapar al
cerco diseñado al efecto. Felicitamos a las fuerzas del orden por haber
impedido una vez más que explosionaran sus bombas en el oleoducto sito en el
mismo corazón de nuestra querida Ciudad de Santa Cruz de Tenerife, ya lo han
intentado en el Complejo de Granadilla, pero los servicios de seguridad de
EE.UU. que disponen en la zona de una base geoestratégica lo impidieron. En
otras islas se refuerzan las medidas antiterroristas contra estos indeseables.
Ya
de por sí me escuece el acento sudamericano–gusano de la locutora reclutada
entre la más rancia ultraderecha americana; para completar el espectáculo y se
observan a su espalda unas imágenes de banderas discutiendo con la ventolera,
de rayas blancas, azules y rojas que se enorgullecen de sus propietarios. Se
puede leer sobreimpreso al pie de la pequeña pantalla: “Sede Oficial de las
Naciones Unidas contra el Terrorismo”
Su
mejor arma la machacona propaganda oficial, las reiteradas mentiras
reincidentes, embustes interesados y las informaciones manipuladas que
mantienen a la población en la inopia sobre los aconteceres de su tierra.
Aderezan su arma con disculpas sobre el terrorismo. Cuando se antepone esta
palabra es síntoma del objetivo perseguido. Con la cantinela se permite borrar
del mapa, hacer desaparecer de la faz de las islas, como si de un mago de
farándula se tratase, todo derecho individual o colectivo y el refrán ojo por
ojo, diente por diente se aplica imbuido en la filosofía que quien primero da,
da dos veces. A ello se añade el lema bautizado con tanto éxito por los
israelitas “por un ojo de los nuestros, mil de ellos”; el final perseguido
consiste en amedrenta y apaga resistencias.
–¡Pobres
amigos!, Escapé por los pelos de los huevos. ¿Quién habrá sido el chivato
cabrón? ¿Quizás algún compañero torturado hasta cantar el carasol? –comprendía
la máxima de que ni siquiera la mano derecha se entere de lo que hace la
izquierda. Los sueros de la verdad y las sofisticadas técnicas de
interrogatorio nos obligaban a mantener estrictas normas de seguridad y la
utilización de células sin aparente conexión. Las expeditivas prácticas
estudiadas en Guantánamo por los EE.UU. eran el manual al uso. Pero siempre
queda la duda de si el fracaso de la operación o la redada viene de uno de los
que creemos en nuestro bando; de un topo infiltrado por nuestros enemigos; de
uno que finja estar por la causa.
–Tenemos
infiltrados hasta en las almorranas y ustedes descuidando el protocolo de
autodefensa y dándoles razones para aumentar la represión, para que nos
machaquen y destripen contra el suelo como cucarachas –me contestó un hombre de
barba cana que no paraba de fumar y, a un tiempo, usaba el ventolín de forma
compulsiva.
–¿Pero,
algo habrá que hacer? ¿No le parece, amigo?
Le
pregunté al verlo tan negativo y poco comprensivo con los detenidos por los
servicios secretos.
–Claro
que tenemos que defendernos, pero todo a su tiempo, no comprendes ¡Cojones!
¡Rediós! Que esos hijos de puta hacen la vista gorda de la toma de las Islas
Canarias, que ya está todo pactado en la metrópolis; el colmo ha sido el
bombardeo con los penúltimos avances del yanqui. Fue un escarmiento, un “aviso
a navegantes” y la avanzadilla fue capitaneada por pilotos españoles del eje
antiterrorista procedentes de Marruecos/EE.UU. Y ustedes jugando a los
comanditos de mierda. Con sus batallitas nos colocan al borde del precipicio,
caen en sus provocaciones, nos hacen peligrar a todos y, lo que es peor,
justifican sus tropelías en el norte de África.
–¿Usted
cree lo que dice? ¡Cojones! Hábleme con el corazón. ¿Usted cree que nosotros
justificamos con nuestra lucha el que se apropien de las islas; o por el
contrario, somos nosotros los que estamos parando esta nueva conquista? ¿Acaso
pretende que al igual que hicieron los españoles con el Sahara Occidental, se
lo entreguen en bandeja y después decir, como ha sucedido ahora un siglo
después, que hay que respetar el status quo?
Me
molestó la encendida diatriba que dedicó a mis compañeros detenidos y la
carencia de la más mínima comprensión y respeto con unos patriotas canarios,
muchos de los cuales, se jugaban su propia vida en el enfrentamiento y algunos,
según decía ahora la tele oficial, la perdieron.
Pero
no me respondió, clavó las pupilas en el suelo de metal e hizo un gesto de
fastidio y, por ello y a pesar de su edad, continué con mis reproches contra el
sistema.
–Son
valientes los que han muerto y se merecen un respetito, viejo. Al menos eso le
debemos a los que se juegan sus huevos, sus ovarios, pues no quiero ser
machista por las compañeras también abatidas por el bien de toditos los
canarios. Lo fácil es lo suyo meter el rabo entre patas y a verlas venir.
Enfadado
con mis insinuaciones por fin se digno contestar;
–A
mí también me jode, me revuelve las tripas, me escalda el alma si es que la
hay, pollo, pues si bien los curas dicen que “haberla hayla”, ellos no parecen
tenerla.
Se
rascó la barba mientras no paraba de echar humo por su boca y continúo sin
dejarme la oportunidad de responder:
–Es
que no comprenden que la lucha será dolorosa y larga, que no tenemos que vender
vidas jóvenes, ni meter toda la carne en el asador; ¡ni de coña, Pollo! Ya que,
demagogo de los cojones, mezclas ovarios y huevos, debes conocer el dicho
popular de que “los huevos hay que llevarlos en distintas canastas, para que de
romperse algunos otros sobrevivan.
–Usted
no me entiende y no le contesto en su mismo tono histriónico por las canas que
luce.
Indignado
se llevó el dedo índice a los labios y, en un santiamén dejó el cigarro en la
lata de sardinas que hacía de cenicero y mirándome fijamente al rostro
permaneció mudo un instante. Ahora leía en sus ojos una profunda tristeza,
había mutado su rostro crispado y sentenció:
–¡La
lucha continúa, joven compañero! Es imperioso aumentar las cautelas y discutir
hasta la más elemental jugada, incluso la que parezca más infantil escaramuza
para con esos cabrones. Desgraciadamente nuestro objetivo de tirarlos al mar,
de que se manden a mudar a sus continentes de donde llegaron, costará sangre
sudor y lágrimas. Esos mamones disponen de un inmenso poder y, por desgracia,
han logrado infiltrarnos algunos “vendepatrias” entre nuestras filas. La lucha
durará eternamente para la escueta vida de un canario al día de hoy, será
larga, cruel y sin cuartel para nuestros hermanos, si no abrimos los ojos y el
cerebro, joven amigo. Quizás ni tú, que casi eres un niño, verás sus frutos
–dijo Juan, acariciando con un tic epiléptico su mentón barbudo y respirando
con una apnea asmática, encendió otro maldito cigarro virginio, de esos
apestosos que tenían atufada la menuda estancia donde nos hallábamos.
–Llámelo
usted como ¡coño! quiera, pero estoy cansado de ver tanta pasividad, cómo nos
escachan como cucarachas y, cuando no acaban físicamente con nosotros y nos
exterminan, nos apresan, torturan y descerebran. Eso viene sucediendo, de un
tiempo acá, todos los días Viejo. Olvida que la llegada de Marruecos es una
subida cíclica del agua en nuestras costas, se equivoca Señor, es un tsunami
que acecha o lo paramos ahora, ahorita mismo o nos hace desaparecer del mapa
como pueblo.
Me
contestó con un nuevo pero:
–Pero
es la puñetera ley de la supervivencia, unida a la autodefensa. No seas
impulsivo que nada será peor que la precipitación en este aciago momento que
nos toca padecer. Todo a su tiempo, nada contribuye la valentía absurda de los
que se autoinmolan sin una estrategia de conjunto, sin un poco de materia gris.
No hay que precipitarse, desesperar, si controlamos los tiempos precisos se
impondrá la fuerza de la razón a la razón de la fuerza.
–¡Muy
bonito!, miré usted que me gustan sus consejos. Yo creo que es cagalera
amarilla lo que demuestra su discurso. Si no está dispuesto a luchar mándese a
mudar al exilio, como muchos otros de los nuestros –le contesté molesto con la
arrogancia de persona mayor, me pareció su responsabilidad cobardía. Y su
arrogante tener la verdad de su parte, que incluso insinuaba que se daba el
trabajo de hablar con un niñato como yo; intuía que sus palabras desprendían su
perdonavidas discurso, con los mismos argumentos de mi padre que por desgracia
también fue detenido días atrás.
Agradecía
que me dieran cobijo en circunstancias peliagudas de represión ejemplarizante,
la protección de un lugar no quemado cuando tan caro está amparar a un independentista
y reconozco que se juega los cojones por mi persona. Deseo ser sincero y cada
vez más detesto sus complacientes consejos con un sistema que persigue y mata a
los nuestros–tragué aire que por poco me añusga ante la mirada ofuscada de Juan
que aguardaba mis palabras, cabreado por las insinuaciones de cobardía. Callé y
me conformé pensando que conocía a mi padre y por eso me hace el impagable
favor de esconderme.
–Capullito
cabrón, expláyate, escupe el veneno que leo en tu mirada, si te lo tragas te
intoxicas, mamón. Dejaré que desagüe la calentura. Ya hoy me has insultado
bastante con tus mariconadas e insinuaciones infundadas. Duerme algo, debes
estar molido y después hablaremos. La nakba catastrófica aún no ha llegado y si
sabemos mantener la calmar y canalizar nuestras fuerzas nunca llegará a estas
islas que todos queremos libres.
Lo
observé ofuscado retirarse renqueante. Tomó la puerta de metal, abrió, miró a
uno y otro lado y desapareció con el cigarro apagado entre sus labios violetas.
Me recosté en el jergón de esparto sobre una manta y mascaba mi cabreo
recordando penosos acontecimientos recientes que aunaba con viejos problemas
que, como decía mi padre, “a joderse toca, ¡hijo mío!” “Tiempos de las
jodiendas que nos toca sufrir hemos de aprender”. La alternativa era simplona:
o plantábamos cara o nos mandábamos a mudar de las islas, como antaño hicimos y
cómo partieron nuestros antepasados para América. Había una diferencia, en
tiempos pretéritos nos fuimos porque las islas no daban para vivir, pero ahora
precisamente era todo lo contrario, se habían convertido en la joya de la
corona por las inmensas riquezas del subsuelo y el valor geoestratégico.
Meditaba
sobre las palabras de Bene, de cuyo destino poco sé, salvo lo que acababa de
oír en el parte oficial. No sé si se encontraba entre los muertos o entre los
detenidos o, eso deseé, entre los huidos: “Con la complaciente administración
española y sus acólitos arribaron a las islas con la bendición de nuestras
autoridades y grupos de presión angloamericanos. No se atuvieron a las
denuncias de algunos a los que calificaron de inmediato de independentistas
próximos al integrismo aunque no bajo héjira de Alá, sino la del Dios Católico,
nos apodaban Cristianos integristas los marroquí en su prensa oficial. Lo que
hizo saltar la chispa de la sospecha fue la rapidez con la que su limpiaculos
pro marroquíes alabaron los logros en el Magreb por la monarquía alauita; su
rey nos ha llamado, como una maldición, “hermanos”, para apostillar y
calificarnos de sus “amados súbditos”. España y sus gobiernos ya no querían a
Canarias y la ayuda que prometieron la olvidaron tras la venta. Qué importa que
en Canarias sea calificado de socialista, comunista. Eran la misma mierda como
se encargaba de denunciar Dipar. Se califiquen de socialistas, coalición de
izquierdas o de derecha pura y dura, han vendido las islas y sus aguas a cambio
de participar en la tarta del petróleo y del nuevo reparto del Continente
Africano donde, bajo la excusa del desarrollo, han plantado, de nuevo, a sus
multinacionales globalizantes. Son un secreto a voces los acuerdos de Repsol y
la British Petroleum y las norteamericanas Cheyron y Conoco-Philips. Ahora
tienen una disculpa y sólo se habla de Canarias, como plataforma para llevar
una vida mejor al tercer mundo negro, quizás al cuarto, al quinto; ¡qué leches!
el puesto que ellos quieran darle para justificar sus tropelías de su
neocolonialismo; todos compiten por sus personales e intransferibles intereses,
el gigante francés, el británico, el alemán, el europeo, el asiático se
reparten el continente. Ya disponen del cupo de inmigrantes que les hagan los
trabajos que no desean sus naturales”.
Recordé
las palabras de mi padre, mientras le detenían y sacaban a empujones y
culatazos, sólo unos instantes antes habíamos sostenido una agria discusión
sobre la lucha contra el invasor que sólo era invisible para los ciegos u
oportunistas de turno:
–Ya
soy viejo para que un niñato me hable de lucha por la independencia de las
islas cuando sin la protección de España seríamos pasto de las apetencias de
Marruecos, ¡hijo! Con las manos esposadas, camino del vehículo del ejército,
sus ojos encorajinados por el trato recibido me miró para que callara. Me
suplicó con sus cejas entornadas que lo detuvieran a él era suficiente. Me
contuve, tenía razón, nada podía contra sus armas especiales y aunque, en
ocasiones, me arrepiento de no responder a los matones que se lo llevaron
aduciendo una orden judicial; pero fue práctico. Y comprendió tarde, sobre su
cuerpo conformista, pero por fin entendió las razones que llevaban mis palabras
en la acalorada bravata de apenas unos segundos antes.
Muchos
compañeros han sido detenidos bajo la acusación de peligrosos terroristas, de
miembros del Movimiento; quizás sea la última vez que pueda protestar antes de
mi captura. Como a muchos han puesto precio a mi cabeza y a la de mis próximos,
la de quienes hemos permanecido en las islas para defenderlas, sufrimos en
nuestros morros la represión consciente de que su mejor estrategia consiste en
exterminarnos, aplastarnos como se despanzurra una cucaracha sobre la acera o
una pulga, un piojo entre las uñas. Se ha abierto la caza de los calificados,
sin recato, por los poderosos medios de presión de los lobbies asentados en
Canarias de “terrorismo independentista” “soberanistas”, término al uso.
Maldigo
al invasor y me saltan las lágrimas cuando pienso en el tétrico futuro de los
nuestros y de nuestra tierra y recursos naturales: Petróleo y plataforma de
expolio del continente negro, como la autopista que uniría Fuerteventura
directamente con el continente, en un principio se dijo que para el transporte
del petróleo, el gas y otros minerales, luego supimos que de transito a las
islas, por donde pretendían llegar a diario sus carros de guerra. El turismo se
ha trasladado de las islas a las costas del continente próximo. Incluso el
color del mar en nuestro archipiélago ha cambiado: escasea el azul y sobra el
verde. El aumento de aportes de fósforo y nitrógeno en sus aguas ha estimulado
el crecimiento de algas costeras, cuyo oxígeno consumen al descomponerse hasta
asfixiar la fauna marina creando zonas muertas que se expanden por la
plataforma costera; el deterioro es global debido al desorbitado vertido al mar
de materia orgánica y nutrientes. Montones de basura se acumulan en las
profundidades, plásticos flotando y suciedad contaminante recubren nuestras
otrora famosas playas, las que fueron el principal reclamo para turistas; los
desperdicios e inmundicias humanas son traídos por los caprichos de las
corrientes y el viento. La acidificación de las aguas costeras por el CO2 ha
maltratado nuestro ecosistema marino; si no fue suficiente con los muelles de
avituallamiento de Granadilla y otros en las distintas islas, sobre todo en las
orientales se sumaron los oleoductos y complejos petroquímicos y el crecimiento
desmedido de la población han empeorado el ya desastroso panorama. La poca
agricultura ha desaparecido, apenas queda un poco de subsistencia en Las
Alturas, casi todo llega a las islas de afuera y, ahora, la táctica para sus
antiguos propietarios que han marchado para el continente, es reconvertir los
viejos hoteles en complejos para los agregados militares que han plantado aquí
su cuartel general de gendarmes de su boyante negocio e ingentes cantidades de
mano de obra que trabaje en sus complejos petroquímicos. Nuestros hombres de
negocios han cambiado de finca y propietario, pues quien no la cuida “le ponen
medianero” y ahora destrozan, como antes depredaran el archipiélago, todo lugar
donde alcanzan sus negocietes; las migajas que les dejan las multinacionales
aparentemente asociadas a sus mismos intereses. El paro ha aumentando entre los
nacidos en la isla, creciendo la insatisfacción de nuestros hombres y mujeres
peor preparados que tienen que inmigrar, camino de donde llegaban los parias
buscando mejor vida, la ruta se ha invertido; ahora los cayucos y pateras han
modificado su ruta. De donde venían van y a donde ahora van, antes venían.
Los
comités de defensa de las Islas, organizados en el MIECO han sido desbaratados
en su mayoría; no sólo se nos tortura y aplican las técnicas estudiadas en
Guantánamo, el Líbano, Palestina, Nigeria, Libia, Afganistán, el Aaiún, etc.
sino que se nos desprestigia, a la orden de que el mejor independentistas es el
muerto o el descerebrado, después de practicarle las nuevas técnicas de chupada
de cerebro. ¿De quién fiarse?, estábamos infiltrados hasta la médula. Sin
embargo aún lograron organizar las defensas unos pocos en grupos reducidos que
se reunían con todo tipo de precauciones, siguiendo un rosario de controles y
llevando a raja tabla un protocolo no escrito pero estricto. Una pena inmensa
me hace apretar las mandíbulas y tragarme la saliva ácida, espesa que me anega
en la garganta.
¡Pobres
islas!, ¡desgraciada de nuestra gente! Paga el precio del no habernos preparado
para las plagas que devastan nuestra sociedad, nos inundan de todo tipo de
drogas, la juventud adicta a las variopintas porquerías de diseño, ajenos a los
problemas que le rodean, presos de la dejadez oficial que ya ha dicho su última
palabra sobre nuestro futuro; los medios de comunicación en manos de los que nos
invaden, ultraderecha sudamericana, yanquis, marroquíes y las autoridades
sumidas en el letargo de los sobres y prebendas que los actuales amos dejan
caer de sus mesas de opulencia. Ahora, católicos e islamistas metidos en
contiendas religiosas traídas y fomentadas desde la elite dominante, que nos
enfrasca en patéticas disquisiciones sobre qué Dios es más poderoso, ya sea Alá
con sus profetas o Jesús con sus clérigos contrarios al aborto, al matrimonio
gay, pero ciegos ante la guerra y la tortura: qué si la reconquista de los
viejos reyes católicos, que si el wafq islámico nos amenaza, que si el
integrismo católico es más peligroso. Mientras tanto las obras sociales se han
dejando en una rampante pléyade de ONG más pendientes de buscar subvenciones que
servir a los intereses del pueblo.
Divide
e imperas ya decía el emperador romano cuando dominaba el mundo conocido y
siempre ha dado resultados para el que conquista
Febrero
2010
La única forma de neutralizar el consabido resultado es a base de fuerza de Comunicación por parte de todos y cada uno de los partidos minoritarios a sus afiliados y simpatizantes para hacer ver la realidad de nuestro injusto y antidemocrático Sistema Electoral, además de informarles de nuestro programa a elaborar, así como nuestros proyectos innovadores a dilucidar, logrando así que a la hora de decidir el voto, se haya logrado un mensaje "boca a boca" y contemos con una mayoría que se decante por votar Alianza Electoral Canaria ALECAN
ResponderEliminarSi alguno de los dirigentes o afiliados de algún partido minoritario tiene alguna duda con respecto a éste proyecto, y la conveniencia de llevarlo a cabo, no tengan ningún problema en comentarlo con D.Prem Budhrani que es el gerente de la empresa Promox, Coordinadora de Comunicación de ALECAN.al que podrán localizar facilmente en los siguientes teléfonos :828 244 445- 620 765 328 o envíenle un e-mail a: alecan2015@promox.es. Este señor estará encantado de reunirse en cualquier isla con las personas que le convoquen y hablar, colaborar y opinar en cualquier sugerencia que se le haga, dando su consejo según su experiencia al haber asistido a líderes de campañas políticas del Reino Unido y estando al dia en las fórmulas de marketing más eficientes para llevar a cabo con éxito campañas políticas de rango internacional.
Para terminar, nos queda el consuelo de que nada es para siempre aunque ya va siendo hora de que cambien las cosas en Canarias para el progreso y bienestar de las futuras generaciones.Se lo merecen...