Guillermina
Casanova Báez
(Doctora
en Historia del Arte
y
licenciada en Teología)
Cuando Francisco Javier
me comentó que iba a escribir este ensayo sobre los litófonos, la verdad que me
quedé sorprendida, yo sabía que él siempre está caminando por esos lugares
apartados de la isla y que le gusta mucho recopilar historias de interés
etnográfico y especialmente sobre los guanches, pero no pensé que fuera a
escribir sobre este tema tan poco conocido. Él es una persona muy curiosa y
ávido de conocimientos que poco a poco se ha ido formando de forma autodidacta
como investigador, recopilando a través del tiempo muchísimas historias y
tradiciones que ha ido rescatando y dando a conocer en sus programas y
colaboraciones en la radio y en otros medios de prensa escrita
El tema de los litófonos
es un aspecto muy poco estudiado por la arqueología, ya que requiere para su
comprensión de otros estudios paralelos de tipo musical y acústico, aunque se
sabe desde hace décadas que en las islas existen diferentes yacimientos que por
sus características, morfología y tradiciones orales asociadas en muchos casos,
eran destinados para tal fin. Aunque el autor les explicará a continuación con
más detalle, les puedo adelantar que estamos ante el instrumento musical más
antiguo conocido por el hombre
Los litófonos
de Canarias suelen estar a su vez asociados a otro tipo de yacimientos, como
son grabados rupestres y estaciones de canalillos y cazoletas que evidencian su
uso por parte de los indígenas canarios en época pre-hispánica, aunque es
difícil determinar si se utilizaban solamente para producir música o además
servían para dar aviso de determinados acontecimientos, o con sentido ritual.
Lo más probable es que su función fuera múltiple, aprovechando las
excepcionales condiciones de sonoridad elegidas en estos emplazamientos.
El propio autor
me ha comentado que, a raíz de lo que ha investigado para la elaboración de
este trabajo y el hecho de haber contactado y cambiado impresiones con otros
investigadores de fuera de Canarias sobre este tema, le han hecho comprender
que la importancia de los litófonos de Canarias, no es tanto la evidencia
física de que las piedras sonoras existan realmente en el lugar que la
tradición o que la toponimia señalan, sino la acústica del lugar elegido para
su emplazamiento. De hecho muchos de los litófonos que no fueron incluidos en
este trabajo por no hallarse tales evidencias, tienen su verdadero interés en
el propio lugar en sí, y en el detalle de la importancia que los guanches
otorgaban a la observación de la naturaleza y los fenómenos ambientales.
Existe fuera de
Canarias una nueva rama de investigación, a medio camino entre la Física y la
Arqueología, que estudia las condiciones acústicas asociadas a numerosos
yacimientos arqueológicos de interés mundial. Me refiero a la Arqueoacústica,
que consiste en el estudio de las particularidades acústicas asociadas a dichos
yacimientos por medio de complejos sistemas de medición. Esta nueva ciencia ha
determinado que no son simple casualidad los extraños ecos que se producen
delante de importantes monumentos megalíticos o construcciones como la pirámide
de Cuculcán, en la ciudad Maya de Chichen Itzá, donde al dar una palmada el eco
reproduce un sonido que asemeja el canto de un Qetzal, que es un ave que para
los Mayas representaba la fuerza. Según este estudio, algunos detalles del
diseño arquitectónico de la pirámide fueron construidos a propósito para
producir dicho efecto. En Canarias, desgraciadamente, no tenemos monumentos
prehispánicos de tal envergadura, aunque por lo que expone el autor en esta
obra comprobamos que los indígenas canarios, a pesar de sus limitaciones
materiales para la construcción de monumentos de gran envergadura, si que se
preocupaban de buscar en nuestra abrupta geografía estos lugares dotados de una
acústica excepcional donde hacer sonar sus litófonos.
El método de
trabajo empleado por Francisco Javier García en este estudio consiste en seguir
las pistas que otros investigadores han sugerido anteriormente sobre la posible
alusión que determinados topónimos como “campana”, “Campanario”, etc., nos
hacen del emplazamiento de los litófonos. Esto unido a las tradiciones orales
que el autor ha ido recogiendo durante años y el perfecto conocimiento de
nuestra orografía y de la utilización de mapas y sistemas gps por su condición
de senderista y montañero desde la juventud, han facilitado el descubrimiento
de siete (7) nuevos yacimientos que cumplen todas las características para ser
considerados como litófonos, usados tanto por los guanches como por sus
descendientes en época histórica. Dichos emplazamientos están avalados no solo
por la toponimia, sino por yacimientos arqueológicos asociados, como grabados
rupestres y tradiciones orales sobre su utilización hasta épocas relativamente
recientes. Esto es solo un pequeño porcentaje de los litófonos que la isla de
Tenerife podría albergar a tenor de los datos de toponimia y de las formaciones
rocosas de tipo fonolita, de considerable sonoridad, existentes en la misma,
según asegura el autor. De hecho, después de haber sido publicado este libro se
han producido nuevos descubrimientos, tanto por parte de Francisco como de
otras personas que a raíz de este trabajo se han interesado por el tema.
Pienso que de
forma inteligente, el autor ha desarrollado este ensayo desde el punto de vista
del explorador que localiza los yacimientos y los describe en un lenguaje
comprensible para cualquier persona, dejando los tecnicismos y el estudio en
profundidad para futuros investigadores que se interesen en realizar dichos
estudios bajo la óptica de diferentes disciplinas como la Arqueología o el sonido
y la Música, quedando, según sus palabras, a entera disposición para colaborar
con cualquier investigador acreditado que desee ampliar el escaso conocimiento
que se tiene sobre este tema, que por el amplio volumen de yacimientos ambos
creemos que adolecen de un estudio en profundidad.
En las últimas
semanas nos hemos visto sorprendidos por interesantes noticias que dan fe una
vez más la compleja organización político, social y religiosa, así como el
dominio de los guanches en materias tan complejas como la astronomía, con
yacimientos que evidencian orientaciones estelares y representaciones de las
mismas en los más diversos objetos de su cultura material. Pienso que este
trabajo que presentamos hoy aquí representa igualmente una apuesta decidida
hacia la comprensión de los más diversos aspectos de la vida y cultura de
nuestros antepasados.
Le deseo mucho
éxito a Francisco Javier con este nuevo trabajo y espero que se anime a seguir
investigando y compartiéndolo con todos nosotros.
Muchas gracias.
28 – 2 - 2013
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