Por Anghel Morales
Siempre
se ha dicho que pueblo pequeño infierno grande, si cambiamos pueblo por isla
nos apropiamos del refrán. Cuando uno lee en EL AÑO DE LAS SECAS de Víctor
Álamo la crueldad de una sociedad a finales de los cuarenta, nos vamos dando
cuenta que en ciertas cosas poco es el camino recorrido. Alguien me dijo un día
que los herreños eramos muy hospitalarios con los forasteros, pero nos
embrocábamos con los vecinos por un metro cuadrado.
Si bien es cierto que en algunas cosas el tema de buena vecindad reinaba y la gente se ayudaba en las labores del campo y que fueron capaces de mantener los pastos comunales, cosa que en otras islas no ocurría, lo realmente cierto es que siempre los señoritos del rabo blanco a controlado la isla, primero se llevaron la capital de Las Montañetas y a partir de ahí todo se iba haciendo a su alrededor pese a que fuera el peor sitio, así ocurrió con el puerto de la Estaca, después con el Parador de Turismo o el Aeropuerto, una cadena de despropósitos que han limitado la isla y la han condenado a vivir limitada con el exterior.
Ya
hemos hablado en este blog de lo mal que se gestionó el tema del volcán, aunque
esto viniera impuesto desde de fuera y lo que podía haber resultado un efecto
llamada y un atractivo turístico se convirtió en una espantada masiva de los
visitantes de la isla, incluso de los propios herreños. Lamentable todo esto y
aún hoy, cuando un grupo de científicos tratan de sacar rentabilidad a la cosa
organizando un congreso de vulcanología, son las autoridades herreñas las que
no colaboran y miran para otro lado.
En El
Hierro poco o nada funciona, solamente la inercia de la supervivencia y la
curiosidad de unos pocos por visitar la isla. Durante las últimas décadas,
inmensas cantidades de dinero han sido asignadas para El Hierro, pero no
sabemos bien donde ha sido invertido este dinero, las cooperativas no
funcionan, están en la mas completa ruina, solamente han servido para que unos
pocos se enriquecieran, las condiciones que ponen muchas veces estas
cooperativas a los productores son abusivas y acaban por aburrir a la gente. La
ganadería es un 90 por ciento menos que en los años 60, la pesca más de lo
mismo, porque los fondos que han venido de Europa han sido dedicados a fomentar
la vagancia, a que la gente dependa del Cabildo y otras instituciones, con
contratos de trabajo temporal, la sostenibilidad de la que se habla en muchas
ocasiones resulta ser el timo de la estampita y los herreños vuelven a estar
como en el pasado, con una total dependencia del exterior y sino a morirse de
hambre.
Estos
días de ha vuelto a hablar de la aparición de momias de aborígenes, la verdad
que me indigna todo esto, cuando el patrimonio histórico artístico se ha ido
destruyendo y nunca se ha conservado, desde mi infancia en la escuela de
Guarazoca era frecuente la aparición de este tipo de cosas, pero ni se sabe
dónde están ni qué hicieron con ella, pero no solo en Guarazoca, en las Caleta
en El Julan y en tantos lugares de la isla, con lo hallado y lo que se puede
hallar daba para tener un museo de primera linea, pero no hay nada de nada, lo
que se encuentra se lo llevan y lo que queda esta mal conservado. Nunca se ha
sabido explotar debidamente lo del Meridiano Cero que un día robaron los
ingleses con el permiso de España, tampoco se explota como es debido lo de
Reserva de la Biosfera, la isla goza de una serie de acreditaciones para
promocionarse que, uno se sorprende como no esta continuamente llena de
visitantes, pero las labores de promoción son muy pueblerinas y siempre a cargo
de los amigos.
Incomprensiblemente
se creo un tercer Ayuntamiento en El Pinar, pueblo del que sale la mayor casta
política de la isla y que en las últimas décadas se reparten el poder con los
señoritos del rabo blanco de Valverde. Un municipio nefasto donde los haya,
pero los caprichos son los caprichos, se pagan caros y además, a cargo de toda
la isla. Los mal pensados -que nunca se equivocan- hablan de una especulación
urbanística sin precedentes en la zona de Tacorón, que afortunadamente se ha
visto abortada por la puñetera crisis. Detrás estaban los mismos que hicieron
todo lo que pudieron para instalar la lanzadera en El Hierro, desgraciadamente
en la isla mandan los mismos y el pueblo llano poco tiene que decir.
Cosas
buenas, por supuesto que las hay, pero alguien tiene que dar un golpe de timón
para arreglar tantas cosas malas, de lo contrario el futuro de la isla corre
peligro.
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