UN HOMENAJE DE GATO GÓTICO A EL
HADJI AMADOU NDOYE
Amadou Ndoye y Gato Gótico en su casa de Dakar
ESTUDIOS
SOBRE NARRATIVA CANARIA
de El
Hadji Amadou Ndoye
Por
Roberto Cabrera
Hace
unos meses suscitó diversos comentarios en la prensa canaria este libro del
intelectual senegalés Amadou Ndoye. Leyendo algunas reseñas se incide en lo
insólito de este estudio exhaustivo que ha llevado a cabo durante los últimos
lustros de forma constante el recientemente doctorado por su tesis "la
novela canaria de los 70", el profesor africano Amadou Ndoye.
Ha
sido la paciente labor de este metódico y cartesiano analista certero de
nuestra realidad cultural la que ahora arroja este fruto maduro cuya edición
aparece ya agotada a los pocos meses de su eclosión.
Construir
unos universales a partir de experiencias y aportaciones singulares y concretas
como parecen ser las novelas de cuatro narradores canarios, para la narrativa
en particular y para la literatura en general no es tarea fácil. Pero en la
humildad Amadou Ndoye ha encontrado la llave con la que abrir las herrumbrosas
galgas del viejo caserón de nuestra identidad. En el amor, también, por una
tierra que él ha hecho suya, y que siente y conoce en la voz de nuestros
poetas. Hablar a través del hombre insular, del hombre sojuzgado, amordazado y
extranjero de su propia realidad, es este y no otro el mensaje identitario de
la obra de Amadou Ndoye.
En
el trabajo periodístico de José Almeida "galería de canariólogos", se
vierten opiniones que alentaron o desencadenaron el interés de nuestro autor
por la narrativa canaria " Canarias ha sido tradicionalmente una tierra de
poetas, de muy buenos poetas como Tomás Morales, Saulo Torón, Alonso Quesada,
Agustín Millares Sall, etc. aunque yo creo que también ha habido narradores que
no se han valorado lo suficiente..." y cita a Ángel Guerra, Benito Pérez
Armas o Francisco Pimentel. Añade unas causas a esa prevalencia del discurso
poético: " no se valoraba bastante la narrativa incluso por motivos
editoriales ya que era más fácil editar una colección de poemas que editar una
novela..."
Cifra
Amadou en los años 70 la fecha en la que comienza a pensarse en una buena
narrativa en las islas. Y añade que hay que estar atentos porque pueden surgir
textos bastante interesantes.
El
presente libro cuando aún era proyecto editorial es analizado por Ndoye así:
"me he ceñido a un aspecto concreto de cuatro novelas de cuatro escritores
canarios. Por ejemplo, me he interesado por la conducta del canario en la
reveladora novela "Nos dejaron el Muerto" de Víctor Ramírez.; me he
interesado también por los símbolos y la poesía que aparecen en "El
Camarote de la Memoria" de Agustín Díaz Pacheco; me he interesado por el
tema del Descubrimiento en la novela de J.J. Armas Marcelo "Las Naves
Quemadas" y por último me he detenido en "Faycán", de Víctor
Doreste, que a mi modo de ver encierra lecciones que todavía son válidas para
las Canarias en los años 90, aunque este texto se haya escrito en 1944..."
En
estas líneas muestra nuestro autor la futura estructura que tomará el libro
actual.
Amadou
Ndoye investido con collares de guijarros de interminables mareas del Oeste
africano, intérprete de cábalas y teorías del número, se propone empujarnos al
exorcismo, de nuestras engastadas limitaciones caracterológicas insulanas. Y
así cada obra de la narrativa canaria deberá ser vista como un punto de ruptura
para dejar atrás un pasado e inventar en él un futuro imaginario, una
configuración sustraída al tiempo.
El
narrador canario y sus fantasmas
Canariedad
y Negritud ha titulado Alfonso O´Shanahan la introducción a estos estudios. Se
pregunta que "por qué un africano senegalés, por más señas, se interesa
específicamente por esos años, (los 70) yo creo que es porque en ese tiempo
emerge la conciencia africana de las islas de mano de dos procesos
descolonizadores (Guinea Ecuatorial y Sáhara Occidental, cita), al tiempo que
sucede una explosión de libertad popular (El "Manifiesto de El Hierro está
datado en 1976)". Nosotros añadiremos que fueron los años de una auténtica
"insurrección popular". Creo que se pedía "más amor y menos
colonialismo" en una acertada frase del pintor tinerfeño Maximiliano
Benítez.
Amadou
Ndoye, cita O´Shanahan, es "nueva estirpe de hispanistas, surgido al calor
del Departamento de Español de la Universidad de Dakar, en el que un canario,
Juan Manuel González Martel, dejó su semilla, supongo que tras maravillarse
(...) que hacia el Sur, existe un universo fabuloso que ignoramos, el mundo del
África Negra"
Así
erige a Ndoye y Martel en hitos de una relación que en el pasado tuvo otro
prodigioso encuentro, el que se produjo entre nuestro poeta García Cabrera y
Leopold Shengor. Termina nuestro prologuista con un dibujo de la inconveniencia
de la ignorancia mutua entre dos pueblos que comparten común espacio en la
fachada atlántica. Destacando la audacia que supone el paso dado por Amadou
sentándose entre nosotros para ocupar un sitio vacío.
FAYCÁN,
EL CAMAROTE DE LA MEMORIA, NOS DEJARON EL MUERTO y LAS NAVES QUEMADAS
Siguiendo
esta vertebración que ha escogido Amadou para su libro crítico, el autor ha
hecho aparecer tras los encabezados capitulares una serie de citas conductoras.
Faulkner, Leandro Perdomo anteceden a lo que Amadou titula "el viaje de
retorno al rompecabezas de la identidad canaria". Del amplio estudio
señalaré los fragmentos que más han llamado mi atención. Así esta novela Faycán
constituye un alegato a favor de valores y viejas tradiciones, cuya lengua
acogedora de topónimos hace de faro para otear la noche del tiempo.
Los
protagonistas de Faycán son perros que viven en cuevas como lo hicieron los
guanches hasta después de la conquista. El retrato corresponde al canario
sojuzgado y desposeído, socializado e imbuido de una conciencia de esclavo. Y
"cuyas cicatrices manan más sangre que las mismas llagas". Víctor
Doreste se remonta al origen tapándose bajo el velo del cuento. No es azar,
cada máscara desempeña su papel dentro de su estrategia.
Sobre
las fuentes de oralidad en las que bebe Doreste, Amadou reflexiona sobre las
Canarias de posguerra, donde se perpetuaban las relaciones de oralidad, en un
esquema campesino, entre miembros de los grupos sociales. Confirma con ello que
algunas de estas características de estilo tienen su origen en tradiciones
orales y se han perpetuado con los tiempos. La preocupación del Victor Doreste
cuentista le parece muy africana, seguir una cronología de acontéceres.
El
que cuenta despliega varios papeles: dramaturgo, cuentista, actor; dice: La
verdad del arte adapta las situaciones a las metas que se ha fijado. Los perros
se humanizan casi como en aquella copla: ¡ que calle el hombre, que ladre el
perro!
Aprovecha
así para disertar un poco sobre el cuento, y así afirma que el cuento es un
sociograma que permite la participación de la Asamblea en su conjunto y no sólo
el protagonismo de los actores-autores. Sobre la duplicidad psicológica del
canario entre dos personalidades distintas y a veces opuestas.
La
actualidad y vigencia del texto es evidenciada por Amadou cuando nos habla de
la autenticadad y valores de autores como Víctor Doreste. Resalta la conciencia
contestataria, su lucha contra la fatalidad, denuedo por estar cerca de las
fuentes orales remotas, su conciencia de la época. Contra el desprecio cultural
la Nómina nos parece enormemente positiva en tiempos como estos en que se piden
cribas a troche moche para los nuevos narradores isleños.
El
Camarote de la Memoria de Agustín Díaz Pacheco aparece con el subtítulo de
"la historia simbólica y poética de varias marginaciones" y allí nos
son desvelados los más insospechados secretos sobre esta novela borondina
" el canario lucha contra unos enemigos invisibles, peligrosos e inasibles
cuanto que viven, respiran, duermen con su dueño (...) como decía Galdós el
hombre lleva dentro de sí mismo su propio infierno. Contradicciones e
inestabilidades le sacuden y zarandean a despecho suyo para mantenerlo fuera
del ser. Así el capitán Montelongo en la novela no dispondrá de hombres sino de
" una colección de incertidumbres, un nudo de desconfianzas". Así el
isleño como aquel protagonista, surgirá de la oscuridad y avanza sigilosamente,
sorprendiendo a sus interlocutores cuando sale a escena. A lo largo del relato
se expone que las sombras, tinieblas surgen al compás de la lectura. Todo lleva
la marca de la nocturnidad. la noche encubre lo que uno se esconde hasta a sí
mismo. Hijos de la noche, cita Amadou, los protagonistas caminan, se internan
en los meandros y recovecos de su aventura, aparentemente indolentes, sin
importarles demasiado la utilidad de sus fines; pero hay otra razón, el capitán
pensará que: "lo importante en esta travesía ha sido ir al encuentro del
temporal y capturar la luz. La altura y el abismo de la luz". Ha pensado
en el viaje del insular hacia el mundo de los "hombres libres". Los
procedimientos poéticos de que se vale Díaz Pacheco son apreciados por Amadou
como reminiscencias de la originalidad surrealista canaria. La poesía hace que
los personajes se incorporen a una realidad cósmica donde fluye una corriente
de animismo que nos permitirá proyectarnos al tiempo mítico para resucitar la
unidad perdida entre historia, personajes, fuerzas exteriores e impulsiones
íntimas. Hombre e isla abrigan el mismo sentimiento.
Ser
de la penumbra que anuncia tensiones y contradicciones que sacuden a la
sociedad, el novelista, el intelectual, tiene un ingrato e incómodo papel,
entre otros destruir mitos tranquilizadores y falsos. "Cuando el presente
contempla ignorancia y enajenación, no se puede pintar la realidad como lo
hacen los vendedores de sol, pisos y playas". Servilismos, miedos,
cobardías. Enquistados en el étnico inconsciente colectivo se hacen
consecuencias en lo cotidiano. Sumisión y Transgresión. "Entre el Miedo y
la Valentía" titula Amadou su análisis de Víctor Ramírez: es difícil
escapar del condicionamiento del miedo. Por ello el narrador alerta de que en
las llamadas islas arfortunadas "no todo el monte es orégano y que las
apariencias engañan". Ndoye hace patente que el narrador mantiene bajo su
tónica de humor los deseos de superación y justicia y por ello apoya toda
iniciativa a "sacudir la modorra" de sus conciudadanos. Luego
destacará, superada la catarsis de la intimidad, las conductas sorpresivas, el
aflojamiento de los lazos a la norma y la disciplina social. Añadiendo como
conclusión que en el getho de la marginalidad se descubre a unos hombres
atenazados por férreos correajes de una sociedad opresiva. Son sombras de la
platónica caverna que ante la luz respirarán salud e inocencia al descubrirse a
sí mismos.
La
obra de Juan Jesús Armas Marcelo "Las Naves Quemadas" mantiene el
subtítulo "una aproximación singular al tema del descubrimiento" ya
que la obra es vista por nuestro autor como una lectura parótica de la historia.
Novela de trastrueques y desajustes cronológicos, personajes entrecruzados. Así
destaca entre sus rasgos: la parodia, la irrisión y la distancia irónica.
Tratando
de acercarse aun más a J.J. Armas Marcelo, Amadou Ndoye menciona los orígenes
acomodados de antiguos terratenientes antepasados de Armas Marcelo. Su paso por
el colegio de los jesuitas y su visión del colegio como un lugar de tortura,
como "una prensa laminadora de cerebros de donde ha brotado la anemia
moral e intelectual del archipiélago". Así hace notar que Armas Marcelo ve
en su propio destino "lo que sufrieron unos canarios célebres que tuvieron
que aguantar antes de él la hostilidad e incomprensión de envidiosos y
paisanos". Así lo expresa al recordar que según el escritor reina una mentalidad
cainista en la isla y el que destaca recibe dentelladas. Si tiene que destacar
en definitiva algo especial en la literatura de este escritor será: su ludismo
literario, el ingenio verbal y la vasta cultura literaria.
El
libro como hemos enunciado, responde a un objetivo didáctico. Dar a conocer una
visión de nuestra narrativa desde la perspectiva más objetiva posible. Desde el
vecino país de Senegal. Y aunque el mundo de las ideas tiene menos fronteras
que las físicas o incluso las del idioma, nosotros nos quedaremos con el valor
que supone para las letras canarias esta aportación ensayística desde el
extranjero, que sin duda ayudará a que el fenómeno de la creación y el estudio
crítico de nuestros autores aparezca en el tono de calidad y dignidad que
Amadou Ndoye ha encontrado en la literatura canaria a la que estos textos
pertenecen.
@
ROBERTO CABRERA
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